EN LA DESGRACIA DEL DESTINO

EN LA DESGRACIA DEL DESTINO

“Cólera, muerte y eternidad”

Acusada de locura, Ismene responde a Creonte: “...La razón, señor, aunque haya dado en uno sus frutos, no se queda, cuando agobia la desgracia, sino que se va”. (1). Aquella aparente perdida de razón es en esta historia concebida en la profunda cólera de la injusticia, para Antígona motivada por su insepulto hermano, y en Hemon y su madre por el vacio que deja un ser amado tras su muerte, esa que es inevitable; es ella la reina y artífice de muchas tragedias, pues la muerte siempre confronta la vulnerabilidad del ser humano, los limites de su poder, el propósito de su vida y lo que sucederá después.

Es entonces la muerte quien acerca al auditorio el texto, porque todos la han sufrido o la sufrirán, y cierto es, que muchos intentan hallar una razón valida y explicable para aquel acontecimiento, respondiendo a ello como: Destino, como el de Antígona y el toda su casta; padeciendo una maldición impuesta por Baco a causa de la imprudencia de Lábdaco .En lo que connotamos mediante el coro un carácter religioso Y educador, es decir nuestras acciones nos hacen merecedores de un premio o un castigo , que esta a favor de la ley y las divinidades, haciendo un llamado a la reflexión en la vida, a alabar la magnificencia de los dioses, a no retar su poder, a admirar la naturaleza y lo que esta provee, a seguir el camino de la obediencia, a enfrentar las decisiones tomadas con firmeza , a asumir la desgracia. Ésa que parece hacerlos a todos parte de un juego, donde los mortales son fichas dispuestas para el goce de las deidades.

Las emociones que emanan de la tragedia de Antígona despiertan en el espectador la impotencia de no poder defender una mujer, que su único deseo es darle sagrada sepultura a su hermano, también aparece la compasión a causa de la desgracia que acompaña su vida, pues la muerte ya asecho a sus padres y a sus hermanos y ésta no tardo en alcanzarla la fuerza de la desgracia la despide de sus sueños y el amor de Hemon y termina por cumplir las maldiciones que la perseguían. Así envuelve al espectador en un remolino de sensaciones repentinas, fugaces, salvajes, reales, tristes, dramáticas. Es que la desgracia del destino no espera para quienes el final ya esta escrito, aunque el carácter y el valor son en la vida virtudes, algunas veces son los mismos quienes nos conducen a la muerte. pero nos dan la eterna vida en la memoria de la humanidad.

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