Intervención En Crisis

La crisis de puede generar 3 efectos: mejorar, empeorar o regresar a los niveles previos de funcionamiento, dependiendo de la resolución de dicha crisis. Cada hombre es considerado como un sistema, por lo cual el evaluar y atender cada subsistema del individuo (conductual, afectivo, somático, interpersonal y cognoscitivo) nos lleva a una resolución más exacta y objetiva del trastorno, teniendo en cuenta además que las reacciones del individuo afectan a otros suprasistemas. Como parte del desarrollo de la crisis, suelen manifestarse 5 etapas de acuerdo enuncia Holowitz: desorden, negación, intrusión, transvaloración y finalmente la terminación. El tipo de resolución va a depender de la perspectiva cognoscitiva del paciente hacia la gravedad del problema, sus recursos personales, sociales y materiales, y de su contacto social.

Cabe mencionar que desde sus inicios, la intervención en crisis posee más un enfoque preventivo, ya sea para reducir la incidencia de trastornos (prevención primaria), reducir los efectos dañinos (prevención secundaria) o reparar el daño generado mucho tiempo después del suceso original (prevención terciaria), donde el primer tipo de prevención es el mejor desde mi punto de vista, ya que por obvias razones se evita el desarrollo del trastorno, aunque también desde otra perspectiva, el crecimiento se da después de haber caído.

El momento crucial para la intervención en crisis será cuando exista una desorganización grave y que el individuo se sienta incapaz de solucionar sus problemas “se reduzcan sus defensas”, tomando acción mediante primeros auxilios psicológicos y terapia para la crisis, restaurando el equilibrio del paciente, generando un dominio cognoscitivo de la situación y desarrollando nuevas estrategias de enfrentamiento, logrando así que el paciente translabore el suceso de crisis y se reintegre a la trama de la vida con una visión abierta hacia el futuro.

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