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Parabola De JEsus


Enviado por   •  1 de Junio de 2014  •  441 Palabras (2 Páginas)  •  282 Visitas

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LAS PARÁBOLAS DE JESÚS

Hombre que edifica su casa

Mateo 7, 24-27

24 «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: 25 cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. 26 Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: 27 cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.»

Lucas 6, 47-49

47 «Todo el que venga a mí y oiga mis palabras y las ponga en práctica, os voy a mostrar a quién es semejante: 48 Es semejante a un hombre que, al edificar una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre roca. Al sobrevenir una inundación, rompió el torrente contra aquella casa, pero no pudo destruirla por estar bien edificada. 49 Pero el que haya oído y no haya puesto en práctica, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin cimientos, contra la que rompió el torrente y al instante se desplomó y fue grande la ruina de aquella casa.»

Comentarios a la Parábola "Hombre que edifica su casa"

La personal revelación de Jesús en el sermón del monte alcanza una postrera culminación: él mismo, sus palabras, su voluntad son la única roca, prometida por Dios, que puede resistir la tormenta del último juicio: «Mirad que yo pongo en Sión una piedra, piedra escogida, angular, preciosa, asentada por fundamento; el que creyere (el que oyere e hiciere, cf. Mc 8,16-21), no vacilará. Y ejerceré el juicio con peso y la justicia con medida; y un pedrisco trastornará la esperanza puesta en la mentira, y vuestra protección quedará sumergida en las aguas...y cuando viniere, como un torrente, el azote, os arrastrará consigo» (Is 28, 16-18). Lo que «el Señor Yavé» amenazó a los falsos profetas, se cumplirá en el juicio mesiánico sobre todos los que no se asemejan a un hombre prudente y rechazan la voluntad de Dios sobre los hombres, definitivamente manifestada en Jesús: «Por tanto, esto dice el Señor Dios: en medio de mi indignación haré estallar de repente un viento tempestuoso, y lleno de furor enviaré aguaceros, que todo lo inundarán, y airado, arrojaré enormes piedras que todo lo arrasarán; y arruinaré el muro que revocasteis con barro sin mezcla, y lo igualaré con el suelo, y se descubrirán sus cimientos, y caerá, y pereceréis con él y conoceréis que yo soy el Señor» (Ez 13, 13-14).

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