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La Inhumana ¿vida? De Las Mujeres En Zonas Bajo Dominio Talibán

lemark2116 de Agosto de 2011

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La siguiente lista ofrece tan sólo una simple ojeada sobre la infernal vida que las mujeres afganas están obligadas a llevar bajo los talibán y no puede sino levemente reflejar la profundidad de sus privaciones y sufrimientos. Los talibán tratan a las mujeres peor que a sus animales. De hecho, aunque los talibán iliegalizaron la tenencia de pájaros y animales enjaulados, encarcelan a las mujeres afganas entre las cuatro paredes de sus hogares. Las mujeres no tienen la menor importancia a ojos de los talibán menos cuando están ocupadas en la procreación, satisfaciendo los deseos sexuales de los varones o haciéndose cargo del pesado trabajo doméstico a diario. Los fundamentalistas jehadi como Gulbbudin, Rabbani, Masood, Sayyaf, Khalili, Akbari, Mazari y sus co-criminales Dostum han cometido los más pérfidos y naudeabundos crímenes contra las mujeres afganas. I cuantas más áreas caen bajo el control talibán, aunque baje el número de violaciones y asesinatos perpetrados contra las mujeres, las resrictiones de los talibán -comparables a las de la edad media- continúan matando el espíritu de nuestro pueblo mientras lodespojan de toda existencia humana. Consideramos a los talibán más dañinos e ignorantes que los jehadis. De acuerdo con nuestro pueblo, "los jehadis estaban matándonos con pistolas y espadas pero los talibán nos están matando con algodón."

La siguiente lista ofrece sólo una visión abreviada de la infernal vida que las mujeres afganas se ven obligadas a vivir bajo el régimen de los talibanes y refleja una amplia y dolorosa serie de privaciones y sufrimientos.

Las mujeres, a ojos de los talibanes, no tienen importancia, salvo a los fines de la producción de niños, la satisfacción sexual de los hombres y la realización de los quehaceres domésticos.

En zonas que se encuentran bajo control de los talibanes, las violaciones y asesinatos de mujeres que supuestamente han transgredido sus restricciones son la norma.

Esas restricciones que los talibanes imponen a las mujeres incluyen:

1- Completa prohibición del trabajo femenino fuera de sus hogares, que igualmente se aplica a profesoras, inginieras y demás profesionales. Sólo unas pocas doctoras y enfermeras tienen permitido trabajar en algunos hospitales en Kabul.

2- Completa prohibición de cualquier tipo de actividad de las mujeres fuera de sus casas a no ser que sea acompañadas de su mahram (pariente cercano masculino como padre, hermano o marido).

3- Prohibición a las mujeres de cerrar tratos con comerciantes masculinos.

4- Prohibición a las mujeres de ser tratadas por doctores hombres.

5- Prohibición a las mujeres de estudiar en escuelas, universidades o cualquier otra institución educativa (los talibán han convertido las escuelas para chicas en seminarios religiosos).

6- Las mujeres deben llevar un largo velo (burqa), que las cubre de la cabeza a los pies.

7- Azotes, palizas y abusos verbales contra las mujeres que no vistan acorde con las reglas talibán o contra las mujeres que no vayan acompañadas de su mahram.

8- Azotes en público contra aquellas mujeres que no oculten sus tobillos.

9- Lapidación pública contra las mujeres acusadas de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio (un gran número de amantes son lapidadas hasta la muerte bajo esta regla).

10- Prohibición del uso de cosméticos (a muchas mujeres con las uñas pintadas les han sido amputados los dedos).

11- Prohibición a las mujeres de hablar o estrechar las manos a varones que no sean mahram.

12- Prohibición de reír en voz alta (ningún extraño debe oír la voz de una mujer).

13- Prohibiciónde llevar zapatos con tacones, que pueden producir sonido al caminar (un varón no puede oir los pasos de una mujer).

14- Prohibición de viajar en taxi sin su mahram.

15- Prohibición a las mujeres de tener presencia en la radio, la televisión o reuniones públicas de cualquier tipo.

16- Prohibición a las mujeres de practicar deportes o entrar en cualquier centro o club deportivo.

17- Prohibición a las mujeres de conducir bicicletas o motocicletas, aunque sea con sus mahrams.

18- Prohibición de llevar indumentarias de colores vitosos. En términos de los talibán, se trata de “colores sexualmente atractivos”.

19- Prohibición a las mujeres de reunirse con motivo de festividades o con propósitos recreativos.

20- Prohibición a las mujeres de lavar ropa en los ríos o plazas públicas.

21- Modificación de toda la nomenclatura de calles y plazas que incluyan la palabra “mujer.” Por ejemplo, el “Jardín de las Mujeres” se llama ahora “Jardín de la Primavera”.

22- Las mujeres tienen prohibido asomarse a los balcones de sus pisos o casas.

