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Industria

marianaba_21 de Agosto de 2013

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3.1 La Decadencia en la Industria de la Sierra:

Los obrajes elaboraron tradicionalmente paños burdos y finos. Había obrajes de comunidad, abiertos, privados, de la Corona y mixtos. Laboraban allí yanacones, maquipuras y otros trabajadores que cumplían castigos. Los productos se exportaban al Alto Perú, gracias al arrieraje. De los chorrillos salían bayetas y jergas de calidad inferior usadas por una parte de los indígenas y también por negros y mestizos.

La introducción de los efectos extranjeros trajo la ruina de los artesanos textiles del Cuzco y de sus empresas, verdaderos centros de actividad industrial.

Un testimonio patético de los que entonces sucedió hállase en la novela El Padre Horán de Narciso Aréstegui. Uno de los personajes de esta obra, Calixto afirma, con expresiones que Tamayo Herrera transcribe: "Muy bien nos iba al principio de nuestro matrimonio. Tejía toyucos.

Allí están los telares que sólo sirven para que sobre ellos duerman las gallinas. Cuando yo tejía en aquellos telarillos, la vara de toyuco valía cuando más barata, dos reales y medio. Ahora hay abundancia de toyuco inglés a real y cuartillo. Apenas podía sacar el costo de los materiales.

Los tejidos que provenían de la importación extranjera ingresaron por el puerto de Islav, y a través de Arequipa, llegaron al Cuzco y otros lugares de la sierra del Sur.

3.2.- El Mantenimiento de Gremios

Hasta muy avanzada la República subsistió el régimen de los gremios, que históricamente, originara el encarecimiento de la mano de obra por la falta de competencia, la disminución de productos, el contrabando por parte de quienes no podían trabajar en público; así como el monopolio, la falta de estímulos, la situación desesperada para el indigente sin dinero para obtener el título. Pretendióse, sin embargo, conciliar los gremios con la libertad de industria para amparar la buena fe y la eficiencia de los individuos en ellos comprendidos.

Sobre los gremios se pagó la contribución industrial y luego la contribución de patentes. Según su nomenclatura, se organizó la guardia nacional, institución predilecta de los liberales.

3.3.- Algunos Gremios de Lima en 1850

Almaceneros, arrieros, alfareros, aquiladores de caballos, angarilleros, aguadores subdivididos por los sectores de la Plaza Mayor de San Bartolomé, de San Lázaro, de San Juan de Dios y de San Marcelo; aserradores, balancinero, bodegueros, cajoneros de mercería, cajoneros de víveres, cocheros de postas, carniceros, carpinteros, curtidores, carroceros, cajoneros de Ribera y de cuero y suelas, capacheros, cigarreros, cajoneros de tintes y sedas, carreteros, a su vez divididos en nacionales y extranjeros, cargadores de a borrico, y de a pie, coheteros, cajoneros de fierro viejo, dulceros, y destiladores de licores.

La imagen que ofrece esta lista es la del trabajo que, no obstante su anacronismo, resulta diferenciado y, a la vez organizado; con mayor significación individual en el oficio o la labor que la masificación y la proletarización del industrialismo.

3.4.- El Ordenamiento de los Gremios en 1849

Una ley, al facultar al Ejecutivo para reformar el capítulo del Reglamento de Comercio, lo autorizó también a constituir los gremios prohibiendo a todos negociar artículos de contrabando.

Dispondrá el Ejecutivo que los perfectos y gobernantes litorales reúnan a los individuos, de cada uno de los gremios que existan en las poblaciones de su mando, a fin de que elijan los individuos en quienes tengan mayor confianza para que se encarguen de formales el estatuto o reglamento de su gremio teniendo por bases la prohibición de comprar artículos alguno de contrabando;

Esta medida, destinada a establecer la inquisición de la industria, empezó a cumplirse en algunos departamentos y no pudo llevarse a cabo por las muchas dificultades que se le opusieron; y porque era contraria a la libertad de industria reconocida en todas nuestras Constituciones.

3.5.- Los Problemas del Gremio de Panaderos Limeños:

Uno de los gremios más poderosos fue el de los abastecedores de pan en Lima. Las cuestiones promovidas alrededor de él, dieron lugar a conflictos que suscitaron la atención pública en diversos épocas como en febrero de 1832, enero de 1836, agosto de 1836, setiembre de 1838. En marzo de 1839 se aprobó el reglamento propuesto por este gremio, a cambio del pago en dinero que se obligó a hacer a la Beneficencia. La situación así creada se mantuvo hasta que el Presidente Menéndez la anuló el 21 de octubre de 1844.

