Arquitectura Colonial Y Periodos En América
jaimemejia055 de Mayo de 2013
3.959 Palabras (16 Páginas)689 Visitas
Arquitectura colonial y periodos en américa
Introducción:
La arquitectura colonial es el conjunto de manifestaciones que surgieron en América Latina desde el descubrimiento del continente en 1492 hasta la independencia del mismo a principios del siglo XIX.
A comienzos del siglo XVI puede decirse que se termino la conquista de América en su mayor parte. Sobre ruinas de grandes imperios precolombinos como México, se preparan los cimientos de la nueva civilización hispanoamericana. El arte en Latinoamérica va a ser fundamentalmente religioso, marcado por el poder de las principales órdenes católicas llegadas del viejo continente. A partir de esto se establecen las posturas de los diversos autores y sus ideologías pertinentes al respecto. En el trazado reticular de las ciudades, a través de los españoles aparecen las plazas y los monumentos. La iglesia edificada junto a la plaza central de las poblaciones se encuentra como punto de referencia del espacio urbano. Pese a la uniformidad que las órdenes religiosas van a intentar aportar, las nuevas formas artísticas van cambiando de acuerdo a la región étnica y geográfica.
La temática abordada fue seleccionada debido al valor simbólico, patrimonial y estético que genera aún en la actualidad gran magnitud e interés, debido a la gran monumentalidad de las obras. En este ensayo se verán plasmadas, entre otras, las vanguardias góticas y barrocas en la arquitectura colonial, ya que nos pareció interesante el hecho de que formen parte de nuestra cotidianeidad y no le brindamos el valor simbólico que se merece.
Podría decirse que el barroco adquirió mayor significación en América que en España. El barroco en Hispanoamérica es esencialmente decorativo. Se aplica un lenguaje ornamental a esquemas constructivos y estructurales inalterados desde los comienzos de la arquitectura hispanoamericana. México es uno de los grandes focos donde con más intensidad iba a encontrar eco el nuevo estilo así entendido.
El gótico español se empieza a desarrollar durante el Siglo XV cuando la arquitectura tiene una fase de renovación, las obras se pueden denominar hispano-flamencos. Se funde lo hispano musulmán con estructuras góticas flamígeras y el arte de los reyes católicos. Entre las características mas importantes se puede observar el empleo de bóvedas complicadas que aumentan el número de nervaduras y forman estrellas de 4 y 8 puntas, los nervios se decoran con labrados y madera policromada. Decoración abundante.
Desarrollo:
Los problemas que surgieron a partir de la elección de la temática fueron los siguientes: ¿Qué similitudes y diferencias presenta la arquitectura de vanguardia en el continente Americano luego de la conquista del nuevo mundo? ¿Existe una metodología que analice la arquitectura colonial en su totalidad?
La arquitectura de los primeros tiempos de la ocupación española fue sencilla y de materiales perecederos; una vez establecido el poderío español fue posible emprender grandes programas de arquitectura a lo largo del siglo XVI. Muy pronto se cristalizaron prioridades, llama la atención la esfera religiosa. La arquitectura de categoría no tardo en desarrollarte en diversas escalas o jerarquiza. En el siglo XVIII la arquitectura domestica alcanzo su máximo esplendor, consolidando lo que hasta hoy se definen centros históricos de la región. Sin entrar en más detalle podemos hacernos una idea de lo que podemos esperar de la producción arquitectónica colonial. A continuación se enfocara en el desarrollo de las principales regiones latinoamericanas. Según Paul, Doni[1] en la conquista de México, se derribaron las civilizaciones existentes, introduciendo en su remplazo sus propios programas arquitectónicos. En las iglesias del nuevos mundo dejaron un sello a través de 350 años de acelerada sucesión- desde los procedimientos del romanticismo hasta las e exuberancias barrocas y el insípido neo-clasismo.Ni México ni en los países andinos pudieron los españoles apagar las antorchas de las tradiciones ancestrales, después del choque brutal, del estupor de las primeras generación, el indio reacciono, se hizo entender y posiblemente escuchar. Para el, y con sus manos, se levantaron las iglesias. Por eso se habla de la readaptación de los estilos europeos, su aclimatización. Por desgracia numerosos monumentos desaparecieron en cataclismos e incendios, otros muchos quedaron abandonados o sufrieron irreparables transformaciones, apenas quedan recuerdos de aquello que se perdió antes de 1990. Solo podemos juzgar por lo que queda a la vista. Para que sea gótica una iglesia no basta con que ostente arcos apuntados y bóveda de crucería. La estructura de la catedral de Santo Domingo en su interior, con iluminación de cripa, en realidad da prueba de buen sentido al defenderse contra el exceso de luz y del calor.
