VIVENDO LA PUREZA EN CRISTO SOMOS SALVOS

Sentir admiración hacia el otro sexo no es pecado. Es un don que Dios mismo puso en la naturaleza. Lo que es pecado es dejarse dominar y vencer por esa admiración

Lo más peligroso para una persona es llegar a tener “obsesión sexual”, que consiste en andar pensando siempre en sexo, y por lo tanto cometiendo también pecados sexuales de obra. Las personas que tiene la “Obsesión Sexual” son muy desdichadas; nunca se sienten plenamente felices y le contagian esta enfermedad del alma a los que tratan amistad con ellos. Por eso jamás debemos tener amistad con alguien que vive hablando de sexo...Si una fruta buena se echa en una vasija en la que hay otra fruta podrida, la fruta dañada corrompe la fruta buena. Así cuando un joven se hace amigo de alguien que es impuro en conversaciones o en actos, pronto se volverá también corrompido. Nada hay más peligroso y desastroso en el mundo que una mala amistad.

R.P. Gaspar Astete

Jesús dijo: “Los puros verán a Dios” (Mateo 5).

La Santa Biblia cuenta que José en Egipto le concedió Dios grandes triunfos por ser puro y por preferir aún la cárcel con tal de no cometer un pecado de impureza. (Gen 39). Y en cambio a la gente impura la destruyó Dios primero con un diluvio de agua en tiempos de Noé y luego con un diluvio de fuego en Sodoma y Gomorra (Gen 6 y 19). Dios premia a los que son puros y castiga a los impuros. Uno se vuelve impuro si asiste a películas pornográficas, si lee revistas malas, si tiene amistad con personas corrompidas, si comete desórdenes sexuales (masturbación, homosexualismo, lesbianismo, sexo pre-matrimonial) y si le gusta tomar bebidas embriagantes

Los que están en pecado mortal deben confesarse para comulgar dignamente. San Pablo os advierte enérgicamente:

“Cada uno cuide cómo recibe el Cuerpo del Señor, pues quien come y bebe indignamente al Señor, come y bebe su propia condenación”

(1 Corintios 27, 29)

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