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La Moral.


Enviado por   •  18 de Agosto de 2014  •  Ensayos  •  1.145 Palabras (5 Páginas)  •  147 Visitas

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Desde su aparición, el pensamiento evolutivo ha tenido dentro de sus principales intereses explicar el origen y desarrollo de la moral en el ser humano. Dicha inquietud, fundamental puesto que se pregunta nada más y nada menos que por la naturaleza humana, la vemos también en otras disciplinas como la filosofía, la psicología y la sociología, principalmente. Sin embargo, algo que distingue al abordaje que ha hecho la biología evolutiva del tema, dentro de otras particularidades -además de buscar evitar el relativismo y ser una explicación científica- es que parte de la tesis de que la moral, lo mismo que todas las características fisiológicas, anatómicas y conductuales del ser humano, posee un origen evolutivo.

Como sabemos, en el siglo XIX Charles Darwin influyó de manera decisiva en la demostración de que todas las especies del planeta comparten un origen común; es decir, no sólo que todas las formas de la vida planetaria son el resultado de un largo proceso evolutivo, sino que la humana es tan sólo una especie más dentro de muchas otras, existentes, extintas o aún posibles, pues el proceso evolutivo sigue su curso.

Charles Darwin también sostenía que de todas las diferencias entre el hombre y los otros animales, el sentido moral o la conciencia es por mucho la más importante; una diferencia que es, ante todo, de grado y no de tipo. Es decir, Darwin reconocía que capacidades que son muestras de moralidad -como la empatía, la memoria o cierto grado de pensamiento racional- se pueden encontrar también, aunque sea de manera incipiente, en los animales "inferiores". Lo anterior, como puede sospecharse, llevó a Darwin a enfrentarse a un dilema nada menor.

Esto es, si tenemos por un lado que la moralidad humana deriva de la evolución biológica y que la evolución biológica es un proceso gradual; y, por otro lado, que la capacidad moral, aunque más desarrollada, no es exclusiva del ser humano. Entonces, ¿a qué se debe la abismal diferencia moral y emocional entre el ser humano y los demás animales?, ¿por qué en esta diferencia no se puede rastrear un encadenamiento gradual?

Evidentemente, Darwin acomete el dilema y nos ofrece una solución: la considerable diferencia de la capacidad moral en el ser humano con respecto a otras especies se debe, por un lado, a su muy complejo y avanzado instinto social (instinto que comparte, en cierto grado, con otros animales, particularmente otros primates y algunos himenópteros), y, por el otro, al superior desarrollo de su capacidad cerebral y principalmente de su lenguaje. Cualidades, éstas últimas, a las que se debe el acontecer de la autoconciencia, así como de la urgencia -de ahí la diferencia cuantitativa- de la instauración racional de ciertos códigos, de una regulación social y, en última instancia, de la ley.

Como podemos ver, la moralidad es constitutiva de la naturaleza humana y ha evolucionado a lo largo de la historia social, cultural y biológica de nuestra especie. Es en buena medida gracias al pensamiento evolutivo que la ética -es decir, el estudio de la moral- no necesita de la explicación teológica o de premisas religiosas para hallar el origen de esta capacidad que nos particulariza y asemeja. De ahí que un desafío para las sociedades y las personas sea subrayar nuestras similitudes y no nuestras diferencias, encontrar las afinidades entre los pueblos y las culturas para construir lazos que nos unan en vez de las divergencias que nos confrontan violentamente y nos separan.

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