Exclusion Social Y Ciudadania
jekha10 de Septiembre de 2012
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EXCLUSIÓN SOCIAL Y CIUDADANÍA - Paula Barros
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EXCLUSIÓN SOCIAL Y CIUDADANÍA
Paula Barros
A. Introducción
1. Concepto de Exclusión
a) ¿Qué se entiende por exclusión social?
La exclusión social, a grandes rasgos, se refiere a un debilitamiento o quiebre de los
lazos (vínculos) que unen al individuo con la sociedad, aquellos que le hacen pertenecer al
sistema social y tener identidad en relación a éste. A partir de esta concepción se establece
una nueva forma de diferenciación social entre los que están dentro (incluidos) y los que
están fuera (excluidos).
Sin embargo, esta definición puede parecer un poco abierta aún, por lo que falta
explicitar a qué tipo de vínculos nos estamos refiriendo o de que naturaleza son los lazos que
unen al individuo con la sociedad.
En un intento de aproximación a esta definición, Xiberras identifica esta ruptura con
tres vínculos: sociales, comunitarios e individuales. La exclusión, por tanto, sería una
trayectoria de sucesivas y crecientes rupturas en este sentido (Pinheiro, 1994).
De un modo general, y para efectos de este análisis, se entenderá que los lazos que
unen a las personas con su entorno social son todos aquellos que les hacen involucrarse en la
dinámica social o colectiva; es decir, que les implica o conduce a relacionarse con otros
individuos de un modo coordinado y acorde a los patrones conductuales que son socialmente
aceptados.
Así definido el problema, los lazos que unen al individuo con la sociedad pueden ser
catalogados en tres niveles: los del tipo funcional: que permiten la integración del individuo
al funcionamiento del sistema (mercado de trabajo, instituciones de seguridad social,
legalidad vigente, etc): los del tipo social, que incorporan al individuo en grupos o redes
sociales (familia, grupos primarios, sindicatos, etc.): y los del tipo cultural: que permite que
los individuos se integren a las pautas de comportamiento y entendimiento de la sociedad
(participación en las normas y creencias socialmente aceptadas).
Bajo esta perspectiva, la exclusión social es la separación del individuo de la
sociedad, que trae como consecuencia un aislamiento del mismo dentro de ella y una no
participación dentro del entorno social (entendido como la red articulada de estos distintos
niveles de vínculos sociales). Este aislamiento es visto como problemático en la medida que
le impide a la persona muchas veces desarrollarse normalmente dentro del sistema; es decir,
le imposibilita su correcta sobrevivencia material o su adecuado desenvolvimiento social, de
acuerdo a los patrones considerados normales dentro de la sociedad.
Lo interesante del concepto entre otros elementos que mencionaremos más adelante
es que focaliza la atención en la exclusión como un proceso (no sólo describe la situación) e
intenta analizar los factores que intervienen en esta marginación de los individuos; es decir,
busca descubrir y comprender cómo la sociedad y la economía marginan a unos e integran a
otros de un modo sistemático (Rodgers, 1994).
Desde un punto de vista más sociológico, la exclusión social que se da a través de una
ruptura de los vínculos sociales _ correspondería a uno de los efectos secundarios del proceso
de rompimiento de los lazos de solidaridad orgánica de Durkheim (Pinheiro, 1994). Emile
Durkheim, en un intento por responder a la pregunta sobre cómo se mantienen unidad y
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cohesionadas las sociedades, plantea dos formas de solidaridad: la solidaridad llamada
orgánica y la denominada mecánica.
La primera de ellas corresponde a una solidaridad por similitud _ propia de sociedades
arcaicas _ donde los individuos de la sociedad están poco diferenciados entre si y por lo tanto
su cohesión no se vuelve conflictiva, experimentan los mismos sentimientos, adhieren a los
mismos valores, por que reconocen las mismas cosas sacras (Aron, 1976, Pág. 23).
En las sociedades modernas, fruto de la división del trabajo, el vínculo social se funda
de acuerdo a Durkheim en la solidaridad orgánica, donde la unidad coherente de la sociedad
es fruto o se expresa en la diferencia de los individuos. Sin embargo, a pesar de esta
división, la sociedad de diferenciación orgánica no podría mantenerse si, fuera o por
encima del reino contractual, no existiesen imperativos y prohibiciones, valores y sacro
colectivos, que vinculan a las personas con el todo social. (Aron, 1976, pág. 36).
