MADURACIÓN EMOCIONAL

El hombre ha tratado de definir con claridad el significado de desarrollo y madurez, tomándolo en sus inicios simplemente como un conjunto de evoluciones físicas, acompañadas de habilidades y cualidades.

Surgiendo diferentes conceptos que engloban las características del ser humano, no sólo con sus destrezas físicas, sino también diferentes capacidades subjetivas que le permitan vivir en sociedad y funcionar efectivamente en ella. Es así que florece las concepciones de inteligencia emocional, cuyo concepto de madurez se halla representado por una personalidad moderada, respetuosa, auto-controlada, modesta, libre y sabia.

Posteriormente surge el concepto de auto-realización, el cual parte de aquel hombre que en su interior nace la inspiración para hallarle a su vida y a sus acciones un significado, con metas, valores logrando traspasar barreras existentes para alcanzar sus objetivos.

Por tanto, con el incremento de las investigaciones y el afán de dar una definición completa a la madurez, que no haya equívocos, ni malos entendidos, se ha definido a la madurez como el conjunto de 3 capacidades:

1) La capacidad para comprender las emociones

2) Capacidad para expresar emociones de una manera productiva

3) La capacidad para escuchar a los demás y sentir empatía respecto de sus emociones.

Estas tres capacidades nos permiten mejorar nuestra calidad de vida, la relación con lo demás, el trabajo en equipo, la cooperación, la ayuda, el amor, y en fin obtener un desarrollo personal, sentirnos bien.

Sin embargo, hoy en día encontramos diferentes tipos de personas que llevan una vida a varios extremos, o son demasiado vulnerables y endebles ante situaciones, críticas etc, lo que les facilita una auto-estima baja, con poco desarrollo personal y profesional. Y en cambio, otras personas extremadamente rígidas, tensos y severos, que no permiten un poco de sentimentalismo a sus vidas, no bajan la guardia ante nada a nadie, esto puede deberse a situaciones duras en su infancia, por lo cual han decidido no mostrarse vulnerables para no tener que pasar por lo que pasaron antes, deben ser firmes y no débiles.

Para Steiner, la madurez emocional está dada por una capacidad que nos permite actuar de manera inteligente ante situaciones que podrían depararnos gran tensión.

Para ello, debemos adquirir las siguientes habilidades:

a) Conocer nuestros propios sentimientos: como por ejemplo el amor, el odio, los celos, buscando comprender por qué nos sentimos así, y encontrando la intensidad con la que los sentimos.

b) Experimentar empatía: significa involucrarse con la emocionalidad de la otra persona, tratar de ponerse en el lugar del otro, tratar de comprender por qué se siente así.

c) Aprender a manejar nuestras emociones: No dejarse llevar por las emociones, saber controlarlas. Implica saber cómo expresarlas y en qué momento expresarlas de acuerdo al grado de captación o afección de los demás. Aprender a formular nuestras emociones positivas, y aprender a manejar nuestras emociones negativas y la forma más adecuada para expresarlas, de una manera inofensiva, incluso hasta no saber expresarlas.

d) Reparar el daño emocional: Conlleva a disculparse con otros cuando cometemos errores emocionales y los herimos.

e) Combinarlo todo: Implica, una interacción de las demás habilidades. Saber conocer nuestras emociones, medir nuestras emociones, ponernos en contacto con la emocionalidad del otro e interactuar con ellas de manera efectiva.

Todo ello se puede lograr a través de un entrenamiento, el cual consiste en 3 etapas.

Etapa uno: Abrir el corazón:

1.- Acariciar

2.- Pedir caricias

3.- Aceptar y rechazar caricias

4.- Acariciarnos a nosotros mismos

Etapa dos: Examinar el panorama emocional:

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