Un Metodo Peligroso

UN METODO PELIGROSO

En el ejercicio de su profesión, el psicólogo que se desempeñe en cualquier ámbito terapéutico deberá acogerse a una serie de normas inherentes a su labor; unas más obvias que otras, pero todas importantes a la hora de prestar un servicio psicológico ético y eficiente sin ningún tipo de subjetividades.

En la película ‘’un método peligroso’’ se pudo observar que muchos de los artículos del código deontológico del psicólogo fueron violentados, lo que trajo un sin fin de problemas en todos los ámbitos en la esfera de vida del psicólogo, la paciente y demás individuos que de una u otra manera estaban involucrados en estos sucesos. Es comprensible el hecho que la película se desenvuelve en otra época donde la psicología estaba aún configurándose y desmitificándose en la sociedad. Pese a eso se puede hacer una crítica al actuar del psicólogo con las normas instauradas en la actualidad.

Se empezara por lo que parece ser el principal error del terapeuta, que es mantener una relación sentimental con quien fue su paciente y quien presentaba una penosa enfermedad mental, en la que sentía placer al ser golpeada. No nos limitaremos a decir que es un acto inmoral por parte del psicólogo, quien estaba casado y sostenía una relación clandestina con su paciente, iremos más allá, nombrando la falta de ética del mismo al realizar prácticas sexuales de sadomasoquismo con su paciente, alimentando su problema y no buscando su resolución.

Si bien esta es una falta gravísima, también el psicólogo rompe la norma nombrada en el artículo 22 del código deontológico del psicólogo mostrado en la ley 1090 del 2006, donde dice textualmente: ‘’Por ninguna razón se restringirá la libertad de abandonar la intervención y acudir a otro psicólogo o profesional; antes bien, se favorecerá al máximo la capacidad de decisión bien informada del cliente. El profesional puede negarse a llevar a cabo simultáneamente su intervención con otra diferente realizada por otro profesional. ’’, Y se puede evidenciar al momento que el terapeuta casi que prohíbe a su paciente trasladar su tratamiento con el Dr. Freud, e incluso llora ante ella pidiendo que ‘’no lo abandone’’.

La relación que mantiene el terapeuta con sus pacientes luego de la terminación de su relación clandestina con su amante no es del todo buena, sigue manteniendo un trato con ellas mucha más allá de lo estrictamente profesional, convirtiéndolas en sus nuevas amantes. Y aquí es donde se puede hacer la pregunta, ¿Dónde queda la objetividad del psicólogo?, ¿Dónde queda su profesionalismo? Si bien uno de los principios del psicólogo es la beneficencia y no-maleficencia, en este caso esto queda relegado a un segundo plano, quedando de primero los deseos pasionales y libidinosos del psicólogo.

Otro aspecto que se puede evidenciar

...