Señorita No, Por Favor.

¿Cuántos prejuicios no ha sufrido una mujer por ‘’hacer algo indebido’’? ¿Influyen estos en su comportamiento y libertad? ¿Se vive todavía en una sociedad del siglo XX?

Aunque no lo parezca, hoy en día las mujeres viven en represión la mayor parte del tiempo. ¿Pero esto a qué se debe? Son muchos los factores que provocan la opresión a la mujer, ese ser capaz de dar vida y también quitarla.

Como primer ejemplo tenemos al bebé desde que está en el vientre; sin saber qué sexo es pronto llega esa gran curiosidad de saber si es hombre o mujer, y en los casos donde resulta ser una mujer se piensa automáticamente en comprarle ropa rosa, pintar su cuarto del mismo color o realizar cualquier otra actividad que tenga que ver con ese ‘’tierno y femenino color’’.

Cuando la niña va creciendo se le hacen obsequios como lo son las muñecas, casitas, mini trastes o bebés, clasificando estos juguetes como de un uso solo para niñas. Además se les nombra princesas y hasta se les viste como estas.

Cuando la pequeña ya no es tan pequeña y ha pasado a su adolescencia se le felicita, se le hace hincapié en que ya no es más una niña y ahora habrá que comportarse como lo que es ‘’toda una señorita’’ pero, ¿Quién dijo que esto es lo que ella es?

Nadie le preguntó si quería jugar con carritos o con barbies, si le acomodaba usar pantalón o si prefería andar despeinada, porque esto es así; se les va educando inconscientemente con todos los estereotipos que han existido desde tiempo atrás y que la gente no se da cuenta de que los sigue arrastrando hasta estos tiempos.

Ahora aclarando, el comportamiento de una mujer no debe de estar definido por su sexo, ni mucho menos ser una norma ya que es un ser humano con capacidades y debilidades necesarias de expresar, y como estas son diferentes en cada individuo, no todas las mujeres tienen una forma hostil de actuar.

Otro claro ejemplo es que se sabe que si una mujer decide tener una vida sexual activa y dejar atrás su rol de sumisa se le considerará una cualquiera pues no cumple con la norma de ser una señorita.

No se tiene que recurrir a este término pues es algo que ha dado paso a un gran prejuicio que la mayoría de las personas tienen inconscientemente.

Por otro lado, así como cada quién puede comportarse de acuerdo a como mejor le parezca, también puede hacer uso, o más bien, tener la libertad de manejar su cuerpo a como le plazca, ya sea en el ámbito sexual, estético o espiritual pues cada mujer es dueña de sí misma y no tienen por qué influir otras personas en su propia decisión ya que su cuerpo es ajeno pero con toda la libertad que ella le quiera otorgar.

En conclusión, el término de señorita esconde muchas prohibiciones, las cuales parecen ser dignas para reprochar la forma del comportamiento, dejando así que se señale a la mujer sin que alguien pueda dar una justificación lógica, y que sin embargo, la mayoría de la gente esté de acuerdo.

Por último y como posible solución a este problema, se puede dar la alternativa de desechar este concepto y empezar a aceptar que las mujeres no son señoritas por naturaleza, sino seres que engendran vida y tienen el espíritu de rebelión, por lo tanto sus decisiones siempre estarán bien definidas por su pensamiento.

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