En enero de 1849 prometió el mismo gremio dar una cantidad para la construcción de la nueva plaza del mercado si se apoyaba su reglamento que imponía condiciones gravosas a los que querían abrir panadería, señalaba los días para proveer de pan a los consumidores y los obligaba a surtirse de este artículo alimenticio en ciertas y determinadas casas de abasto.

3.6.- La Fábrica de Hilados y Tejidos de Algodón

Una sociedad integrada por la viuda de Santiago e hijo, Carlos de Cagigao y Juan Norberto Casanova obtuvo condicionalmente un edificio cercano a la alameda de los Descalzos pertenecientes a don Manuel Amat e inició en 1846 estudios acerca de la factibilidad de establecer aquella empresa en Lima. Este último empresario fue enviado en setiembre del año mencionado para hacer las observaciones respectivas en Estados Unidos y obtener los datos necesarios para compararlos con los que se habían ya obtenido aquí.

La investigación se efectuó a través de una minucioso por las empresas recorrido que demoró dos meses por las empresas de los principales estados manufactureros que llegó a la obtención de datos específicos.

En enero de 1847, Casanova principió a hacer contratas para la fabricación de la maquinaria con cien telares y demás útiles accesorios a ella, dentro de algunas rectificaciones del plan inicial de acuerdo con la experiencia obtenida.

Llegaron a colocarse en el primer piso dos ruedas hidráulicas de hierro con diez y ocho pies de alto y quince de ancho y un peso total de más de mil cuatrocientos quintales, el segundo piso veinte y cuatro cardas y veinte y un tornos o hilanderas continuas en las que habías 2904 husos. Podían verse e el tercer piso las máquinas de devanar, urdir y aderezar los hilos para los tejidos y cien telares para fabricar géneros finos y ordinarios.

Casanova se jactó de pagar salarios. Quedó establecido, por otra parte, un banco de socorros medio real por semana y el fondo era colocado a interés y estaba destinado exclusivamente a los casos desgraciados que ocurriesen dentro de el personal de las fábrica y a los miembros de sus familias.

Otro banco reunía la economía de los jornaleros y acrecentada su monto.

El 30 de Octubre de 1848 la primera pieza de toyuco tejida en la fabrica llegó a ser presentada al Presidente Castilla, amarrada con don cintas de seda que llevaban los colores nacionales, fabricadas por el establecimiento limeño de Sarretea y envuelta en papel también nacional elaborado en la fabrica de Villota y Amunátegui Castilla dispuesto, con fecha 7 de noviembre que fuese depositada en el Museo Nacional. Sin embargo, en 1852 la fábrica de hilados y tejidos de los toyucos extranjeros y por la diferencia en el precio del algodón y en lo jornales entre Lima y las ciudades industriales.

3.7.- ¿El Fracaso de Casanova Resulto de una Conspiración?

Un investigador de tanta solvencia intelectual como Pablo Macera afirma en el prólogo a la meritoria reedición del folleto de Casanova por él efectuada en 1972, que el fracaso de este industrial no representó sino una muestra de la denominación de los países manufactureros, especialmente Inglaterra, y de la independencia que ante ella tenían los países-campo, entre ellos estaban los hispanoamericanos, fracciones minoritarias en las operaciones mundiales de los mercados de los artículos de consumo producidos en las fábricas europeas, en particular de carácter textil y algodonero.

Ello estuvo acompañado en el Perú por una sobreespecialización y un desarrollo hipertrofiado de los sectores de exportación tradicional. Así quedó ahogada una posible modernización del sector manufacturero interno; y vinieron su estancamiento e involución haciéndolo retroceder, afirma Macera, a niveles más bajos de los alcanzados a fines del coloniaje español o reemplazándolo, mas expeditivamente, por un vacío empresarial interno.

El dominante sector agro-minero no quiso (continúa este historiador) ir a la disminución de los recursos laborales y a una elevación de precios y salarios en beneficio de la mano de obra en gran parte esclava o servil que un posible desarrollo industrial interno hubiese traído consigo; y prefirió, de hecho, el camino más rápido y seguro de favorecer la entrega del mercado nacional al productor extranjero de manufacturas.

3.8.- Las Acequias de Lima y su poder Hidráulico

Los usuarios de la energía hidráulica de Lima pagaban un arrendamiento llamado prorrata, ya que los canales o acequias sacados del río Rímac hacíanse y se sostenían a expensas de los arrendatarios y consumidores de las inmediaciones.

El canal o acequia de Piedra Liza proveía de agua a la fábrica de tejidos de Lima, a la del papel, a los molinos de trigo, a las curtiembres y a las huertas que encontraban en su curso. Después de recibir su caudal al pie del cerro San Cristóbal, abastecía el arrabal de San Lázaro del Puente para el aseo

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