El romanticismo fue arte de monjes, el primer arte cristiano de México. Surgieron de las necesidades de la vida religiosa y de la arquitectura ibero-americana, el arco de medio punto, la bóveda de cañón y en contrafuerte. Los dos primeros puntos fueron remplazados por el arco apuntado y la bóveda de crucería, a veces mera decoración, a menudo estrellada. No por eso llamamos góticas a las iglesias franciscanas, dominicas y agustinas, levantadas entre 1525 y 1575. A ellas se les aplica parte de lo que dijimos de la catedral de santo domingo. Pero al contrario de esta, las iglesias mexicanas tiene “estilo” y este brota de su mismo aspecto adusto. En los templos de las tres ordenes constructoras el esfuerzo sobrepaso el efecto útil. Murallas hay de sobra y refuerzos de mampostería exceden lo necesario. Sin duda por lo empírico de sus cálculos y por la poca confianza depositada en la mano de obra indígena. Posteriormente se vuelve aparatoso lo funcional y queda alejado del gótico.
Doni sostiene que México se enfocó básicamente en los escribos románicos de los tiempos de Ramiro (842-850); que manifestaba contrafuertes cuadrangulares, subiendo hasta los apoyos de la bóveda cuyo empuje contrarrestan, terminan en un simple vertiente, entre los que se abre allí altos ventanales de cobijados por potentes arquerías apuntadas y estas soportan un camino de ronda cubierta, el que recibe luz x un óculo de cada tramo. Sorprende que ninguno de los grandes templos de México hayan inspirado a los dominicos en las formulas de Tolosa, que vemos fachadas laterales totalmente ciegas. Las iglesias franciscanas de Tepeaca, Puebla (1545) muestra contraformas terminales en remates piramidales con cierto aire de garitas, que alteran con las almenas y se perfilan con el cielo. Más funcionales son las auténticas garitas de Actopan. Tejeira Davis[2], Eduardo aporta que en el siglo XVII se consolidaron corrientes de claros rasgos locales, y las de México y Puebla lideraron el escenario arquitectónico del país durante un siglo, este primer barroco novohispano. Ahora si, en el “monástico mexicano” el contrafuerte se agiganta. Dispuestos oblicuamente y acompañados en toda su altura las aristas angulares de una fachada cobra espectacular énfasis. Davis destaca que este estilo muestra un interés particular en la portada de las iglesias, cuyo diseño se basa con frecuencia en el arco triunfal romano. Lo mas notorio son las llamadas portadas de piedra tallada, las cuales comúnmente están enmarcadas por contrafuertes o torres. En el predominio de la piedra vista, con diseños de gran calidad de líneas y una preferencia por las formas angulares como la famosa basílica de Guadalupe en la Ca. de México.
Extraña pobreza y falta de imaginación caracterizan los coronamientos de fachada en los templos conventuales de México. La mayoría de las arquitecturas se mantienen fieles al concepto esencial del piñón: un lienzo triangular de pared, traduciendo la silueta del tejado, del cual es un corte vertical. Hay piñones desmesurados o alcanzados al vacío, y en vez de un piñón triangular puede verse una pantalla cuadrada, para dar más amplitud al rosetón. A esta pantalla el estilo Isabel le da altivo, brioso, desarrollo, cubriendo con todo el imafronte. Es muy cierto que sus iglesias carecían de naves laterales, lo que excluía el atrayente frontón de vertientes quebradas. Otra fachada, se aproxima la perfección de un ritmo escalonado. Concentra toda la decoración de una calle central entre los dos laterales de absoluta desnudez. A los dos nos tradicionales se les suma una Hornacina. Las sombras y decrecientes aberturas son separadas- en realidad ligadas- por entablamientos y columnas abalaustradas, con algún sentido de proporciones y de ascendente gradación. La muda sinfonía de los grandes paños laterales da al conjunto un equilibrio cuyo lujo y prodigalidad solo se aprecia cuando se compara con la exigüidad de las torres de san Pablo de Valladolid, únicos blancos de su hiperbólico decorado. La transición entre el alfiz quebrado y la formación escalonada tal vez se tenga que buscar en la escuela fachada de Otumba, México, donde dos campos audazmente desnudos se sobreponen, uno encima de la portada, otro encima de la ventana del coro alto, uniéndose ya en un ritmo ascendente de bien estudiada resonancia. De la corte celestial fueron los ángeles los que tuvieron preferencia en la escultura figurativa de portadas y posas en la época monástica. Después, en tiempos de barroco, iban a invadir con tenacidad de obsesión los altares y cúpulas, pero el primer florecimiento de tales representaciones en la arquitectura de México coinciden con el concilio de Trento (1545-1563) el cual propicio las nuevas iconografía de la Contra-Reforma (reforma católica). Por lo general
...