ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Examen Complexivo 1

1984240525 de Enero de 2015

5.602 Palabras (23 Páginas)470 Visitas

Página 1 de 23

EXAMEN COMPLEXIVO

Bloque A - 1ª PARTE

NOMBRE Y APELLIDOS

Forma de responder:

1. El trabajo debe ocupar un mínimo de 10 folios escritos a ordenador por una cara.

2. Las respuestas deben ser comentarios justificados desde el texto y no meras exposiciones libres. Es un examen de teología y no un discurso libre.

3. Los comentarios deben ser claros, precisos, ordenados y sistemáticamente presentados.

4. Se debe utilizar un lenguaje teológico y no coloquial.

5. La redacción sintáctica y semántica es importante. Escriba sin faltas de ortografía.

Revelación y Fe. Mensaje cristiano I

1. Haga un comentario de texto sobre el siguiente documento.

Mediante la razón natural, el hombre puede conocer a Dios con certeza a partir de sus obras. Pero existe otro orden de conocimiento que el hombre no puede de ningún modo alcanzar por sus propias fuerzas, el de la Revelación divina (cf. Concilio Vaticano I: DS 3015). Por una decisión enteramente libre, Dios se revela y se da al hombre. Lo hace revelando su misterio, su designio benevolente que estableció desde la eternidad en Cristo en favor de todos los hombres. Revela plenamente su designio enviando a su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, y al Espíritu Santo.

"Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina" (DV 2).

Dios, que "habita una luz inaccesible" (1 Tm 6,16) quiere comunicar su propia vida divina a los hombres libremente creados por él, para hacer de ellos, en su Hijo único, hijos adoptivos (cf. Ef1,4-5). Al revelarse a sí mismo, Dios quiere hacer a los hombres capaces de responderle, de conocerle y de amarle más allá de lo que ellos serían capaces por sus propias fuerzas.

El designio divino de la revelación se realiza a la vez "mediante acciones y palabras", íntimamente ligadas entre sí y que se esclarecen mutuamente (DV 2). Este designio comporta una "pedagogía divina" particular: Dios se comunica gradualmente al hombre, lo prepara por etapas para acoger la Revelación sobrenatural que hace de sí mismo y que culminará en la Persona y la misión del Verbo encarnado, Jesucristo.

COMENTARIO

Referente al presente texto, el hombre puede conocer la existencia de Dios por dos caminos: uno, natural, y otro sobrenatural.

Por un lado, por el camino natural llegamos a Dios a través de la naturaleza o creación. Vemos el Sol, la Luna, las estrellas, la Tierra y, nos preguntamos que quién ha podido crear tales maravillas. Pues solo lo puede hacer un Dios creador.

Por otro lado, el otro camino para conocer la existencia de Dios es la Revelación. Dios nos ha comunicado muchos conocimientos a los que no podemos llegar con nuestra inteligencia (razón natural), ni con la ciencia. Se dio a conocer, en primer lugar, a los primeros padres, Adán y Eva; después de la caída por el pecado original, no los abandonó sino que les prometió la salvación y ofreció su alianza. Luego, con Abrahán, eligió al pueblo de Israel. Por fin, Dios se reveló plenamente enviando a su propio Hijo, Jesucristo.

El hombre es capaz de encontrase con Dios a través de la razón natural, pero no puede conocerlo a través de la Revelación Divina por libre decisión. Es Dios quien se revela y se da al hombre. Revela su misterio, envía a su Hijo, a Jesucristo y al Espíritu Santo.

Dios quiere hacer a los hombres creados por Él, sus hijos adoptivos, hacerlos capaces de responderle, de conocerle y de amarle más allá de lo que ellos serían capaces por sus propias fuerzas.

Dios se comunica gradualmente al hombre mediante acciones y palabras, lo prepara por etapas para acoger la Revelación sobrenatural de sí mismo y que culminará en Jesucristo.

Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre. Es la Palabra única, perfecta y definitiva de Dios Padre. Jesucristo ha dicho ya todo lo que Dios quería decirnos a los hombres, de manera que ya no habrá otra Revelación después de Cristo.

Si el hombre no tuviera capacidad para conocer la existencia de Dios por la sola luz de la razón, no podría tampoco conocer la existencia de Dios por la gracia de la fe, no podría tener fe; porque la gracia no se opone a la naturaleza, sino que la perfecciona. Un cuerpo puramente animal no podrá recibir la gracia de la fe y conocer a Dios por la gracia; si Dios no le da antes, por un acto creador natural, un alma racional que le dé la capacidad de conocer a Dios por la luz de la razón.

Dios nos ama, Dios se ha revelado y se ha entregado al hombre dando una respuesta definitiva y sobreabundante a las cuestiones que los hombres nos planteamos sobre el sentido y la finalidad de nuestras vidas. Mediante sus obras y palabras, Dios gradualmente se ha ido revelando al hombre y preparándole para la Revelación de sí mismo y la misión del Verbo encarnado, Jesucristo.

