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Nerón 37 – 68 d.C


Enviado por   •  17 de Noviembre de 2013  •  Exámen  •  488 Palabras (2 Páginas)  •  239 Visitas

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Nerón 37 – 68 d.C. (Emperador 54 – 68 d.C.)

Nerón estaba más interesado en el arte y los entretenimientos sexuales que en gobernar y, para empezar, tuvo la sensatez de poner a Roma en manos de los confiables consejeros Séneca y Burro.

Pero pronto las cosas empeoraron. Luego de haber dormido con su madre, la hizo asesinar por conspirar contra él. Se permitía el pasatiempo vulgar de la actuación y las carreras de carrozas, e hizo asesinar a su esposa para poder casarse con su amante Popea (a quien más tarde mató a patadas, estando ella embarazada).

Su impopularidad lo llevó a ser erróneamente culpado por el Gran Incendio de Roma del año 64 d.C. Típicamente, Nerón les echó la culpa a los cristianos, que eran una secta religiosa menor, poco popular. Hizo matar a miles de ellos, tanto en el Coliseo como sumergiéndolos en alquitrán y usándolos como velas humanas.

Con la corriente firmemente en su contra y una plaga de conspiraciones para deponerlo, finalmente Nerón se suicidó a la edad de 30 años.

Aunque, bajo su gobierno, no se cometieron las cotidianas crueldades de sus antecesores, varias circunstancias confluyeron para hacer de Nerón, el emperador más conocido y el más denigrado de todos. Se estima que esta calificación errónea se relacionaba con el hecho de que, durante su gobierno, murieran decapitados y crucificados los apóstoles Pablo y Pedro, representantes primigenios de aquella nueva religión que había surgido en Palestina, fundada por Jesús de Nazaret. Así, el fin trágico de los apóstoles y el de otros muchos cristianos seguidores, propició la ennegrecida leyenda de Nerón. A partir de este hecho, la historiografía cristiana, lo consideraría como el precursor de las persecuciones posteriores a los seguidores del cristianismo.

Nerón y Los primeros cristianos:

Nerón comenzó a castigar con exquisitos géneros de tormentos a unos hombres aborrecidos del vulgo por sus excesos, llamados comúnmente cristianos. El autor de este nombre fue Cristo, el cual, imperando Tiberio, había sido ajusticiado por orden de Poncio Pilatos, procurador de la Judea; y aunque por entonces se reprimió algún tanto aquella perniciosa superstición, tornaba otra vez a reverdecer no solamente en Judea, origen de este mal, pero también en Roma, donde llegan y se celebran todas las cosas atroces y vergonzosas que hay en las demás partes. Fueron, pues, castigados al principio los que profesaban públicamente esta religión, y después, por indicios de aquéllos, una multitud infinita, no tanto por el delito del incendio que se les imputaba, como por haberles convencido de general aborrecimiento a la humana generación. Añadió se a la justicia que se hizo de éstos la burla y escarnio con que se les daba la muerte [...] Y así, aunque culpables

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