Ana Una Mujer de Fe

Ana Una Mujer de Fe

1: 9-18 Hannah mezcló lágrimas con sus oraciones; ella consideró la misericordia de nuestro Dios, quien conoce el alma atribulada. Dios nos da permiso, en oración, no solo para pedir cosas buenas en general, sino para mencionar esa cosa especial que más necesitamos y deseamos. Ella habló en voz baja, nadie podía oírla. De esta manera ella testificó su creencia del conocimiento de Dios sobre el corazón y sus deseos. Eli era sumo sacerdote y juez en Israel. Nos convertiremos en precipitados y apresurados en censurar a los demás, y en pensar en personas culpables de cosas malas mientras el asunto es dudoso y no está probado. Hannah no replicó a la acusación y recriminó a Eli con la perversa conducta de sus propios hijos. 

Cuando en cualquier momento somos censurados injustamente, tenemos que poner una doble guardia ante la puerta de nuestros labios, para que no devolvamos la censura por censura. Hannah pensó que era suficiente para aclararse, y nosotros también. Eli estaba dispuesto a reconocer su error. Hannah se fue con la satisfacción de la mente. Ella misma había encomendado su caso a Dios, y Eli había orado por ella. La oración es la facilidad del corazón para un alma graciosa. La oración suavizará el semblante; debería hacerlo Ninguno permanecerá por mucho tiempo miserable, que usa correctamente el privilegio de ir al propiciatorio de un Dios reconciliado en Cristo Jesús.

Gracia en tus ojos; esa opinión favorable, y la buena voluntad, y la oración misericordiosa, que has expresado en mi nombre, se complacen en continuar hacia mí. Su semblante no era más triste; su corazón se vitoreaba con las palabras confortables del sacerdote, y especialmente cuando el Espíritu de Dios se las había puesto en su casa y le aseguraba que tanto su oración como la suya debía escucharse, y rápidamente apareció en su semblante. Heb. su indignación , o aflicción , (como la palabra rostro a veces se entiende, como Génesis 32:20 Salmo 21: 9 34:16 ) no era más, es decir, se desvaneció.

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