El Buscador C1

El Buscador C1 (Ensayo)

Una noche mientras manejaba mi Mustang-65 que en aquel entonces era mi mayor tesoro anhelado y querido me dispuse a buscar empleo, yo siempre había querido ser un gran reportero y que varias editoriales con gran prestigio en todo el mundo se pelearan por mi trabajo, por mis escritos, mis documentos, historias, ensayos.

Al momento de buscar empleo entre a una editorial que de mi parte no me agradaba ya que era amarillista y de la nota roja pero yo como principiante sabía que tenía que empezar desde abajo para poder ir mejorando como persona y como escritor y acepte ese trabajo con una gran desilusión ya que ese día yo me había puesto mi mejor traje, me peine, me puse mis zapatos todos lustrados que tanto entusiasmo me hicieron vestir y me dejaron en este lugar con un escritorio muy desgastado y una silla de esas que te regalan en las cervecerías, mi trabajo consistía en entrevistar y fotografiar violadores, asesinos, ladrones, y cuerpos mutilados lo cual era algo muy feo pero con el tiempo me fui endureciendo y aceptando la cruel realidad de ese destino, al momento de aceptar todo eso solo por mejorar como ya lo había dicho anteriormente, al momento de que me fui a la calle en busca de historias para el trabajo el Ministerio Publico me hablo a media noche para decirme que tenían a una persona que había asesinado por drogas , yo como periodista ya con maña me suponía que era el típico asesino callado, que se hace el difícil para ayudarme a la entrevista, y violento y la sorpresa que me di al llegar que era un muchacho de apenas unos 18 años con la cara de tristeza dibujada , le tomo fotos en los separos como lo hacía de costumbre y me quede callado un momento a lo cual el muchacho pregunto “¿Quieres Saber si lo asesine?” a lo cual me dejo atónito y no conteste por temor a que entrara en un estado de violencia y el muchacho contesto “si yo lo asesine” , esa respuesta me dejo con un frio ya que esa persona era mala a pesar de ser tan joven, le ofrecí un cigarro y fumamos un rato a lo cual me dijo “¿quieres escuchar mi historia?” yo le dije que sí y me dijo “si quieres escuchar mi historia me tienes que dar todos tus cigarros y una cena” yo le dije a los guardias que trajeran algo de comer y el chavo empezó a contar su historia diciéndole que tomara su libreta y que no lo interrumpiera para nada hasta haber concluido con la historia, también le dijo que no le importaba si publicaba la historia, la tiraba , la vendía nada más que no omitiera ni la más mínima palabra de lo que el muchacho triste le iba a contar al “Buscador”.

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