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La moral

sucio.samEnsayo18 de Febrero de 2014

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La moral, es definida como “el conjunto de reglas, normas, mandatos, tabúes y prohibiciones que regulan y guían la conducta y el comportamiento humano dentro de una determinada colectividad histórica” (Marlasca, A. 2010, p. 19). Por otro lado, Yarce (2000), establece que los valores pueden ser mirados como un ideal deseable y valorado por todos y que además se incorpora a la vida para dejar de ser simplemente un anhelo y convertirse en un hecho.

Partiendo de estas definiciones se puede decir que los valores morales son parámetros de conducta creados por los humanos. Es decir, son el camino a lo que es considerado como lo correcto, lo bueno y que, al ser aceptado socialmente por la mayoría, es el camino que se espera que todos vayan a seguir.

La interrogante surge muchas veces ante la pregunta de ¿se pueden acaso enseñar los valores morales? Y si la respuesta es afirmativa viene la interrogante de cómo pueden ser enseñados y que a la vez se pueda lograr obtener más aciertos que desaciertos en la práctica de los mismos (Siendo un acierto que se cumplan los valores morales tal cual están dibujados).

La respuesta a esta pregunta se podría dirigir hacia el entorno en que se desarrolla el individuo. Marlasca (2010) dice que la ética “no es algo separado y aislado del mundo en que vivimos, sino que es una parte esencial de toda cultura y de toda vida social” (p. 22) por lo tanto, la cultura toma un rol fundamental en la enseñanza de los valores en una sociedad.

Por ejemplo, si una familia cría a sus hijos dentro de la religión católica, se espera que sea católico en el futuro. Esta influencia es lo que propone Zamora (2004) cuando dice que:

La cultura también condiciona de cierta manera las conductas. No depende del antojo individual sino que, por el contrario, es el medio de la convivencia humana: el individuo no elige su lengua materna, ni controla la ley o los preceptos de la religión, sino que ellos, y en general, todas las instituciones, tienden a exigirle que se actúe de cierta manera. (p. 225)

Por lo tanto, si se dice que la persona aprende del entorno por el que está rodeado, se puede decir que una de las maneras para enseñar valores es mediante la práctica constante de los mismos, o como se dice popularmente “enseñando con el ejemplo”, de modo que el individuo se vea influenciado por estos y convierta en hábitos. Esto lo propone Marlasca cuando dice que “el sujeto, para incorporar a su vida los valores éticos, necesita adiestramiento, entrenamiento, habituación, repetición de actos.” (Marlasca, A. 2010, p. 42).

Se esperaría entonces, siguiendo con esta hipótesis, que el individuo llegue a tomar estas acciones y las convirtiera en hábitos en todos los casos. Si este fuera el caso se podría esperar que todas las personas fueran iguales si son criadas en un lugar y momento histórico determinado. Pero la realidad es otra al ver las sociedades, e incluso si se ve más de cerca en cada familia que forma parte de una determinada sociedad, se puede observar que los individuos son distintos y que no todos comparten los comportamiento que se han tratado de adoctrinar.

Una posible explicación es que como lo dice Marlasca (2010) “todo ser humano tiene su propia filosofía a partir de la cual capta y valora acontecimientos cotidianos” (p. 25). Esta cosmovisión genera que al ver cada persona el mundo desde un punto de vista diferente, no todos acepten lo que se le está tratando de enseñar y se den cuestionamientos y reflexiones que dan lugar a otras costumbres y a otro tipo de ética que va a guiar el comportamiento de estos individuos. Esto quiere decir que aunque se nos enseñe lo mismo, no todos vamos a responder de la misma manera ante las diversas situaciones, por ejemplo, una persona podría pensar que los estudios universitarios son una total pérdida de tiempo, mientras que otra que es una gran oportunidad

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