Los Invisibles
amyallard3 de Mayo de 2015
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Montalvo inicia este tratado afirmando que, aunque todas las razas humanas tienen grandes diferencias, su origen es único.3 Toma como referencia a Montesquieu y su estudio sobre la influencia climatológica en el desarrollo de los rasgos distintivos de las razas, aunque no concuerda con su criterio de que todas las diferencias raciales sean provocadas, simplemente, por cambios del clima.4 Esto sirve de introducción a su estudio sobre la nobleza:
Temístocles.
Puesto en controversia el origen único de la especie humana, no habría cosa que dificultar en orden a la desigualdad de las clases, y la nobleza de la sangre vendría a ser prerrogativa natural y esencial en las que la reclamasen y poseyesen a justo título. Si admitimos empero una sola cuna para todos los mortales, el principio de la nobleza lo hemos de buscar en otra parte.5
En seguida estudia diferentes nociones de nobleza a lo largo de la historia. Empieza refiriéndose a "los fundadores de las primeras noblezas del mundo", es decir aquellos a quienes "el vuelo de la inteligencia y la fuerza del corazón los levantaron al primer peldaño en esa alta gradería que los hombres han fabricado para ponerse unos sobre otros", aunque luego nota que la nobleza sale de la plebe y vuelve a ella, por lo que formula una pregunta retórica: "Cuántos descendientes de reyes componen hoy la hez del pueblo en las naciones de la tierra?".5
Menciona que ciertos nobles tuvieron orígenes humildes, como en el caso de Temístocles en Atenas y Camilo en Roma. Luego afirma: "la nobleza tiene, pues, origen noble, como que ha nacido del talento y el valor, prendas de la naturaleza humana". Después se refiere al hecho de que la nobleza a veces se fundamenta en la riqueza:
En nuestros tiempos las riquezas son el fundamento de la nobleza: el mundo ha pasado por la cola de un cometa y ha perdido la vista: ahora no vemos como veían los antiguos, esos patriarcas venerables que cabalgaban en asnos y andaban el pie desnudo.6
Y exclama "Ah, si se les corrompieran las riquezas a los ricos!". Según Montalvo, la nobleza puede ser adquirida, y se la puede perder por el mismo caso: "Todo el que incurre en caso de menos valer aplebeya su sangre: el infame no puede ser noble: hay también incompatibilidad entre el señorío y la dignidad. Los que dan principio a su enriquecimiento con lucros despreciables, grangerías [sic] ruines, no son, no pueden ser nobles".7
En definitiva, para Montalvo, la verdadera nobleza, la nobleza digna, la nobleza que debe ser admirada, elogiada y distinguida, nace del ser humano y no con el ser humano; se hace, no se hereda.8 Según sus propias palabras, "En estas consideraciones se fundó, sin duda, la más sabia de las sectas de filosofía, cual era la de los estoicos, para sentar este principio: No hay más nobleza que la de las virtudes".7
De la belleza en el género humano[editar]
«Yo sé muy bien que Sócrates ha pasado hasta nosotros tanto por la sabiduría cuanto por la fealdad; pero no se me oculta que ese hombre tan feo es el más bello de los hombres. El espíritu divino, ardiendo en él cual llama dentro de un vaso de hechura tosca, pero de materia noble, le transfigura y presenta a los ojos de los mortales asombrados como Genio superior a los seres que pueblan la tierra.»9
Inicia este tratado estableciendo que es imposible definir la belleza: "Belleza material es lo que simpatiza a los ojos y llena el corazón, pudiéramos decir; pero éstos son efectos de la belleza, y no la belleza misma".10 Luego analiza su relatividad: cada pueblo, cada raza, cada época histórica e incluso cada edad tiene su modelo de belleza.
Por otro lado, para Montalvo no puede haber belleza sin virtud: "Por desgracia la belleza no es hermana de la virtud, ni siquiera de la bondad. Si no fuese
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