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La corteza insular

YesicaEscobarTesis26 de Abril de 2015

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La corteza insular, o ínsula, es una estructura cortical que se encuentra en lo profundo de la cisura de Silvio, entre el lóbulo temporal y la parte inferior del lóbulo parietal. La ínsula no es visible a simple vista, ya que esta cubierta por dos áreas corticales que pertenecen al lobulo temporal y al lóbulo parietal y se conoce como opérculos. La corteza insular está dividida en dos partes: la ínsula anterior mayor, y la ínsula posterior menor.

Función

La corteza insular desempeña un papel importante en varias funciones relacionada con las emociones y la regulación de la homeostasis del cuerpo. Antonio Damasio ha propuesto que esta región empareja estados viscerales emocionales que están asociados con experiencia emocional, dando cabida a los sentimientos de consciencia. En esencia ésta es una formulación neurobiológica de las ideas de William James, que primero propuso que la experiencia subjetiva emocional emergen desde la interpretación de los estados corporales que son elicitados por sucesos emocionales. Éste es un ejemplo de pensamiento formado.

Papel en las emociones y sentimientos

La corteza insular, especialmente su porción más anterior, está relacionada con el sistema límbico. La ínsula se está convirtiendo en el foco de atención por su función en la experiencia subjetiva emocional y su representación en el cuerpo. Antonio Damasio ha propuesto que esta región empareja estados viscerales emocionales que están asociados con experiencia emocional, dando cabida a los sentimientos de consciencia. En esencia ésta es una formulación neurobiológica de las ideas de William James, que primero propuso que la experiencia subjetiva emocional (sentimientos) emergen desde la interpretación de los estados corporales que son elicitados por sucesos emocionales.

Funcionalmente hablando, se piensa que la ínsula procesa la información convergente para producir un contexto emocionalmente relevante para la experiencia sensorial. Más específicamente, la ínsula anterior está más relacionada al olfato, gusto, sistema nervioso autonómico y función límbica, mientras la ínsula posterior está más relacionada a funciones somáticas motoras. Experimentalmente se ha demostrado que la ínsula juega un importante papel en la experiencia del dolor y la experiencia de un gran número de emociones básicas, incluyendo odio, miedo, disgusto, felicidad y tristeza.

Estudios funcionales con imágenes han demostrado también que la ínsula está implicada en deseos conscientes como la necesidad de comida o la necesidad de droga. Lo que es común con todos estos estados emocionales es que cada cambio en el cuerpo es asociado con cambios cualitativos en la experiencia subjetiva. La ínsula está bien situada para la integración de información relacionando estados corporales en procesos emocionales y cognitivos de orden superior. La ínsula recibe información de aferencias hemostáticas a través de vías sensoriales por la vía del tálamo y envía información o estímulos a otro gran número de estructuras relacionadas con el sistema límbico, tales como la amígdala, el estriado ventral y el córtex orbitofrontal.

La zona anterior derecha de la ínsula se ha demostrado que es el área del cerebro más significativamente implicada en el proceso de la mediación. Estudios recientes llevados por Nasyr Naqvy en la Universidad de Iowa han demostrado que fumadores de tabaco tras sufrir un daño en la corteza insular, por ejemplo por un golpe, ven desaparecida su adicción al tabaco. Esto sugiere un importante papel de la ínsula en los mecanismos neurobiológicos de la adicción a la nicotina y otras drogas y convierte esta área en objetivo para el desarrollo de investigación de nuevos fármacos antiadictivos o incluso de los posibles beneficios de la estimulación magnética transcraneal.

El daño a la corteza insular causado por un accidente

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