La Palabra Como Centro De La Vida

I-. INTRODUCCIÓN

La vida diaria está llena de pequeñas decisiones que reflejan lo que pensamos,

lo que somos, lo que creemos. ¿Cuál es el punto de apoyo que determina cómo

serán nuestras acciones?, ¿las emociones o lo que nos dicen las circunstancias?,

¿quizá la opinión de alguien que apreciamos?

Dios hizo su creación con una base sólida e inamovible, un fundamento del que

proviene todo y en el que está la vida

podremos encontrar el sustento que necesitamos para vivir cada día conforme

su pensamiento.

Sin embargo, leer la Escritura a diario no significa que ésta sea el centro de nuestra

vida porque, aun así, nuestro pensamiento puede estar enfocado en otras cosas

del entorno como las noticias, los problemas o el consejo de alguien más. La única

manera de tener comunión con el Padre y hacerla real en nuestro caminar es

tomando la decisión de dejar de lado aquello que nos distrae para enfocarnos

exclusivamente en su pensamiento para nosotros, en su Palabra.

SOCIALIZACIÓN

•II-. LA PALABRA COMO EL CENTRO – Juan 1:1 -5

Desde el principio, la Palabra ha sido el fundamento de todo lo creado.

De hecho, fue por medio de ella que Dios, el Creador, expresó su autoridad instituyendo

y estableciendo leyes que lo sostendrían todo. Estas normas son vigentes hoy:

los planetas siguen su curso sin desviarse ni un centímetro, el agua del mar llega hasta

donde el Señor marcó su límite, los vientos se mueven por los recorridos establecidos

desde el principio. Todo esto es posible por la naturaleza de esa Palabra: estos versículos

describen el Verbo como eterno, relacional, activo, dador de vida y luz, necesario y con un

propósito dirigido a la humanidad (Jn. 1:1-5). De hecho, el Verbo es una Persona;

Dios creó todo con la Palabra, la cual estaba con Él y era Él (v. 1). La Palabra actuaba porque

estaba en unidad con Dios y se relacionaba con Él; en otras palabras, el Padre y el Verbo

están en comunión total y perfecta.

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