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A orillas del río Piedra me senté y lloré, la historia de un triángulo amoroso

maferdi20098 de Octubre de 2013

621 Palabras (3 Páginas)398 Visitas

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La novela está narrada por una joven, Pilar, y transcurre en una semana. En esta semana, Pilar se reencuentra con su mejor amigo de la infancia, y el amor que de niña sentía por él, que permanecía olvidado, renace junto con su fe en Dios y en la Gran Madre.

A orillas del río Piedra me senté y lloré cuenta la historia de un triángulo amoroso. Sí, si leyeron la novela y esto no les suena para nada... no están tan errados. Es un triángulo amoroso muy particular: Pilar, su amado (que ha entrado en el seminario) y la Virgen María. Pilar y su amigo, del que nunca sabemos el nombre y al que Pilar se refiere como "él" (algo curioso, porque en algunas religiones está prohibido decir el nombre de los dioses y se refieren mediante apelativos), fueron criados dentro de la fe católica, pero, como les pasa a muchos, Pilar perdió su fe y ya no cree ni en Dios, ni la Virgen. Está estudiando una carrera para entrar a trabajar en un empleo público, piensa casarse, tener hijos y condenarse a "ser una montaña": estar quieta en un lugar siempre mirando el mismo paisaje. Su amigo, en cambio, es una persona sumamente espiritual: hasta tiene el poder de curar las enfermedades y en varias partes de la novela se le cruzan personas que le piden auxilio.

Pilar y su amigo se criaron en Bilbao, España, pero él abandonó su ciudad natar para ir a recorrer el mundo. Pilar, en cambio, tuvo que conformarse con leer sus cartas hasta que viajó a Zaragoza para estudiar su carrera. Algo que no me gustó mucho de la novela fue que no nos cuenta nada del pasado de Pilar o del joven, como si no importara mucho, sólo nos cuenta episodios salteados relaciones con su niñez. Por ejemplo, a mí me habría gustado saber acerca de las relaciones que mantuvo Pilar antes de reencontrarse con él (y con "él" me refiero al amigo, que ya que no tiene nombre...).

Él, a diferencia de muchas personas religiosas, y este es un aspecto central de la novela, cree "en el rostro femenino de Dios" y que ese rostro femenino es la Virgen María. Nos cuenta la historia de la Virgen de Fátima, de Bernardette, de Santa Teresa y otras figuras interesantes. Quizá habría estado mejor saber más de Pilar que de las vírgenes... pero igual fue interesante conocer esas historias, porque con cada una él intentaba acercar a Pilar a sí mismo, enseñarle su mundo.

La novela trata justamente eso: Pilar, destinada y resignada a ser montaña, se reencuentra con su amigo, que es una nube, siempre viajando, curando enfermos, nunca quieto, buscando a la Gran Madre. Y ese reencuentro sacude su realidad, el amor que siente por él vuelve, recupera su fe en Dios, y decide (en un par de días, demasiado rápido para mi gusto) abandonarlo todo e irse con él.

El final flaquea un poco, sentí que la historia era como un globo y que al llegar a un punto estallaba de pronto. Es un final demasiado rápido, poco creíble porque va en contra de todo lo que Pilar nos había contado de su amigo. De algún modo él la decepciona y el suceso decepciona al lector. Sentí que, a pesar de que están enamorados, falta comunicación entre ellos. Estuvieron separados durante once años y de repente la relación se restauró como por arte de magia, acabaron en la cama, ella feliz y decidida a dejar su carrera, su vida y todo atrás... Digamos que ese aspecto de la novela no me lo creo, por más amigos que fueran cuando niños, cuando uno crece cambia mucho, y en ese aspecto la novela se contradice un poco.

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