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Anda Usted Con Dios


Enviado por   •  18 de Octubre de 2014  •  2.740 Palabras (11 Páginas)  •  679 Visitas

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¿Andará usted con Dios?

“[Sé] modesto al andar con tu Dios.” (MIQUEAS 6:8.)

EL BEBÉ, tambaleante, trata de agarrar los brazos extendidos de su padre o su madre al tiempo que da sus primeros pasos. Aunque la ocasión pudiera parecer de poca importancia, para los padres es todo un hito, un momento que los llena de expectativas. Están ansiosos por caminar de la mano con su hijo en los meses y años por venir; esperan guiarlo y prestarle apoyo de muchas maneras por largo tiempo.

2 Jehová Dios siente algo parecido por sus hijos terrestres. En cierta ocasión dijo refiriéndose a su pueblo Israel (simbolizado por Efraín): “[Yo] enseñé a Efraín a andar, tomándolos sobre mis brazos [...]. Con las sogas del hombre terrestre seguí atrayéndolos, con las cuerdas del amor” (Oseas 11:3, 4). Aquí Jehová se asemeja a un padre cariñoso que con paciencia enseña a andar a su hijo y lo carga en sus brazos cuando se cae. Jehová, el Padre por excelencia, ansía enseñarnos a andar, y le causa placer acompañarnos a medida que progresamos. Como indica el texto temático, es posible andar con él (Miqueas 6:8). Ahora bien, ¿qué significa andar con Dios? ¿Por qué debemos hacerlo? ¿Cómo lo logramos? ¿Y cuáles son los beneficios? Analicemos estas cuatro preguntas una por una.

¿Qué significa andar con Dios?

3 Es obvio que, como seres humanos de carne y hueso que somos, no podemos andar literalmente con Jehová, que es un espíritu (Éxodo 33:20; Juan 4:24). Por eso, cuando la Biblia habla de hombres que anduvieron con Dios, lo hace en sentido figurado; así pinta una extraordinaria imagen verbal que no solo trasciende las barreras nacionales y culturales, sino también la barrera del tiempo. Después de todo, ¿en qué lugar o época no se comprenderá el concepto de una persona que anda en compañía de otra? Es una imagen que comunica afecto e intimidad, ¿no es verdad? Dichos sentimientos nos dan una idea de lo que significa andar con Dios. Pero seamos más específicos.

4 Recordemos a los fieles Enoc y Noé. ¿Por qué se dice que anduvieron con Dios? (Génesis 5:24; 6:9.) En la Biblia, “andar” significa a menudo seguir cierto derrotero. Enoc y Noé optaron por seguir un derrotero que armonizaba con la voluntad divina. A diferencia de sus contemporáneos, buscaron la guía de Jehová y obedecieron sus mandatos; confiaron en él. ¿Quiere decir eso que él decidía por ellos? No. Jehová nos ha dotado de libre albedrío y desea que usemos ese don junto con nuestra “facultad de raciocinio” (Romanos 12:1). Pero a la hora de tomar una decisión, permitimos con humildad que su mente, que es infinitamente superior a la nuestra, guíe nuestro raciocinio (Proverbios 3:5, 6; Isaías 55:8, 9). Así caminamos por la vida con Jehová como nuestro amigo íntimo.

5 La Biblia suele asemejar la vida a un viaje o recorrido, haciéndolo unas veces de manera expresa y otras de manera implícita. Por ejemplo, Jesús preguntó: “¿Quién de ustedes, por medio de inquietarse, puede añadir un codo a la duración de su vida?” (Mateo 6:27). Hay algo en estas palabras que pudiera causarnos extrañeza. ¿Por qué habló Jesús de añadir “un codo” —que es una medida de longitud— a “la duración de [la] vida”, que se mide con unidades de tiempo?* Obviamente, Jesús estaba comparando la vida a un viaje, y enseñó que por más que nos preocupemos, no podemos añadir un solo paso a su curso. ¿Quiere decir, pues, que no hay nada que podamos hacer con respecto a la duración de este recorrido? Todo lo contrario. Y esto nos lleva a la segunda pregunta: ¿por qué debemos andar con Dios?

¿Por qué debemos andar con Dios?

6 Jeremías 10:23 expone una de las razones por las que debemos andar con Jehová Dios al decir: “Bien sé yo, oh Jehová, que al hombre terrestre no le pertenece su camino. No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso”. En efecto, el ser humano no tiene ni la capacidad para dirigir su vida ni el derecho de hacerlo. Necesita guía con urgencia. Quienes insisten en seguir su camino sin depender de Dios cometen el mismo error de Adán y Eva, que se creyeron con el derecho de determinar por sí mismos lo que era bueno y lo que era malo (Génesis 3:1-6). Tal derecho sencillamente “no le pertenece” a ningún ser humano.

7 ¿No siente usted la necesidad de tener un guía en su viaje por la vida? A diario nos vemos obligados a tomar todo tipo de decisiones, lo cual no siempre resulta fácil, pues algunas de ellas pueden afectar nuestro futuro y el de nuestros seres queridos. ¡Qué bueno es saber que hay alguien infinitamente mayor y más sabio que nosotros que se ofrece de buena gana a orientarnos! Lamentablemente, la mayoría de las personas prefiere confiar en su juicio y dirigir sus propios pasos. Hacen caso omiso de la verdad expuesta en Proverbios 28:26: “El que confía en su propio corazón es estúpido, pero el que anda con sabiduría es el que escapará”. Jehová quiere que escapemos del desastre que provoca confiar en nuestro traicionero corazón (Jeremías 17:9). Quiere que andemos con sabiduría, que confiemos en él como nuestro Guía e Instructor; así caminaremos por la vida seguros y satisfechos.

8 Otra razón por la que debemos andar con Dios tiene que ver con la duración de nuestro recorrido. La Biblia enseña una triste realidad: en un sentido, toda la humanidad imperfecta se encamina hacia el mismo destino. Describiendo los achaques de la vejez, Eclesiastés 12:5 dice: “El hombre va andando a su casa de larga duración y los plañidores han marchado alrededor por la calle”. ¿Qué es esa “casa de larga duración”? Es la tumba, adonde nos conducen forzosamente el pecado y la imperfección (Romanos 6:23). No obstante, Jehová quiere algo más para nosotros que el corto y accidentado trayecto de la cuna a la tumba (Job 14:1). Pero solo si andamos con él tendremos la esperanza de caminar por la vida durante todo el tiempo que él ha dispuesto, a saber, para siempre. ¿Acaso no es ese también su deseo? Entonces debe andar con su Padre.

¿Cómo podemos andar con Dios?

9 La tercera pregunta de este análisis merece nuestra más cuidadosa atención: ¿cómo podemos andar con Dios? Hallamos la respuesta en Isaías 30:20, 21: “Tu Magnífico Instructor ya no se esconderá, y tus ojos tienen que llegar a ser ojos que vean a tu Magnífico Instructor. Y tus propios oídos oirán una palabra detrás de ti que diga: ‘Este es el camino. Anden en él’, en caso de que ustedes se fueran a la derecha o en caso de que se fueran a la izquierda”. Es posible que las palabras de Jehová recogidas en el versículo 20 de este alentador pasaje le

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