EL YO COMO MIEMBRO DE LA FAMILIA
jbs8Síntesis25 de Noviembre de 2014
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EL YO
Es lo que está en contacto con la realidad, viene siendo algo así como la parte consciente del ello, o una parte más exterior o la que se ha modificado por estar con la realidad. Es así, por ejemplo, que si nos encontramos en medio de un almacén comprando productos y nuestro cuerpo pide renovar energías, el ello lo notará y comenzará a mandar impulsos para comer, porque sabe que estamos rodeados de comida. El yo y el "súper yo" como se encuentran en contacto con la realidad, saben que si no pasamos antes por la caja registradora para pagar no se puede agarrar y abrir un paquete para comer, porque no está permitido. Tal es así, que el yo le envía constantemente información al ello "como tratando de hacerle entender la realidad". El yo domina la descarga de los impulsos que envía el ello.
EL YO COMO MIEMBRO DE LA FAMILIA
Para el individuo, la familia es un contexto sumamente importante de su desarrollo como adulto. La mayoría de las personas, según estudios realizados, se definen a sí mismos, sobre todo, en función de su familia. Los jóvenes se encuentran a menudo en un periodo de transición a una mayor independencia; es por eso que Lois Hoffman identifica cuatro aspectos en este proceso:
Independencia emocional: el joven irá, teniendo autonomía y, por lo tanto, necesitará cada vez menos del apoyo psicológico de sus padres.
Independencia de actitudes: El joven descubrirá actitudes, adoptará valores y creencias, que no necesariamente serán de sus padres.
Independencia funcional: Este proceso se refiere a la capacidad para adquirir solvencia económica y que el jóven sea capaz de atender los problemas cotidianos.
Independencia de conflictos: Esta se puede llegar a presentar en cualquier momento, y nos habla de la separación de la familia sin sentimientos de culpa o traición.
EL YO COMO TRABAJADOR
A menudo a los niños se les pregunta: "¿Qué te gustaría ser de grande?", y nos percatamos de que muchos de nuestros pensamientos y fantasías se relacionan en torno a esta interrogante, que nos seguimos planteando mucho después de la niñez. La respuesta que demos a esta pregunta en la vida adulta contribuye en gran medida a nuestra identidad, es decir, lo que somos y lo que no.
Aunque a menudo el trabajo define nuestro estatus, ingreso o prestigio. Define, asimismo, nuestro programa diario de actividades, los contactos sociales y las oportunidades de desarrollo personal.
Pero... ¿Qué nos ofrece el trabajo a cambio del tiempo y energía que le dedicamos?
Algunos psicológos industriales u organizacionales, señalan que, para algunas personas, el trabajo es un medio de supervivencia, para otros la oportunidad de ser creativos o productivos, ya que les ofrece un acicate y estimula su crecimiento, además de lograr su autoestima o respeto; y para otros es una adicción, su motivación gira en torno al desempeño y definen su vida en función del trabajo.
Cuando hablamos de los aspectos que llevan al adulto a decidir de qué manera tomarán el trabajo, los investigadores se preocupan por definir las características del empleo y las habilidades que posee el individuo para realizar el trabajo, con esto nos estamos refiriendo a los factores, ya sea intrínsecos o extrínsecos.
Factores Intrínsecos del trabajo: quienes se enfocan a este tipo de factores, podrían definir su trabajo en función del reto o interés, de la competencia y logros alcanzados. En pocas palabras, podemos decir que el factor intrínseco es la satisfacción que se obtiene cuando se realiza el trabajo por su propio valor. Cuando un individuo se siente motivado intrínsecamente, se compromete más con el trabajo, lo realiza mejor y tiene una mejor identidad como empleado competente.
Factores
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