23- Todas las casas deben tener ventanas opacas, para que las mujeres no puedan ser vistas desde fuera de sus hogares.

24- Los sastres tienen terminantemente prohibido tomar medidas a las mujeres y coser ropa femenina.

25- Las mujeres tienen prohibido el acceso a los baños públicos.

26- Prohibición a las mujeres y a los hombres de viajar en un mismo autobús. Los autobuses se dividen ahora en “sólo hombres” o “sólo mujeres”.

27- Prohibición de pantalones acampanados, aunque se lleven bajo el burqa.

28- Está prohibido fotografiar o filmar a mujeres.

29- Prohibición de imágenes de mujeres impresas en revistas y libros, o colgadas en los muros de casas y tiendas.

Han pasado ya mas de un año y medio desde que el régimen talibán – calificado por la ONU como el más misógino del planeta- fue derrocado por la fuerzas de coalisión lideradas por los EE.UU. , tras mas de 6 años de dominio en Afganistán. El régimen negaba a las mujeres y niñas los derechos civiles básicos, como educación, salud, asistencia médica, trabajo.

Tenían prohibido consultar a un médico varón, y las médicas no podían trabajar. Tampoco podían salir de sus casas sino estaban acompañadas por un pariente varón. Los talibanes habían prometido paz y seguridad después de dos décadas de guerra y violencia, pero lo que les dieron fue presión. El actual gobierno presidido por Hamid Karzai, había prometido construir una nación en las que se garantizara a las mujeres los derechos. Y desde que empezó la guerra, en octubre de 2001, Estados Unidos prometió 15.000 millones de dólares para ayudar a la reconstrucción del país, pero hasta ahora sólo se distribuyó un tercio de esa cifra.

Los afganos confían la seguridad a tropas extranjeras hasta que se establezca su propio ejército, y en la ayuda externa para ingresar en el siglo XXI. Pero las mujeres han descubierto que su esperanza de un nuevo Afganitán está muy lejos. Deben luchar contra un patriarcado de siglos, que la guerra ha arraigado, y las pocas que han logrado empezar o retomar sus carreras son voces aisladas en un mundo de hom¬bres. Pero no se rinden.

La ley patriarcal

"Me temo que estaremos aquí mucho tiempo", dice Rahima, de 35 años, mientras se acomoda el velo y alza a sus dos melli¬zas. Aquí es la cárcel de Kabul para mujeres donde Rahima pa¬sa sus días con otras 28 afganas y sus respectivos hijos, que son encarcelados con ellas. Rahima dice que fue a prisión por negar-se a casarse con su cuñado después de la muerte de su esposo,rechazando así la costumbre tra¬dicional afgana. Huyó de la casa de su familia política y su cuñado la hizo arrestar. "Muchas se fugan de sus casas con un hombre y, para un gobierno islámico, ése es un gran delito", dice Khatol, la guardiana, que ha trabajado diez años en la cárcel. "Me entristece verlas aquí, pero come¬tieron errores. Deberían haber tenido matrimonios verdaderos, no por amor." Aun en la relativa¬mente cosmopolita Kabul las mujeres todavía cumplen, por costumbre, algunas de las reglas más represivas de los talibanes: muchas siguen usando el burka, un velo que las cubre de la cabeza a los pies, y casi todas necesitan el permiso de su esposo para consultar a un médico. Fuera de Kabul, sufren aún más.

Temor por la vida

Leila Achakzai, de 26 años, vive con su esposo, Fahim, en la casa de su madre en Kabul. Lella, que está a punto de tener su segundo hijo, dice que no tiene médico y que no sabe dónde dará a luz. Aunque nació y creció en Kabul, jamás ha podido salir de su propio vecindario, de modo que la ciudad es para ella un misterio amenazante.

Cuando una mujer está embarazada, los afgailos dicen que está enferma. En la Maternidad Malalai, la mayor del país, las mujeres son dadas de alta pocas horas después del parto por la enorme demanda de camas. Pero el 97% de las mujeres afganas da a luz en sus casas porque tienen prohibido consultar a médicos varones y casi nunca dispo¬nen de medios de transporte para llegar a un tratamiento médico. Un informe reciente de Médicos por los Derechos Humanos indica que el 40% de las mujeres que mueren durante su período de fertilidad es por complicaciones en el parto.

La Maternidad Malalai está rodeada por un muro de cemento construido por los talibanes, con dos ventanucos diminutos. Del otro lado acampan los hombres que esperan a las mujeres internadas; sigue sin permitírseles entrar, como durante el gobierno de los talibanes, y hablan con sus esposas por los diminutos ventanucos. "El régimen talibán ya no está -dice Suraya Dalil, una médica afgana que participa en la Iniciativa Maternidad Segura, de Unicef-, pero su muro sigue en pie."

Nuevas libertades

Algunas mujeres de la

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