Arquitectura Del Morelia Colonial

Arquitectura

Se establece desde su fundación en 1541 el diseño urbano de la ciudad de Morelia. La retícula se fue formando a partir de la plaza catedralicia y el crecimiento del tejido urbano no alteró la cuadrícula.

El diseño del núcleo de la traza fue grandioso, la plaza mayor se proyectó a gran escala, el eje principal que va de este a oeste jerarquizó el tejido de calles.

La singular retícula, con un claro señalamiento de calles con remates arquitectónicos y topográficos, enriqueció el paisaje urbano.

Las calles cuyo efecto óptico programado enfatiza la perspectiva de un monumento y la distribución de plazas y plazuelas, es ejemplo de un equilibrio urbanístico.

Los espacios urbanos fueron amplios, la arquitectura civil y religiosa por construirse estaba destinada a ser grande y noble.

Los valores histórico-artísticos de su traza ajedrezada, la unidad dentro de la variedad de estilos arquitectónicos desarrollados a través de los siglos, con plazas y pórticos a escala humana, han llegado a nosotros casi intactos, como fue diseñada en el siglo XVI.

La sociedad criolla con sus propios valores y aspiraciones generó una forma de modelar y vivir los espacios arquitectónicos, entendió la casa, la calle y el barrio.

A través del tiempo, la barroca ciudad permeó los estilos arquitectónicos con el mismo carácter de austero gusto y de original solución en espacios, patios, habitaciones, graciosas escaleras y balcones.

El sueño renacentista que ubicaba al ser humano como objetivo de desarrollo de vida, definió en función a él, la orientación de plazas, la anchura de las calles, dimensiones de los predios, tomando en cuenta la doble dimensión del ser humano, la física y la espiritual.

Según planos que datan de 1619, 1794, 1898, a lo largo de 400 años no se alteró la traza original con el crecimiento de la ciudad, las nuevas calles no fueron sino continuación de las que ya existían en la traza del siglo XVI.

Se desarrolló configurando paulatinamente un destacado ejemplo de planeación urbana en la cual se irían edificando notables obras arquitectónicas como la Catedral de Morelia, las iglesias y conventos de las órdenes franciscana, agustina, jesuita y carmelita entre otras.

De gran relevancia se construyeron edificaciones de arquitectura civil como el Acueducto, las Casas Consistoriales, la Factoría de Tabacos y el Colegio de San Nicolás.

La arquitectura habitacional tuvo una evolución notable la cual con los diversos espacios abiertos y la arquitectura monumental integrarían un conjunto urbano armonioso y de gran unidad.

La armonía volumétrica propia del área, con predominio de dos niveles en el centro y de uno en el resto de la ciudad, singularizan el carácter de las ciudades virreinales en América.

Templo de San Diego. Foto: Gildardo Sánchez http://www.flickr.com/people/gildardo/

Las calles se interrumpen por la presencia de edificios significativos, se levantan edificios de especial importancia, como remate visual de un buen número de calles y perspectivas humanas.

Su definición urbanística y arquitectónica se da en el siglo XVIII y quedó reflejado en cientos de construcciones monumentales, civiles y religiosas.

Su sistema constructivo se distinguió por ser mampostería de piedra de cantería dura y suave en dos modalidades: sillar de tono rosado, en que la piedra queda a la intemperie, característico de vanos, torres y naves de templos; y sillería, con espesores que sobrepasan con frecuencia un metro, en que la piedra es recubierta con aplanados para su conservación. Dando unidad plástica en su conjunto.

En su arquitectura se manifiestan diversas épocas, plateresco, manierismo, barroco y neoclásico, conjugándose en una unidad que en cada época tuvo extraordinarios constructores.

El

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