Salud Mental

SALUD MENTAL

Es común que muchos niños, adolescentes y adultos desconozcan que tienen un problema de salud mental, ya sea por temor o por desconocimiento.

Es importante comprender que “enfermedad mental” no es lo mismo que “estar loco”. Actualmente las ciencias que se dedican a la salud mental ya no usan la palabra “loco”, ya que es un término ofensivo y fuera de contexto.

Debemos de tener en cuenta que nuestros niños y adolescentes pueden tener problemas de “salud mental” que en ocasiones los minimizamos pensando que “es la edad y cuando sea adulto(a) se le quitará”.

CONCEPTO DE SALUD MENTAL

La definición mundialmente aceptada de lo que significa “Salud” es la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) describe como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.

En el caso de la salud mental, como resultado del consenso de un grupo de expertos de distintos países, la OMS la define como:

"Estado sujeto a fluctuaciones, proveniente de factores biológicos y sociales en que el individuo se encuentra en condiciones de conseguir una síntesis satisfactoria de sus tendencias instintivas, potencialmente antagónicas, así como para formar y mantener relaciones armoniosas con los demás y para participar constructivamente en los cambios que puedan producirse en su medio ambiente físico y social".

Es decir, salud mental es el estado de bienestar emocional y psicológico en el cual un individuo pueda utilizar sus capacidades cognitivas y emocionales, funcionar en sociedad y resolver las demandas ordinarias de la vida diaria.

A partir de la idea de que la salud mental corresponde a la capacidad del individuo de ajustarse a su entorno, el ajuste debe realizarse básicamente en tres sentidos:

• Cómo nos sentimos con nosotros mismos.

• Cómo nos sentimos con los demás.

• En qué forma nos enfrentamos a las demandas de la vida.

La salud mental no es una línea recta, sino una línea ondulada, con altas y bajas que se producen dentro de ciertos límites, y cuando esas fluctuaciones sobrepasan dichos límites, entonces hablamos de un problema o trastorno mental. Esto es fácil de entender si pensamos sobre cómo nuestros estados de ánimo pueden variar, hay días en que nos levantamos muy contentos, o de mal humor y no sabemos por qué, días en que resolvemos conflictos fácilmente, y días en que nos cuesta más trabajo o simplemente los problemas nos superan.

La ausencia de un trastorno mental reconocido, no significa necesariamente

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