Tolerancia pedagogica

Te comento: Según Meirieu, la tolerancia pedagógica es la aceptación de que  mi alumno no se reduce a lo que yo he podido programar. Es decir, la tolerancia a la incertidumbre y a la diversidad.

La obstinación didáctica interpela la profesionalización del docente, la responsabilidad frente a los sujetos a quienes transmite y con quienes construye saberes socialmente significativos. La tolerancia pedagógica apunta a considerar que se trata de vínculos entre sujetos, preserva de la tentación de imponer y homogeneizar.

El posicionamiento en la tolerancia pedagógica permite pensar en puentes que faciliten la comunicación y la transmisión. Estos puentes entre generaciones, culturas, sujetos, saberes se expresan en la negociación de sentidos, en poner en juego los deseos de quienes enseñan y de quienes aprenden. ¿Cómo? Tomarse el tiempo en dialogar, en escuchar, en preguntar y en atender a las preguntas que formulan y se formulan los diferentes sujetos a quienes se espera transmitir saberes. Esto lleva tiempo. Paulo Freire destaca el valor de enseñar a preguntar. Estas preguntas reflejan un deseo de comunicarse con el mundo, de entenderlo, de interactuar con él. Quien pregunta se incluye y pretende ser incluido, construye su subjetividad, pero reconoce un “otro”.

Es decir, el valor de la tolerancia pedagógica es comprender que nuestros alumnos no son máquinas que aceptarán todos y todos por igual lo que yo intento enseñarles. Habrá diversos grados de comprensión, de interés, de conexión. Eso no quiere decir que quien esté menos interesado en la escuela o que a quien le cueste más la escuela debe ser excluido, sino todo lo contrario. Necesitamos saber que existe esa diversidad en nuestras aulas y que debemos atender a esa diversidad. Comprender que no trabajamos con máquinas sino con seres humanos.

La tolerancia pedagógica tiene en cuenta esta dimensión que trae consigo el estudiante y que concierne al sujeto particular que aprende, que participa en el proceso del aprendizaje y se convierta, con toda su historia, sus experiencias, su contexto y sus modos de aprender, en actor principal de su propio aprendizaje; que logre ser también él mismo, junto con la mediación que puede brindarle el profesor y también el preceptor, quién opere en la dinámica interna del propio aprendizaje, llevándolo a niveles significativos para su vida.

El autor habla sobre estos conceptos en las páginas 98 y 99 del libro (por si querés releer esa parte).

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