Ser Hijos No Es fácil

Ser hijo tampoco es fácil…

“Ser padre no es fácil”. Frase hecha de una realidad comprobada. Libros, notas, programas, charlas y hasta grupos

de autoayuda abordan el tema.

Pero ser hijo tampoco es fácil. Crecer no es fácil. No elegimos dónde y de quién nacer. Llegamos a un lugar extraño

con personas que deberían prometer no hacernos daño. Cumplir expectativas, ser educado, simpático, inteligente,

lindo y bien comportado. A veces los padres esgrimimos hijos como trofeos. Es lógico, son nuestro bien más

preciado, no hay mayor logro que haber creado un ser humano.

Ser hijo es tarea de todos los días sin descanso ni respiro. Y por más que ellos intuyen que los progenitores hacen lo

mejor que pueden, hay veces donde conformarlos se vuelve frustrante y agobiante. Los hijos se angustian cuando nos

ven inalcanzables. Cuando el tono de voz es animado para nuestras amigas e impaciente para nuestra cría. Cuando

las discusiones de la pareja los hacen sentir tan responsables;

cuando según la ocasión son “tus” hijos o “mis” hijos.

Cuando se ven en medio de una separación de la cual no deberían ser invitados a tomar partido. Cuando nos sienten

hartos de ser ejemplo y maestros. Hijos que miran para arriba y ven a un papá o a una mamá que se les hace

gigante; gigante de amor y gigante en sabiduría que creen inagotable. A veces los padres abusamos de tamaña

confianza e infinito amor.

Ser hijo no siempre es fácil. Levantar la toalla, ordenar el cuarto, estudiar, no pelear, no contestar, comer sano,

cuidar la mente, el sueño y los horarios. Los hijos tienen derecho a pasarlo mejor en ese ir por la vida creciendo. Les

cuesta trabajo, se generan dudas y se sienten enormes miedos.

Que ser padre sea difícil no nos acobardó a la hora de elegir tener descendencia. Los hijos nacen sin saber y es

nuestro deber tomarlos de la mano, llevarlos con paciencia y entender que de nosotros, depende esa existencia.

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