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Relación Entre Machismo, Misoginia Y Homofobia


Enviado por   •  20 de Febrero de 2014  •  492 Palabras (2 Páginas)  •  581 Visitas

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El machismo no es más que el término vulgar del androcentrismo, que tiene como una de sus expresiones más duras y violentas a la misoginia, el desprecio por las mujeres que las reduce en su condición humana y justifica cualquier ataque contra su dignidad, contra su integridad física, psicológica o moral.

Este artículo plantea la relación intrínseca entre machismo, misoginia y homofobia, desde el análisis sociológico aportado por el filósofo y sociólogo alemán Teodoro Adorno (1903-1969) y otros académicos a través de la teoría de la personalidad autoritaria. Analiza el abordaje que se hace desde este perfil de personalidad de la realidad observable y muestra sus elementos profundamente antidemocráticos y antiéticos.

En las culturas androcéntricas-misóginas, la condicion de las mujeres es constantemente simplificada y condenada. Se habla de “la mujer”, del “rol femenino” –usualmente secundario y de poca importancia según esta concepción de la realidad- como si con esta expresión pudiéramos reducir la riqueza de la condicion humana de las mujeres (¿o más bien debiera decir “feminiana”, ya que lo “humano” proviene del Hombre, ese Hombre con mayúscula que se nos ha querido imponer como única referencia ética posible?).

Misoginia, Homofobia: Muy cerca de ese machismo misógino, se encuentra la homofobia, desde el punto de vista ideológico. Esta es el odio o rechazo a toda persona que “se salga” de la norma heterosexista. Es decir, el rechazo a las personas por su orientación homosexual o bisexual. Claro que la misoginia y la homofobia comparten una profunda descalificación de todo aquello que no pueda identificarse con esa imagen sobredimensionada y todopoderosa que se tiene de lo masculino. No por casualidad la homosexualidad masculina es considerada –desde lo cultural y simbólico- como más perniciosa que la homosexualidad femenina. Esta última se invisibiliza, no existe, o si se permite su representación es simplemente para solaz y satisfacción de las fantasías del macho heterosexual.

Las mujeres, su sexualidad y afectividad son “inocuas”. Se pueden expresar afecto entre sí, en el espacio público, y no pasa a mayores. En cambio, la expresión pública de afecto, de emocionalidad, está prohibida para los varones, so pena de ser menospreciados “como mujercitas” (¿Cuántas veces, cuantas palabras no conocemos que identifican la homosexualidad masculina con lo femenino, con su supuesta – y peligrosa –fragilidad? No tenemos más que ver la representación que se hace de la homosexualidad masculina en nuestra televisión para entender esta relación entre ella y la condicion femenina, “intrínsecamente inferior”).

Cada vez que se habla en el discurso público de la homosexualidad, se hace referencia directa y excluyente a la homosexualidad masculina. Si se menciona la posibilidad del matrimonio homosexual, de inmediato salen a relucir

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