Cienciaa
katitacalderonpApuntes26 de Junio de 2013
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potencialidades, orientarlo o conducirlo a construir su propio conocimiento, a ser
protagonista del proceso cultural. Postula, pues, una educación para perfeccionar al
hombre en el sentido de humanizarlo, de manifestar o expresar sus cualidades como
creador de cultura y elevar al máximo las energías vitales de su ser. La idea de educación
como revelación está relacionada con la de liberación. En efecto, este maestro sostiene
que el conocimiento no es adquisición en el sentido estricto de posesión porque la
riqueza espiritual no tiene carácter acumulativo sino liberador, esto es, de rompimiento
de las cadenas que nos ligan al mundo físico y a la obra humana. Al conocimiento,
entonces, lo descubrimos y revelamos y así queda al servicio del hombre, gracias a la
educación.
Pero al mismo tiempo preconiza una educación para la transformación.
Precisamente, coincidiendo con Karl Manheim, considera que la educación será eficaz
solo si se orienta hacia el cambio. Y entiende como tal una educación para comprender
el proceso evolutivo y el sentido de la época, captarlos con mente ágil y flexible, en
todos sus ángulos: social, económico, político, científico, artístico, filosófico, y así
lograr eficacia en el pensar y obrar. Sostiene que la vida es un permanente discurrir, un
torrente de fluencia incontenible, por ello siempre es problemática; entonces para hacerle
frente no valen los patrones hechos o las recetas fijas, sino una mentalidad capaz de
conducir, mediante la creatividad, a soluciones acordes con cada nueva situación.
No siendo estáticas, pues, ni la naturaleza ni la sociedad, tampoco lo será la
educación, de manera que la escuela habrá de preparar al cerebro del estudiante para
reaccionar creativamente ante la cambiante problemática de su entorno y del mundo
entero; consiguientemente, la educación será, como la vida misma, dinámica, siempre
fluyente, un caminar constante, una revelación permanente y abierta a todas las
posibilidades del espíritu, un proceso de creación y difusión de cultura, una vivencia
cotidiana de valores.
Como la educación se inscribe en la esfera de la cultura y ambas se interrelacionan
permanentemente, hacer labor de cultura, en el pensamiento de nuestro personaje, es
hacer obra constructiva, educadora, imperecedera; es una acción que, en medio de
hondas y lacerantes desgarraduras, decanta el espíritu, y con la cual el hombre deja su
huella privativa en el curso de la historia. Precisamente, la cultura -para él- debe ser
una cultura histórica, viva, encarnada en hombres concretos, no muerta, tampoco un
simple escarceo de los académicos. Por ende, hay que saber vivir la cultura e incorporarla
dentro de las fibras de nuestra vida. No debemos, tampoco, confundir cultura con
ilustración académica; ésta implica memoria fría e inerte de la cultura pero no la cultura
misma. Así, repetir un libro es muestra de ilustración; en cambio crear y vivificar el
ambiente espiritual de una cátedra es muestra de cultura y de educación.
Y como educación y cultura son inseparables de la socialización, los diferentes
escalones del sistema educativo tienen el ineludible compromiso de poner al alumno
en relación con el entorno social mediato e inmediato. La educación debe advertir los
grandes y graves problemas que afectan a la humanidad. Es un imperativo, obligación
y responsabilidad de los jóvenes comprender con agudeza el sentido de su tiempo, la
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