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El Libre Albredrio

ehenoso7 de Abril de 2015

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El Libre Albedrío: ¿Existe?

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el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios

2 Corintios 4:4

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Una persona va al supermercado y escoge comprar carne de cerdo, otra se decide por carne de res mientras que otro prefiere pollo. Ciertamente podríamos decir que cada persona tiene capacidad de decisión para escoger libremente lo que desea en la vida. Alguien puede escoger, desde el estilo de ropa que usa hasta el color de su carro, o el de su casa. Pero también podemos decir que aunque los individuos ejercen sus propias decisiones, como decimos -“libremente”, de cierto modo también las personas ya vienen “preprogramadas” para tomar cierto tipo de decisiones. Existen ciertos factores que hacen que cada persona prefiera o escoja ciertas cosas y no otras. La herencia de sus padres o antepasados. Los genes que producen la personalidad y el carácter, además los valores inculcados desde su niñez y hasta el ambiente en el cual fue criado ejercen influencia en las decisiones de cada uno.

Pero a pesar de eso, podemos decir como ‘conclusión general’ y sin profundizar mucho en un estudio sobre la personalidad que la mayoría de las decisiones que cada persona hace son “libres” y sin presión externa alguna. Todo proviene del interior de la persona quien es la que dirige su vida y toma estas decisiones según prefiere. Y aunque podríamos decir que esta “programación” que se encuentra grabada en cada persona puede ser ‘cambiada’ verdaderamente nunca podrá ser totalmente eliminada. Los genes y las características heredades que cada persona trae al momento de nacer así como la formación de cada individuo le acompañaran hasta el día de su muerte. Aunque algunas decisiones pueden ser forzadas en las personas, tan pronto estas pueden escoger por sí mismas escogerán aquello que prefieren. Esto me recuerda el caso del ex-presidente de Estados Unidos, George H. Bush. Le estacionaron un camión de cargas lleno de brócolis frente a la Casa Blanca. Sucede que al presidente no le gustaba comer brécol y le hicieron una broma trayéndole un camión lleno. Pero el presidente dijo “cuando era niño me obligaban a comerlo, pero ahora yo soy el presidente, no como brócoli”.

Pero en este estudio no vamos a hablar sobre la personalidad ni tampoco hablaremos sobre si la persona prefiere tomar café o chocolate, si prefiere comer papas fritas o hervidas. Aquí trataremos de un tema más profundo e importante en la vida del hombre. Veremos si el hombre puede o no puede escoger a Dios y creer el mensaje del evangelio libremente. Para saber esto debemos de ir al libro de texto, la Biblia. Allí veremos que es lo que Dios mismo dice con respecto a este tema. Por supuesto, es lógico y natural pensar que el ambiente donde la persona ha sido criada o donde se ha desarrollado tiene alguna influencia sobre sus decisiones en cuanto a la fe, la religión y en cuanto a Dios. Pero vemos que aunque el ambiente en que la persona se desarrolla puede en ciertas ocasiones ayudar en su formación sobre Dios y la fe, también vemos que muchas veces esa formación ‘religiosa’ es en sí misma un obstáculo para acercarse a Dios como El mismo demanda y requiere.

Libre Albedrío

Muchos cristianos (y no cristianos) han llegado a la conclusión de que las personas tienen la capacidad de recibir o rechazar el evangelio basado en el “libre albedrío”. Pero aunque esto parezca una solución razonable y aceptable y hasta tenga apariencia de ser bíblica, lo cierto es que un estudio cuidadoso de la Escritura no nos enseña que tal interpretación sea cierta. Existen al menos dos razones por las cuales las personas (Cristianas) defienden y creen en el libre albedrío de los seres humanos en cuanto a su relación con la fe y el evangelio. Primordialmente es una herramienta que se utiliza “para defender a Dios” de dar apariencia de ser “injusto” y en segundo lugar porque no se comprende claramente lo que la Biblia enseña. Primero trataremos con lo que dice la Biblia y luego al final trataremos con la tal apariencia de injusticia en Dios.

Los que creen en tal libre albedrío basan su interpretación en que Dios hace un llamado al hombre a arrepentirse y acercarse a Dios y buscarle de todo corazón. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo encontramos que Dios ordena al pueblo que “escoja la vida para que viva” (Deuteronomio 30:19), les dice “escoged hoy vosotros a quien servir” (Josué 24), el repetido llamado de Dios a su pueblo “vuélvete a mí” (Isaías 44:22; Jeremías 3:1, 4:1) les dice “arrepentios y convertios” (Hechos 3:19), y el mandamiento mayor presentado en el Nuevo Testamento es aquel que ordena al hombre que “crea al mensaje del evangelio”(Juan 3:14-15).

