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QUIÉN ES EL ABOGADO


Enviado por   •  4 de Octubre de 2013  •  487 Palabras (2 Páginas)  •  249 Visitas

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QUIÉN ES EL ABOGADO

Nuestro titulo universitario no es de “abogado”, sino de “licenciado en derecho, que autoriza para ejercer la profesión de abogado”.

La formación cultural es absolutamente distinta de la profesional. En las profesiones la ciencia es solo un ingrediente mas; ya que junto a el operan la conciencia, el ámbito, la educación, el engranaje de la vida, el ojo clínico, etc; los cuales integran a un hombre, que por su oficios se va a distinguir de los demás.

El asesoramiento y la defensa, van dejando en el juicio y en el proceder unas modalidades que imprimen carácter. Es por esto que se dice que el olvido de la conveniencia y de la comodidad personales se anteponen al interés de quien a nosotros se confía.

Ya que nuestra misión se expresa por medio del arte; depende mucho de el fomento de la paciencia sin mansedumbre para con el cliente, el respeto sin humillación para con el tribunal, de la cordialidad sin extremos amistosos para con los compañeros, de la firmeza sin amor propio para el pensamiento de uno, de la consideración sin debilidades para el de los demás.

En el abogado la rectitud de la conciencia es mil veces más importante que el tesoro de los conocimientos. Los abogados se hacen, no con el titulo de licenciado, sino con las disposiciones psicológicas, adquiridas a lo largo de la vida.

En conclusión el abogado es el que ejerce permanentemente la abogacía. Los demás serán licenciados en Derecho, muyestimables, muy respetables, muy considerables; pero desafortunadamente solo licenciados en Derecho y nada más.

LA FUERZA INTERIOR.

La fuerza que en si mismo no se halle no la encontraremos en ninguna otra parte. Esto significa que no debemos esperar nada de la demás gente, ni de otras cosas, no depender de nada mas que de nuestros propios recursos para salir adelante.

Nuestro sentido de juzgar, no debe depender de autores o de jurisprudencias, ya que “la palabra cordial nos induce a perder el sentido propio a puro recabar los ajenos”.

Cuando nos detenemos a escuchas las opiniones y perjuicios de los demás entonces estamos perdidos, ya que empezamos a dejar de confiar y creer en nuestro propio juicio y a desconfiar en nuestra moral; al final lo único que obtendremos es que ya no sabremos lo que es ética ni donde reside el sentido común.

En cuanto estas injusticias nos preocupen, perderemos la brújula para lo porvenir y nos rendiremos por una sensación de asco ante tantas injusticias.

Es por esto que la forma de conducirnos es responsabilidad nuestra; y nuestras también han de ser de modo exclusivo la resolución y la actuación.

El orgullo es una faceta de la dignidad, a diferencia de la vanidad, que es una formula de la estupidez.

En

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