Psicanalisis Y Hitler
adiezri22 de Mayo de 2013
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“El problema es que la información no es el entendimiento”. Nadine Gordimer
La psicología tiene su origen etimológico en dos palabras: Psique y Logos; que en conjunto significa “el estudio de la mente”. Pero hoy en día los psicólogos señalan esta ciencia de una manera más integral; así se acepta la siguiente definición: La psicología es el estudio científico de la mente y la conducta de los seres humanos y de los animales. Es importante mencionar que desde hace siglos, esta ciencia ha tratado de ser estudiada y entendida, pues muchas de las preguntas que hoy en día nos hacemos, ya se las habían planteado los filósofos de la antigua Grecia, tales como Platón y Sócrates.
De entre sus distintos enfoques y perspectivas, en esta ocasión nos detendremos principalmente en una; que es la “psicodinámica”, esta presupone la existencia de una lucha mental, sobre todo en la oculta mente inconsciente; de ahí derivan teorías y técnicas que son empleadas en la práctica, una de ellas es el psicoanálisis.
Este pequeño preámbulo sobre psicología tiene como fin dar una pauta acerca de esta investigación y las partes que la conforman; entendemos pues, que es una ciencia complicada, pero que proporciona interesantes teorías, métodos y técnicas para comprender fenómenos, acciones y causas en la sociedad. Además de proporcionar ciertas ideas y por tanto un panorama sobre algunas teorías Freudianas, esta investigación tiene como objetivo presentar hipótesis o creencias acerca de un cruel e importante personaje en la Historia Mundial: Adolfo Hitler.
En la búsqueda de una explicación para este personaje que ha dejado huella, se ha formulado miles de veces la pregunta: “¿Qué escondía Hitler dentro de él?... tal parece que se ha escrito mucho pero se ha entendido poco. Algunas preguntas relevantes que nos embargan son; ¿Estaba convencido de su propia rectitud?, ¿Era consciente de su índole criminal?... Algunos teóricos manejan el supuesto de que si no hubiese sido Hitler, las fuerzas del juego habrían producido alguien como Hitler para los hechos finales; otros dicen que sin Hitler no hubiera existido el Holocausto. En fin, existen demasiadas teorías, supuestos y explicaciones acerca de su comportamiento, por lo que creemos importante tratar algunas de ellas, así como obtener conclusiones propias.
PSICOANÁLISIS
El psicoanálisis es una práctica terapéutica fundada por el neurólogo vienés Sigmund Freud alrededor de 1896. A partir del psicoanálisis se han desarrollado posteriormente diversas escuelas de psicología profunda o de orientación dinámica y analítica.
Surgimiento del psicoanálisis
La meta del psicoanálisis fue desde un principio comprender la naturaleza de las enfermedades nerviosas llamadas funcionales, con el fin de remediarlas, ya que los médicos no encontraban un tratamiento certero.
Los neurólogos de aquélla época atribuían enfermedades y trastornos psíquicos a factores meramente fisiológicos ligados principalmente al encéfalo; pero al no tener una total comprensión de lo que en realidad ocurría, decidieron dejarlo en manos de filósofos, curanderos y demás personas que se dedicaban a lo espiritual. En 1885 los médicos pensaban que la causa de las parálisis de histeria se encontraba en ciertas perturbaciones leves del cerebro. No fue sino hasta la década de 1890 que surge la hipnosis como tratamiento. A partir de este hipnotismo se sacaron dos doctrinas, una de ellas en la que se convencen de que las alteraciones corporales pueden ser el resultado de influjos puramente anímicos activados por el que lo experimenta; en la segunda, que fue conocida a raíz de hipnotizar algunos sujetos, se obtuvo la impresión más nítida de que había procesos anímicos que no se les podía dar otro nombre más que “inconsciente”. También estaban involucrados sentimientos (afectividad) y las fuerzas anímicas (el dinamismo); estos conceptos nunca volvieron a ser abandonados desde entonces.
Una vez rectificados estos resultados, Breuer y Freud publicaron Estudios sobre la histeria en 1895. En este escrito mencionan la catarsis (purificación, liberación del afecto estrangulado) como núcleo del psicoanálisis, en el, mediante el refrescamiento de la vivencia en la hipnosis, se guiaba de otro modo y era tramitado (abreacción).
Después de esta publicación el Dr. Breuer abandonó los estudios, pero Freud se empeñó en continuarlos perfeccionando el instrumento dejado por su colega, así optó por sustituir la hipnosis por la asociación libre.
