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El Abroto En La Religion Catolica


Enviado por   •  4 de Julio de 2012  •  1.796 Palabras (8 Páginas)  •  565 Visitas

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El aborto según la iglesia católica

La Iglesia Católica condena el aborto. Es una posición que se ha mantenido a lo largo del tiempo. Por la trascendencia de esta reflexión para la mayoría católica del país, el editor del Gran Libro de la Sexualidad de Hoy, presenta una exposición de la doctrina católica en esa materia, tal como se expone en documentos de la Iglesia y desde la perspectiva de especialistas que se mantienen en una postura ortodoxa.

Para la Iglesia, la vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida.

La Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado. El aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a la ley moral, repite el magisterio eclesiástico.

En el siglo XX, la Iglesia ha reiterado a través de diversos pronunciamientos oficiales tal condena. Los pontífices y el Concilio Vaticano II repiten aquel magisterio. Además, la Iglesia reclama que las sociedades y los Estados respeten el derecho primario a la vida desde la concepción.

Leyes y aborto

En la instrucción "Donum Vitae", de 22 de febrero de 1987, se dice: "Los derechos inalienables de la persona deben ser reconocidos y respetados por parte de la sociedad civil y de la autoridad política. Estos derechos del hombre no están subordinados ni a los individuos ni a los padres, y tampoco son una concesión de la sociedad o del Estado: pertenecen a la naturaleza humana y son inherentes a la persona en virtud del acto creador que la ha originado. Entre esos derechos fundamentales es preciso recordar el derecho de todo ser humano a la vida y a la integridad física desde la concepción hasta la muerte.

Cuando una ley positiva priva a una categoría de seres humanos de la protección que el ordenamiento civil les debe, el Estado niega la igualdad de todos ante la ley. Cuando el Estado no pone su poder al servicio de los derechos de todo ciudadano, y particularmente de quien es más débil, se quebrantan los fundamentos mismos del Estado de derecho...El respeto y la protección que se han de garantizar, desde su misma concepción, a quien debe nacer, exige que la ley prevea sanciones penales apropiadas para toda deliberada violación de sus derechos".

Para la Iglesia, le embrión debe ser defendido en su integridad. Se consideran lícitas las intervenciones sobre el embrión "siempre que respeten la vida e integridad, que no lo expongan a riesgos desproporcionados, que tengan como fin su curación, la mejora de sus condiciones de salud o su supervivencia individual".

Fases evolutivas y fecundación*

Resumiendo los datos biológicos relacionados con la problemática que suscita el aborto, podríamos distinguir tres fases: a) La del germen, que comienza en el momento de la fecundación, unión del óvulo y el espermatozoide que al fundirse dan origen a la célula germinal, única e irrepetible, por su peculiar combinación cromosómica. Esta nueva realidad biológica, llamada zigoto, distinta ya de la que prestó la madre, implica un código genético que desplegará por su propia virtualidad intrínseca un proceso vital y psíquico hereditario. b) En segundo término se da la fase del embrión (desde la tercera a la octava semana), en que se desarrollan gradualmente los órganos y formas externas de un organismo en curso de desarrollo propiamente humano (entre la séptima y octavas semanas se pueden apreciar ya iniciados el cráneo, los ojos, las orejas -el electroencefalograma puede registrar, aunque mínima, una cierta actividad del cerebro-, cuerpo con sistema digestivo, corazón y sistema circulatorio, los brazos, las piernas, los dedos de los pies, etc.) c) La tercera fase es la del feto propiamente dicho: desde la octava semana hasta el nacimiento.

Si partimos del principio ético de la inviolabilidad de la vida humana, por el propio valor inminente que ésta tiene, con independencia de las circunstancias concretas que concurran en el sujeto viviente, hay que decir que el ser humano aparece como tal no solo con posterioridad a su nacimiento, sino aun en el claustro materno: de una manera corporáneamente perceptible en su período fetal, puesto que la diferencia del feto, incluso ya a partir del segundo mes, y el niño recién nacido es meramente cuantitativa, diferencia que disminuye progresivamente con el paso de las semanas de gestación. No hay diferencia cualitativa ni aun en el plano de su morfología orgánica; se trata de un ser humano, que puede ser directamente percibido como tal.

Valor desde el inicio

Pero tampoco hay un salto cualitativo en las fases anteriores, aunque la realidad somática no sea perceptible de esa forma: en la fase embriológica ya está esbozada la misma morfología, aunque de manera rudimentaria; incluso en relación con la primera fase se trata solo de una mera diferencia morfológica, pero en modo alguno cualitativa: el embrión y el germen, desde su fecundación, pertenecen a la especie humana por su origen, pro su composición y por su destino, por su radical autonomía biológica y hasta por el programa psicológico inscrito en su composición. No solo pertenecen a la especie humana, sino que predeterminan el desarrollo de un individuo humano concreto en un proceso lineal y continuo sin saltos cualitativos. Esto exige que sean valorados como etapas de un ser que está haciéndose hombre, aunque su estructura morfológica

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