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El Humanismo


Enviado por   •  24 de Junio de 2014  •  2.513 Palabras (11 Páginas)  •  198 Visitas

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El Psicoanálisis y el Humanismo: enfoque introspectivo

Comparativa de los modelos

Ambos modelos han sido cuestionados posteriormente por la psicología, porque su análisis es fundamentalmente subjetivo, en el sentido de que estudian al individuo desde una perspectiva interior, en el plano emocional y afectivo, por lo tanto el resultado del análisis es también subjetivo al tratarse de estudios que no se basan en demostraciones empíricas, sino en interpretaciones del comportamiento humano.

Desde el punto de vista educativo, los dos se afianzan en que se ha de educar la personalidad además de la inteligencia, es decir, son precursores de una educación para hacer feliz a la persona. En este sentido, el Humanismo lo es de una manera más implícita y en menor grado el psicoanálisis, cuya aportación es más explícita. El Humanismo por sí mismo trata de “hacer crecer” a la persona como ser humano, mientras que el psicoanálisis enfoca su estudio desde una perspectiva patológica fundamentalmente, para derivar en una serie de teorías o generalizaciones que, en definitiva, son las que se emplean como herramienta para procurar el bienestar y la felicidad.

Son modelos completamente diferentes y, en algún momento histórico, estuvieron enfrentados, pero están juntos en el sentido introspectivo del análisis psicológico, desde la perspectiva que se da hoy en día. Hay que tener en cuenta que las corrientes, cuando se encuentran dentro del contexto de origen, no producen el mismo efecto que cuando se utilizan posteriormente junto con otras corrientes y de ellas se puede sacar el mayor provecho. Ninguno de los dos modelos aporta una única forma de ver la psicología pero ambos son muy útiles y, aunque a ciertos autores originales pudiera parecer inconcebible, son modelos complementarios. El Humanismo es una corriente más subjetiva, de forma que no está sujeta a definiciones y teorías concretas derivadas de sus estudios. Sin embargo el psicoanálisis sí ha desarrollado una serie de términos y teorías en las que se sustenta para realizar sus estudios (como por ejemplo el concepto del Yo, el Complejo de Edipo, etc.), pero estos son una forma de codificar las demostraciones derivadas de los estudios de Sigmund Freud y entenderlas mejor para luego poder utilizarlas.

El Psicoanálisis

El contexto histórico fue la época Victoriana (2ª mitad del siglo XIX). Esta época es característica por el conservadurismo, la tradición y la dependencia de las normas sociales. La corporalidad era ocultada y con ello la sexualidad; se consideraba que el único objetivo de la sexualidad era la procreación. El psicoanálisis entiende la psicología desde un punto de vista patológico, así que se trata de un modelo médico que centra sus análisis en la parte irracional y desde los impulsos biológicos (biologicista). Por otro lado, también es determinista, puesto que el sujeto está condicionado por los impulsos biológicos, es decir, depende de ellos.

El concepto más importante aportado por el psicoanálisis es el inconsciente, que puede ser entendido de diferentes maneras:

- Inconsciente inadvertido entra perceptualmente en el individuo pero no se atiende a lo que se recibe.

- Inconsciente automático implica actitudes automatizadas aprendidas anteriormente.

- Inconsciente latente se encuentra en la memoria pero no ha sido utilizado y no se recuerda; surge cuando ha de ser utilizado y pasa al consciente.

- Preconsciente se relaciona directamente con los sueños. Es una faceta del inconsciente.

- Inconsciente profundo o dinámico es la zona donde tenemos que ubicar situaciones de las que no deseamos tener consciencia (traumas, situaciones dolorosas…). El I.P. apresa lo que no queremos que haya pasado y lo esconde.

Dentro del psicoanálisis, la personalidad se estructura de la siguiente forma:

- El ello: está vinculado con los impulsos básicos, desde el impulso de la sexualidad (el eros), hasta el impulso de la destrucción, de muerte (el thanatos). Son elementos de pulsión y funciona bajo el principio del “placer”.

- El superego o superyó: representa la cultura, la moral del individuo, lo que debe o no debe hacerse. Funciona bajo el principio del “deber”.

- El yo: es un intermediario entre el ello y el superyó. Intenta expresar las pulsiones y satisfacer al superyó al mismo tiempo. Funciona bajo el principio de “realidad”.

Por otro lado, en el psicoanálisis nos encontramos lo que se denomina mecanismo de defensa, donde el yo utiliza una forma de ocultar las experiencias frustrantes o ciertos impulsos que no se pueden satisfacer. De esta forma obtendremos un mecanismo de defensa inadaptativo cuando se reprime al ello (utilizando el yo) y, en el lado opuesto, lo que se denomina sublimación, cuando el yo engaña el ello y satisface sus necesidades disfrazándolas con un valor reconocido; este es el mecanismo adaptativo más satisfactorio que se puede alcanzar (por ejemplo, decía Freud que los músicos y artistas convertían sus impulsos sexuales y agresivos en impulsos artísticos).

Existen cuatro tipos de mecanismos de defensa:

- Racionalización: se utiliza en situaciones en que los motivos no son aceptados, se busca una justificación.

- Formación reactiva: transforma un sentimiento en el opuesto.

- Proyección: un impulso experimentado no se quiere reconocer como propio y se proyecta hacia otra persona.

- Desplazamiento: cuando un impulso es provocado por una persona, es desplazado hacia otra más accesible.

Todos ellos funcionan a través del mecanismo de evitación del dolor.

El ser humano pasa por etapas evolutivas, determinadas por la concentración de la energía sexual en un determinado punto del cuerpo. Para Freud, el ser humano funciona como un sistema hidráulico, cuyo fluído es la líbido, un impulso sexual que presiona al sujeto para que actúe de determinada manera. Dependiendo de la edad, la líbido presiona sobre una zona del cuerpo u otra, distinguiendo la fase oral (1-2 años), la fase anal (2-4 años), la fase fálica (4-6 años), la fase latente (>6 años) y la fase genital (pubertad). Así, en la etapa fálica es cuando se desarrolla el superyó, porque se genera un vínculo afectivo-sexual hacia la

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