Conceptualización
La definición clásica de psicoanálisis de Freud incluye, según resumen Jean Laplanche y Jean-Bertrand Pontalis, los siguientes tres aspectos:
El primero, como terapia, el psicoanálisis es un método y una técnica de tratamiento psicoterapéutico basada en la exploración del inconsciente a través de la asociación libre
La segunda conceptualización es el de un método de investigación, consiste en estudiar y analizar la experiencia, el pensamiento y la conducta humana, tanto en sujetos individuales como en grupos y culturas.
La última ve al psicoanálisis como teoría científica, la cual se refiere a los procesos psíquicos inconscientes y su relación con la sexualidad y la represión, el cómo se manifiestan en la sociedad y como a través de esto se pueden llegar a definir instintos o pulsiones.
Consciente e inconsciente
Llamamos conscientes a las representaciones de las cuales podemos saber. En el ser humano se presenta el hecho de la autoconciencia; podemos considerar como objetos y observar representaciones que emergen en nosotros y se siguen unas a otras.
Llamamos entonces conscientes a las representaciones que observamos vivas en nosotros o que habríamos podido observar de habernos fijado en ellas. En cada momento hay muy pocas y si además de estas hubiera unas actuales nos veríamos precisados a llamarlas inconscientes.
Buena parte de lo que llamamos estado de ánimo proviene de representaciones que existen y producen efectos por debajo del umbral del consciente. Cuando la intensidad de una representación inconsciente crece, entra en ella la conciencia. Solo permanece inconsciente dada una intensidad menor. La luminosidad de nuestras representaciones y con ella su capacidad para ser conscientes está condicionada por el sentimiento de placer o displacer que ellas despiertan, por su valor de afecto.
En la persona sana, toda representación que pueda devenir del inconsciente entrará en la conciencia si alcanza la intensidad; en el caso de los enfermos, el pensar consciente no puede influir sobre las representaciones subconscientes, ni rectificarlas. Muchas veces, se tratan de vivencias que han perdido desde entonces su contenido: miedo a sucesos que no ocurrieron, o que tras desenlaces le quitan toda la afectividad al recuerdo para el pensar consciente; pero dejan enteramente intacta la representación subconsciente, la cual provoca fenómenos somáticos.
Pulsiones
Es una energía psíquica que es constante, esta energía es profunda y dirige la acción hacia un fin, difiere del instinto en que este último es congénito, y las pulsiones algo dinámico que esta influido por la experiencia del sujeto.
El “yo” y el “ello” están sometido a la acción eficaz de las pulsiones. Existen dos clases de pulsiones; la pulsión sexual o eros (la más llamativa) comprende la pulsión sexual no inhibida, genuina y también la pulsión sexual de auto conservación (atribuida al “yo”) y reunión. La segunda es la pulsión de muerte, encargada de reconducir al ser vivo orgánico al estado inerte, destruir y matar, con esta pulsión devienen pulsión de destrucción cuando es dirigida hacia afuera, hacia los objetos con ayuda de órganos particulares. El ser vivo reserva su propia vida destruyendo la ajena, por así decirlo.
Cada pulsión es indispensable una de otra; no pueden actuar aisladas, ya sea que una de estas modifique la meta de la otra o en ciertas circunstancias sea condición indispensable para alcanzarla. De igual modo, la pulsión de amor dirigida a objetos requiere un complemento de pulsión de apoderamiento si es que ha de tomar su objeto.
El psicoanálisis añade que ambos impulsos afectivos antagónicos no pocas veces toman por objeto a una misma persona. Solo una vez superados estos “destinos instintivos”, aparece aquello que denominamos el “carácter” de un hombre, para el cual, las calificaciones de “bueno y malo” son harto insuficientes. Raramente el hombre es del todo bueno o del todo malo: en general es bueno o malo bajo determinadas circunstancias.
Manifestaciones y Represiones del Ello.
Primeramente es importante definir conceptos básicos para la psicología; como el Yo, el Ello y el Súper-Yo. El primero, funciona de varias maneras consciente, inconsciente y preconsciente, es la única instancia de negociación con el exterior y le toca hacer los equilibrios entre el aparato psíquico y su deseo con el mundo real y sus posibilidades.
El Súper-Yo, también funciona de varias maneras, y contiene las normas para vivir en lo social. El Ello se manifiesta mediante sensaciones, sentimientos y cambios en nuestra personalidad, creando así mecanismos de defensa conocidos también como “represiones”, cuyo objetivo es disminuir aquéllas manifestaciones del Ello (generadas por problemas, trastornos …), que nos resultan incómodas o dolorosas. Es primordial aclarar que las represiones solamente cubren o desvían el problema original, dejando
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