Aarón Y La Ballena Sabia

Aarón y la Ballena Sabia

Hace mucho tiempo hubo un hombre llamado Aarón a quien Dios en su justo juicio le dijo: “Eres Aarón el iluminado y es preciso que viajes a Cristóbal. Necesito que le hagas ver a la gente de ese lugar lo bonita que puede ser la vida si viven en armonía y en paz con el prójimo, si dejan a un lado las peleas y trabajan en equipos por un mejor mañana”.

Aarón aterrado por la tarea encomendada y confundido por no saber que hacer, exclama: ¡Dios misericordioso, agradezco tu confianza pero no puedo ir!, soy pecador al igual que todos ellos y no tengo la potestad de inducirlos a hacer algo que ni yo he practicado con mi gente. A lo que Dios responde: Hijo mio, tu has sido elegido por mí desde el momento en que naciste, tu nombre bien lo dice: eres luz, eres inspiración, solo pon tu mano en tu corazón y déjate llevar, estoy seguro de que lograrás tu tarea.

Aarón poco convencido de su alcance, comenzó a huir hacia el otro lado de aquella ciudad, y encontró en su camino a un viejo señor capitán de un barco al cual se dirigió:

¡Capitán! estoy tratando de esconderme, me han encomendado una misión imposible de alcanzar. ¡Por favor permítame subir a bordo de su barco, no importa el destino!

El Capitán del barco intrigado por el comportamiento de Aarón le permitió abordar su nave sin mayor inconveniente con la condición de que ayudara a su tripulación.

Por otro lado, Dios molesto por la huida de Aarón, provocó una fuerte tormenta que hizo tambalear el barco y la tripulación asustada, tan solo podía rezar para que la tormenta cesara y les permitiera seguir su rumbo. Aarón seguro de que todo era por causa de él, tuvo que pedirles a los tripulantes que lo arrojaran al mar para que cesara la tormenta. Al principio los marineros no querían, pero al ver que el peligro de ahogarse todos aumentaba, decidieron arrojar a Aarón. La tormenta cesó inmediatamente y el mar se calmó como si no hubiese sucedido nada.

Al caer, Aarón fue tragado por un pez muy grande (una ballena). Estuvo dentro del pez durante tres días.

Aarón lamentó no haber obedecido a Dios, pues debió ir a Cristóbal. Pero Aarón en el estómago de la ballena arrepentido, oró a Dios suplicando su ayuda y Dios hizo que la ballena lo vomitara en tierra firme.

En lo que sale, sorprendentemente la ballena se dirige a Aarón y exclama lo siguiente:

Hola Aarón, estuviste tres días en mí interior y mi misión ahora es enseñarte que: “Nunca debes huir de la voluntad de Dios, él lo puede todo y afortunado eres de ser elegido para cumplir una tarea”. Desde mi creación,

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