En ambas sociedades, el sustrato que posibilita su cohesión _ ya sea determinada por
la igualdad o por la diferencia _ es el de la conciencia colectiva, que en la división del trabajo
social Durkheim define como el conjunto de creencias y sentimientos comunes al término
medio de la sociedad, que forma un sistema social determinado que tiene vida propia.
Esta conciencia colectiva establece un conjunto de valores socialmente compartidos a
partir de los cuales se desarrollan la relaciones sociales y el sistema social en su conjunto. De
conformidad con la retórica de Durkheim, la exclusión amenaza a la sociedad toda con la
pérdida de los valores colectivos y con el rompimiento del tejido social. (Silver, 1994, pág.
610).
A partir de estos planteamientos durkhemianos, se entiende la inclusión como
expresión de la integración social: en este caso particular integración quiere decir
solidaridad, o sea, la capacidad de restablecer un reconocimiento mutuo por parte de todos
los componentes de la sociedad. Para el estado regulador, esto equivaldría a la capacidad de
regir la expresión de una multitud de creencias y valores. (Xiberras, 1993, citado en Piaheiro,
1994).
b) Acerca de su surgimiento
El concepto de exclusión social se origina en Europa, principalmente en Francia. El
planteamiento de la exclusión se fundaba en la rica tradición republicana de Francia al
describir la dificultad de establecer la solidaridad entre individuos y grupos, y de éstos con la
sociedad en su conjunto. (Silver, 194, pág. 609). De acuerdo a lo que plantea Rodgers
(1994), es esencialmente una respuesta a la preocupación frente a los nuevos problemas
generados por el desarrollo: el desempleo prolongado y la nueva pobreza.
Este mismo autor señala que el concepto lleva implícito un imperativo moral de
realizar políticas para cambiar la exclusión. Ello muestra un giro interesante con respecto a
otras formas tradicionales latinoamericanas de abordar el problema: los conceptos de
pobreza y dependencia (sobre todo en comparación con la perspectiva liberal).
La diferencia básica entre exclusión social y pobreza es que la pobreza refiere a un
atributo de las personas. En la actualidad el concepto de pobreza es sumamente utilizado
sobre todo en el área de la planificación de políticas sociales. Sin embargo, presenta la
tendencia no siempre positiva de ver conceptualmente el problema como una situación
estática que atañe sólo al grupo afectado. Se tematiza básicamente en términos de que un
aumento de ingresos y de los niveles de calidad de vida, permitirá que los afectados salgan de
la categoría de pobres.
La exclusión social, en cambio, adquiere una perspectiva relacional. Los que están
fuera no sufren el problema de un atributo, sino el de una posición en una determinada
relación con los que están dentro. Por lo tanto, el cambio que se requiere es un cambio en la
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relación, en el funcionamiento; lo que involucra tanto a los que están excluidos, como a los
incluidos también.
Por su parte, la teoría de la dependencia una propuesta teórica desarrollada en
América Latina, principalmente en la década de los sesenta, que entiende la realidad en
términos de la polaridad centro _ periferia. El desarrollo del capitalismo a nivel mundial
genera que los grupos poderosos económicamente se transformen en centros de la economía y
marginen a los llamados países periféricos, los que sufren crecientemente un deterioro de sus
economías producto del empeoramiento constantes de los términos de intercambio. Esta
situación mundial, se tiende a reproducir al interior de los mismos países dependientes. Bajo
esta perspectiva, la dependencia se entiende como un problema estructural del sistema y,
por lo tanto, su superación requiere de un rompimiento con la forma de organización y
funcionamiento de la sociedad.
En contraposición, la exclusión social supera la visión puramente economicista de las
relaciones sociales, incorporando al análisis las dimensiones políticas, sociales y culturales.
Por otra parte, esta perspectiva teórica observa el problema como una patología del sistema
social, no como su tendencia lógica. En ello es un poco más moderado y ofrece la alternativa
de la acción interventora para cambiar el mal funcionamiento del sistema. Además y, de un
modo casi gráfico, esta conceptualización define posición en términos de estar
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