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Ecología representa la relación, la interacción y el diálogo que todos los seres (vivos y no vivos) guardan entre sí y con todo lo demás que existe.

La naturaleza (el conjunto de todos los seres), desde las partículas elementales y las energías primordiales hasta las formas más complejas de vida, es dinámica; ella constituye un tejido intrincadísimo con conexiones por todos los lados. La ecología no abarca sólo la naturaleza (ecología natural), sino también la cultura y la sociedad (ecología humana, social, etc.). A partir de ahí surgieron subdivisiones de la ecología, como la ecología de las ciudades, de la salud, de la mente, etc. Importa, entre tanto, entender que la ecología quiere enfatizar el enlace existente entre todos los seres naturales y culturales, y subrayar la red de interdependencias vigentes de todo con todo, constituyendo la totalidad ecológica. Esta no constituye una estandarización y homogenización inmutable o la suma de muchas partes o detalles, antes bien, forma una unidad dinámica hecha de una riquísima diversidad.

Así la tesis básica de una visión ecológica de la naturaleza dice : todo se relaciona con todo en todos los puntos. La lesma del camino tiene que ver con la galaxia más distante ; la flor con la gran explosión de hace 15 billones de años; la descarga de dióxido de carbono de un autobús viejo con nuestra Vía Láctea; mi conciencia con las partículas elementales subatómicas.

En el ámbito de lo humano, la ecología exige una actitud básica : la de relacionar todo por los lados; con eso se superan los saberes separados y se evitan los «científicos idiotas» que sólo saben acerca de su campo específico de saber (el médico sólo de medicina, el economista sólo de economía y el sacerdote sólo de religión); importa desarrollar una comprensión interdisciplinar; exige también una actitud de relacionar todo hacia atrás: ver las cosas en su genealogía, pues ellas conocen una larga historia de billones de años hasta llegar a la forma actual; con eso se evitan visiones ingenuas, inmovilistas y fundamentalistas; se exige igualmente una visión hacia adelante: todas las cosas, como tuvieron su pasado, tienen también futuro y un derecho al futuro; importa evitar el inmediatismo y la preocupación solamente de nuestra generación y desarrollar una solidaridad con todas las generaciones que todavía no nacieron (solidaridad generacional) para que ellas también puedan convivir con una naturaleza saludable; por fin, la ecología exige una visión de totalidad: ésta no es resultado de la suma de las partes, sino de la interdependencia orgánica de todo con todo; con eso superamos el pensamiento dominante articulado con otras formas de experimentar y de conocer la realidad.

Esa actitud ecológica de base se llama holismo y visión holística. Holismo (del griego holos, que significa «totalidad»), término divulgado por el filósofo sudafricano Jan Smutts (a partir de 1926), significa el esfuerzo de interpretar el todo en las partes y las partes en el todo. De esta forma nos encontramos siempre con una síntesis que ordena, organiza, regula y finaliza las partes de un todo y cada todo con otro todo diferente todavía mayor. La ecología holística, como veremos, constituye una práctica y una teoría que relaciona e incluye todos los seres entre sí y con el

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