Ministerio

Introducción

Para todos los que han sido llamados por el Señor a un ministerio, es todo un desafío cumplir cabalmente la tarea encomendada. No se trata simplemente de cumplir unas actividades en el calendario anual de la iglesia o “salvar su responsabilidad” en un comité. Este desafío tiene que ver con aceptar un llamado, desarrollar un carácter y comprometerse con una tarea.

El ministerio dentro de la iglesia local es la ejecución de los dones y habilidades para la edificación del cuerpo y la extensión del reino. Dios nos capacita y nos llama para que seamos protagonistas de su programa de redención. Al mismo tiempo, Dios espera que nuestra vida refleje su propio carácter. Como hijos amados debemos imitar el carácter del Padre. Finalmente, Dios espera que mostremos total compromiso y alta prioridad en el cumplimiento del ministerio asignado.

Estos tres aspectos (llamado, carácter y compromiso) son las bases del ministerio cristiano. Cada creyente debe mantenerlos muy claro. También serían los criterios mas apropiados para evaluar si realmente estoy haciendo en el cuerpo de Cristo lo que debo hacer de la forma como lo debo hacer y por las razones correctas.

Debemos recordar que el ministerio es tanto nuestra respuesta al llamado de Dios, como el espejo de nuestro carácter y, finalmente, nuestra oportunidad de mostrar el compromiso de nuestro corazón. Dios espera que cada hijo suyo comprenda que su llamado, carácter y compromiso serán en última instancia los que sustente su vida ministerial. Ni el activismo, ni los elogios, ni los numeritos en un informe pueden sustituir estos tres fundamentos.

Queremos en este tiempo reflexionar en torno a este importante tema. Nuestra oración es que este tiempo sea usado por Dios para afirmar nuestro ministerio y animarnos al crecimiento permanente como ministros de su reino.

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