Además de demostrarse a sí mismo en las cosas creadas, Dios se manifestó a nuestros primeros padres, hablándoles y tras su error prometiéndoles su salvación y ofreciéndoles su confianza. Con Noé y con Abraham selló una alianza. Con este último incluso con su descendencia, formó a su pueblo al que reveló su Ley a través de Moisés y preparó a través de los profetas para acoger la salvación destinada a toda la humanidad.

Por último, Dios se ha revelado plenamente enviando a su propio Hijo, Jesucristo, en quien ha establecido su alianza para siempre. El Hijo es la Palabra definitiva del Padre.

Biblia y Jesucristo. Mensaje Cristiano II

1. Haga un comentario de texto sobre el siguiente documento.

El acontecimiento único y totalmente singular de la Encarnación del Hijo de Dios no significa que Jesucristo sea en parte Dios y en parte hombre, ni que sea el resultado de una mezcla confusa entre lo divino y lo humano. Él se hizo verdaderamente hombre sin dejar de ser verdaderamente Dios. Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. La Iglesia debió defender y aclarar esta verdad de fe durante los primeros siglos frente a unas herejías que la falseaban.

Las primeras herejías negaron menos la divinidad de Jesucristo que su humanidad verdadera (docetismo gnóstico). Desde la época apostólica la fe cristiana insistió en la verdadera encarnación del Hijo de Dios, "venido en la carne" (cf. 1 Jn 4, 2-3; 2 Jn 7). Pero desde el siglo III, la Iglesia tuvo que afirmar frente a Pablo de Samosata, en un Concilio reunido en Antioquía, que Jesucristo es Hijo de Dios por naturaleza y no por adopción. El primer Concilio Ecuménico de Nicea, en el año 325, confesó en su Credo que el Hijo de Dios es «engendrado, no creado, "de la misma substancia" [en griego homousion] que el Padre» y condenó a Arrio que afirmaba que "el Hijo de Dios salió de la nada" (Concilio de Nicea I: DS 130) y que sería "de una substancia distinta de la del Padre" (Ibíd., 126).

La herejía nestoriana veía en Cristo una persona humana junto a la persona divina del Hijo de Dios. Frente a ella san Cirilo de Alejandría y el tercer Concilio Ecuménico reunido en Efeso, en el año 431, confesaron que "el Verbo, al unirse en su persona a una carne animada por un alma racional, se hizo hombre" (Concilio de Efeso: DS, 250). La humanidad de Cristo no tiene más sujeto que la persona divina del Hijo de Dios que la ha asumido y hecho suya desde su concepción. Por eso el concilio de Efeso proclamó en el año 431 que María llegó a ser con toda verdad Madre de Dios mediante la concepción humana del Hijo de Dios en su seno: "Madre de Dios, no porque el Verbo de Dios haya tomado de ella su naturaleza divina, sino porque es de ella, de quien tiene el cuerpo sagrado dotado de un alma racional [...] unido a la persona del Verbo, de quien se dice que el Verbo nació según la carne" (DS 251).

Los monofisitas afirmaban que la naturaleza humana había dejado de existir como tal en Cristo al ser asumida por su persona divina de Hijo de Dios. Se ha de reconocer a un solo y mismo Cristo Señor, Hijo único en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación. La diferencia de naturalezas de ningún modo queda suprimida por su unión, sino que quedan a salvo las propiedades de cada una de las naturalezas y confluyen en un solo sujeto y en una sola persona» (Concilio de Calcedonia; DS, 301-302).

Después del Concilio de Calcedonia, algunos concibieron la naturaleza humana de Cristo como una especie de sujeto personal. Contra éstos, el quinto Concilio Ecuménico, en Constantinopla, el año 553 confesó a propósito de Cristo: "No hay más que una sola hipóstasis [o persona] [...] que es nuestro Señor Jesucristo, uno de la Trinidad" (Concilio de Constantinopla II: DS, 424). Por tanto, todo en la humanidad de Jesucristo debe ser atribuido a su persona divina como a su propio sujeto (cf. ya Concilio de Éfeso: DS, 255), no solamente los milagros sino también los sufrimientos (cf. Concilio de Constantinopla II: DS, 424) y la misma muerte: "El que ha sido crucificado en la carne, nuestro Señor Jesucristo, es verdadero Dios, Señor de la gloria y uno de la Santísima Trinidad" (ibíd., 432).

La Iglesia confiesa así que Jesús es inseparablemente verdadero Dios y verdadero Hombre. Él es verdaderamente el Hijo de Dios que se ha

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (33 Kb)
Leer 22 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com