Reserva cognitiva

Reserva cognitiva

La reserva cognitiva puede ser entendida como la capacidad, conjunto de recursos o potencial cognitivo que permiten a una persona en caso de presentar una patología o llegar a la vejez, tolerar mejor sus efectos, además de permitir la ejecución de estrategias cognitivas para optimizar el funcionamiento en el desarrollo de tareas.  

El modelo de reserva cognitiva ha sido investigado especialmente en contextos del envejecimiento y demencia, sin embargo, se ha ido revisado su posible relación con diversos trastornos neuropsiquiátricos. Barnett (2006), formula la hipótesis sobre la posible importancia de la reserva cognitiva para aminorar los síntomas de trastornos como, la esquizofrenia, el trastorno bipolar y la depresión.

Barnett propone tres formas en que se ven afectados estos trastornos por la reserva cognitiva: a) al aumentar el riesgo de desarrollar el trastorno, b) en la expresión de los síntomas dentro de los trastornos y c) en el resultado funcional del proceso de recuperación. Diaz J.E., Guit, M. I., & Reynoso, V. (2018)

Barton (1975) proponen que la función intelectual en los adultos mayores exhibe una gran variabilidad interindividual que resulta ser dependiente a factores de la vida personal de cada persona, como lo son el nivel de escolaridad, las labores realizadas en el trabajo y las actividades de esparcimiento, lo que le lleva a postular que el deterioro cognitivo no es inevitable ni generalizado. Diaz J.E., Guit, M. I., & Reynoso, V. (2018)

Factores como el nivel de escolarización, las demandas sociales y cognitivas necesarias para desarrollarse laboralmente y las actividades recreativas o de ocio, pueden traer consigo tareas de alta demanda cognitiva lo que promueve un mayor nivel de reserva cognitiva y a su vez un menor riesgo de padecer demencia

Continuando la idea de variabilidad interindividual se puede considerar que este modelo brinda una posible explicación a las diferencias individuales en los efectos cognitivos de diversas enfermedades mencionadas anteriormente. Las diferencias individuales en el procesamiento cognitivo reflejarían diferencias en el nivel de reserva, lo que permite que algunas personas compensen el deterioro mejor que otras. Diaz J.E., Guit, M. I., & Reynoso, V. (2018)

Por último, cabe mencionar las limitaciones de este modelo, por un lado, la imposibilidad de una observación anatomopatológica cerebral en personas vivas dado el carácter retrospectivo o transversal de sus estudios; además existe un riesgo de atribuir un rendimiento deteriorado a un estado de enfermedad o tratamiento particular, cuando este puede estar reflejando una variabilidad que sucede de forma natural.

Anexo

Referencias

Buiza, C., Orueta, U. & Yanguas, J. (2010). Reserva cognitiva: evidencias, limitaciones y líneas de investigación futura. Revista Española Geriatría Gerontóloga. 45(3):150–155

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