Arquitectura Criolla O Colonial

Arquitectura c r i o l la o colonial

Las construcciones de esta primera etapa originaria de nuestra patria, son sin duda la

resultante de técnicas indígenas y las distintas corrientes que desde Europa,

España e Italia en particular trajeron las conquistas.

Con los distintos pueblos aborígenes asociamos principalmente los toldos de la llanura

pampeana patagónica y las más desarrolladas rucas o pircas, de piedra apilada del norte

o región cordillerana. Cubiertas y cerramientos eran de paja o cueros.

Tanto España como Italia trajeron dos tradiciones constructivas, la casona de origen

Romano con patios y terrazas y la galería o logia semicubíerta.

Cualquier intento de asociar lo colonial Rioplatense con el Holliwoodiano estilo de rococó

de arabescos dorados, maderas profusamente talladas y columnas salomónicas tipo

casita de Tucumán es inexacto.

Nuestra arquitectura colonial es extremadamente austera: Espacios ortogonales,

ventanas y puertas verticales, muros lisos blanqueados a la cal, piso de tierra o ladrillo

cocido, maderas y hierros muy escasos debido a la carencia y costo.

La calle colonial es entonces una sucesión de casas bajas, o de altos (dos niveles) para

los más ricos, techos planos, y una monotonía quebrada por la sensualidad y cuidado de

sus patios interiores provistos de los clásicos aljibes y cuidada vegetación.

Únicamente en el norte del virreinato, comienza a apreciarse, características del

plateresco español Limeño, acompañado por una economía de recursos mas prospera.

En la campaña y los suburbios, la corriente era el rancho, construcción monoambiente

de adobe y cubierta de paja a dos aguas, de extrema sencillez.

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En construcciones importantes como templos o determinados palacios comunales,

cabildos o grandes residencias privadas, podemos ver la influencia de los arquitectos

Jesuítas italianos y reconocer molduras, balaustres y arcadas, tan caro al gusto

peninsular.

Aquí, reconocemos la presencia

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