¿COMO ACERCARNOS A DIOS PARA ADORARLE Y SERVIRLE?

¿COMO ACERCARNOS A DIOS PARA ADORARLE Y SERVIRLE?

        Dentro de la Biblia hay diversas formas de como acercarnos a Dios, considerando los enseres del patio en el Tabernáculo podremos ver algunos pasos para acercarnos a Dios y poder ofrecer adoración y servicio.

El primer paso para acercarse a Dios está simbolizado por el altar de bronce. Un autor dice: “Es el primer objeto que se encontraba al entrar al atrio. Sus dimensiones eran: 5x5x3 codos, de manera que era cuadrada, símbolo que recuerda el alcance universal del Sacrificio de la Cruz (4 vientos, 4 puntos cardinales, etc.). El altar es una figura de Cristo (madera de acacia, o de Sitim), pero de Cristo como objeto de juicio de Dios sobre el pecado (bronce) (ver Números 16:36-40)”. Efectivamente este alcance es correcto, el altar de bronce era el primer objeto, y estaba destinado para la expiación.

La tradición judía indicaba que la forma de remisión de los pecados era ofreciendo un animal en el altar del holocausto, y este tomaba el lugar que merecía el pecador. El animal que ofrecía el pecador tenía que ser puro, sin mancha alguna. El animal moría, y el hombre era perdonado.

Esto es simbólicamente el sacrificio de Cristo. Su cruz es el lugar de expiación, ya el cordero inmolado ha sido sacrificado, y ahora podemos decir alegremente que somos salvos por Cristo. Somos pecadores, un ser inocente tenía que morir para perdonarnos, Él lo hizo; no le importó despojarse de todo, su divinidad, etc. Y todo lo hizo para que nosotros podamos ser salvos.

Si el primer paso para acercarnos a Dios es la expiación es porque necesitamos ser lavados por la sangre de Dios para adorarle  servirle. Solo el verdadero arrepentimiento trae la verdadera adoración. La gente dice adorar a Dios, pero no se ha arrepentido de sus pecados, por lo tanto no han dado el primer paso, ser perdonados por Dios. Los judíos entendían esto, necesitaban ser expiados para poder adorar a Dios de corazón.

El segundo paso para acercarse a Dios es presentarse con pureza, la fuente de bronce o lavacro es quien representa esto. Todo sacerdote que iba a ministrar debía lavarse o purificarse para hacerlo, esto era un lavamiento de pies.

Un autor dice: “En Juan 13 el Señor Jesús mismo nos muestra la significación de la Fuente de Bronce. Al celebrar la ultima cena con sus discípulos, Él se levanta de la mesa y se pone a lavar los pies de ellos. Pedro no quería que lo hiciese con él, pero Jesús le dice: "El que esta lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues todo está limpio" (v.10). Para aquel que tiene todo el cuerpo lavado, es decir, que ha pasado por el nuevo nacimiento a la conversión no es necesario repetir lo ha sido cumplido una vez para siempre (Tito: 3:5); pero ocurre demasiado a menudo que el creyente, a causa de la carne que está aún en él, ha pecado, ha manchado sus pies en el camino”.

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