Aunque todas estas demandas de Dios son claras en la Escritura, también es muy claro que el “hombre natural” nunca obedece fielmente a este llamado de Dios. Esa es en resumidas cuentas la historia del pueblo de Israel. Un pueblo que NUNCA respondió positivamente y enteramente de todo corazón al llamado de Dios. De hecho el tema principal del Antiguo Testamento en el pueblo de Israel es demostrarnos el trato de Dios con un pueblo que no respondía fielmente a su llamado. Un pueblo que según Dios mismo lo describe fue “incircunciso de corazón”, un pueblo que desde los tiempos antiguos y aun en los días de Jesús era lo mismo -- llegó a buscar a Dios “de labios” pero su corazón “estaba lejos de Dios”(Isaías 29:13; Mateo 15:8; Marcos 7:6) y en Juan 5:40 Cristo declara que el hombre con toda su religión apariencia de piedad, “no quiere” venir a la vida que aparenta estar buscando cuando dijo “y no queréis venir a mí para que tengáis vida”.

Es ciertamente un ‘colosal fracaso en el estudio teológico’ querer “probar” que el hombre tiene libre albedrío para escoger a Dios basados en los llamados que Dios hacía al pueblo de Israel para que le respondiera cuando la razón por la que esos llamados están ahí es precisamente para demostrar todo lo opuesto, que la voluntad del hombre “no es libre”. La Biblia nos muestra muy claramente que esos llamados no fueron exitosos sino que fallaron y finalmente terminaron con la nación de Israel siendo castigada y condenada por Dios mismo debido a sus constantes pecados, infidelidades y alejamientos. La doctrina del “libre albedrío” propone que el hombre tiene un albedrío (voluntad) que es “libre” y tal cosa es ciertamente una absoluta contradicción a la declaración de la Escritura y lo que Dios nos quiere enseñar por medio de la historia del pueblo de Israel. El fracaso en entender esta realidad ha llevado a la ‘errónea conclusión’ de que el hombre posee tal libertad en su voluntad. Sin embargo, lo contrario es cierto. La voluntad del hombre está corrompida. No busca a Dios ni le sirve como El lo demanda. Eso es lo que nos demuestra la Biblia. Cuando lleguemos a entender esta ‘clave’ tan importante, entonces tendremos una mejor comprensión de la realidad tan horrible y desesperante que embarga al hombre.

Pienso que los estudiosos que no llegan a percibir y aceptar esta realidad, no han llegado a entender cual es la verdadera condición del hombre según la Biblia – cual es la verdadera “doctrina del hombre” según el Antiguo Testamento, ni tampoco cual el verdadero efecto del pecado. Además demuestran que tampoco han comprendido cuan necesaria es la intervención y la gracia divina para lograr la salvación del ser humano. Fue esto precisamente lo que Jesús quiso decir a Nicodemo cuando vino de noche a conversar con él. El Señor le dijo que “el que no nace de nuevo no pude ver el reino de Dios”. Estas palabras fueron demasiado complicadas para Nicodemo quien respondió, “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?” Pero Jesús le sigue diciendo “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de Nuevo”. Note la fuerza de las palabras de Cristo cuando dice “es necesario”, sin embargo la situación en la mente de Nicodemo en vez de mejorar, lo que hizo fue empeorar, por lo que le responde “¿Cómo puede hacerse esto?”. A la verdad que Nicodemo había quedado totalmente fuera de comprensión al oír las palabras del Maestro sin embargo Cristo le contesta finalmente con una pregunta “¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?”. Jesús está indicando que esto es algo que Nicodemo debía saber, sin embargo no era así. Nicodemo, aunque era “maestro de Israel” no solamente no entendía que el hombre necesitaba nacer de Nuevo sino que tampoco sabía como tal cosa ocurría.

Hoy día contamos con muchos “maestros” que tampoco han entendido esta realidad. Sí, ellos hablan del “nuevo nacimiento” de Juan 3 pero todavía no comprenden porque de la necesidad de tal “nuevo nacimiento”. Ellos siguen leyendo las páginas de la Biblia sin entender el verdadero mensaje que Dios quiere que sepamos, “porqué es necesario nacer de nuevo”.

Por cierto los textos que preceden y siguen a la conversación de Cristo con Nicodemo afirman la necesidad que tiene el hombre de ser regenerado o nacido de nuevo. Según leemos en Juan 1:12-13

"A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad

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