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SIGMUND FREUD.- Neurosis Y Psicosis


Enviado por   •  25 de Mayo de 2014  •  1.920 Palabras (8 Páginas)  •  907 Visitas

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Este escrito data de fines del otoño de 1923. Es uba apli­ cación de las nuevas hipótesis formuladas en El yo y el ello ( 192.3b) al problema particular de la diferencia genética entre neurosis y psicosis. Un examen similar fue realizado por Freud en otro trabajo escrito pocos meses después que este: «La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis» ( 192"¡e), in/ra, pág. 189. Las raíces de la cuestión ya habían

,', {Cf. la «Advertencia sohre la ed:ción en castellano'>. mrra. rá¡¡. xiii y n. 6.} ,

1 ') �

sido investigadas en el primer artículo sobre las neuropsi­ cosis de defensa (1894a), AE, 3, págs. 60-l. En el segundo párrafo de este trabajo, Freud dice haber sido estimulado por «una ilación de pensamiento inspirada desde otro lado». Parece probable que se estuviera refi­ riendo a la obra de Hollós v FerencZÍ (1922) sobre el psicoanálisis de la parálísis gen�ral, que acababa de f'�arecer y en la cual Ferenczi hahía colaborado con una sección teórica.

James Strachev

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En mi obra recientemente publicada, El yo y el ello (1923b), expuse una articulación del aparato anímico sobre la base de la cual pueden figurarse una serie de nexos de manera simple y panorámica. En otros puntos, por ejemplo los referidos al origen y al papel del superyó, mucho es 10 que permanece oscuro y sin respuesta, Pues bien; es lícito pedir que aquella división demuestre ser utilizable y fecunda también re'specto de otras cosas, aunque sólo fuera para ver bajo una concepción nueva lo ya familiar, agruparlo de otro modo y describirlo más convincentemente. Por otra parte, es probable que tal aplicación conllevara el beneficio de re­ trotraernos de la gris teoría a la experiencia que reverdece e ternamen te. 1 En la obra mencionada se describieron los múltiples vasa­ llajes del yo, su posición intermedia entre mundo exterior y ello, y su afanoso empeño en acatar simultáneamente la voluntad de todos sus amos. Ahora bien: en conexión con una ilación de pensamiento inspirada desde otro lado, y cuyo asunto era la génesis y prevención de las psicosis, me acudió una fórmula simple sobre 10 que quizás es la diferencia gené­ tica más importante entre neurosis y psicosis: La neurosis es el resultado de un conflicto entre el yo y su ello. en tanto que la psicosis es el desenlace análogo de una similar per­ turbación en los vínculos entre el yo y el mundo exterior. Debe desconfiarse de las soluciones tan simples: adver­ tencia justificada, sin duda. Pero nuestra máxima expecta­ tiva sobre esta fórmula se limita a que resulte correcta en 10 más grueso. Ya sería algo. Y en efecto, uno se acuerda al instante de toda una serie de intelecciones y descubrimientos que parecen corroborar nuestro enunciado. Según resulta de todos nuestros análisis,ilas neurosis de trasferencia se gene­ ran porque el yo no quiere acoger ni dar trámite motor a

1 [Freud alude aquí a Fausto, parte 1, escen.l 4, donde dice Me­ fis tófeles:

«Gris es toda teoría, caro amigo, y eternamente verde el árbol de la vida,).]

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una moción pulsional pujante en el ello, o le impugna el objeto que tiene por meta. En tales casos, el yo se defiende de aquella mediante el mecanismo de la represión; lo repri­ mido se· revuelve contra ese destino y, siguiendo caminos sobre los que el yo no tiene poder alguno, se procura una subrogación sustitutiva qu� �e impone al yo por la vía del compromiso: es el síntoma, J yo encuentra que este intruso amenaza y menoscaba su unicidad, prosigue la lucha contra el síntoma tal como se había defendido de la moción pulsio­ nal originaria, y todo esto da por resultado el cuadro de la neurosis. De nada valdría objetar que el yo, cuando emprende la represión, obedece en el fondo a los dictados de su superyó, dictados que, a su vez, tienen su origen en los influjos del mundo exterior real que han encontrado su subrogación en el superyó. En efecto, queda en pie que el yo se ha puesto del lado de esos poderes, cuyos reclamos poseen en él más fuerza que las exigencias pulsionales del ello, y que el yo es el poder que ejecuta la represión de aquel sector del ello, afianzándola mediante la contrainvestidura de la resistencia. El yo ha entrado en conflicto con el ello, al servicio del superyó y de la realidad; he ahí la descripción válida para todas las neurosis de trasferencia. Por el otro lado, igualmente fácil nos resulta tomar, de nuestra previa intelección del mecanismo de las psicosis, ejemplos referidos a la perturbación del nexo entre el yo y el mundo exterior. En la amentia de Meynert -la confusión alucinatoria aguda, acaso la forma más extrema e impresio­ nante de psicosis-, el mundo exterior no es percibido de ningún modo, o bien su percepción carece de toda eficacia? Normalmente, el mundo exterior gobierna al ello por dos caminos: en primer lugar, por las percepciones actuales, de las que siempre es posible obtener nuevas, y, en segundo lugar, por el tesoro mnémico de percepciones anteriore:; que forman, como «mundo interior», un patrimonio y compo­ nente del yo. Ahora bien, en la amentia no sólo se rehúsa admitir nuevas percepciones; también se resta el valor psí­ quico (investidura) al mundo interior, que hasta entonces subrogaba al mundo exterior como su copia; el yo se crea, soberanamente, un nuevo mundo exterior e interior, y hay dos hechos indudables: que este nuevo mundo se edifica en el sentido de las mociones de deseo del ello, y que el motivo de esta ruptura con el mundo exterior fue una grave frus-

2 [Freud hace algunas �alvedades sobre esto en el capítuio VIII de su ESqIlCl1h¡ del psico(lI1!rlisis (1940a). Cf. Ílr/ra, p¡íg. 158,11.7.]

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