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CAPERUCITA ROJA : VERSIÓN EL LOBO


Enviado por   •  30 de Abril de 2013  •  1.313 Palabras (6 Páginas)  •  552 Visitas

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CAPERUCITA ROJA

El cuento de Caperucita roja es uno de los más conocidos universalmente. Existen cientos de versiones y adaptaciones del popular cuento a lo largo de la literatura, música, cine, publicidad, historia, etc. Surgido como una narración de tradición oral fue divulgado inicialmente por Charles Perrault (1697) en su versión más primitiva y posteriormente por los Hermanos Grimm (1812), la más popular. Iré publicando en este blog algunas de esas versiones, comenzando con la interpretación que el Lobo feroz hace de la historia:

CAPERUCITA ROJA VERSIÓN ORIGINAL

Érase una vez una niña de Pueblo, la más bonita que se pudo ver jamás; su madre estaba loca con ella, y su abuela más loca todavía. La buena mujer encargó una caperucita roja para ella, que le sentaba tan bien que por todas parte la llamaban Caperucita roja.

Un día su madre, habiendo cocido y hecho tortas, le dijo:

- Ve a ver cómo anda la abuela, pues me han dicho que estaba mala ; llévale una torta y este tarrito de mantequilla.

Caperucita roja salió enseguida para ir a casa de su abuela que vivía en otro Pueblo. Al pasar por un bosque, se encontró con el compadre Lobo, que tuvo muchas ganas de comérsela, pero no se atrevió, porque andaban por el Monte algunos Leñadores. Le preguntó adónde iba; la pobre niña que no sabia que es peligroso pararse a escuchar un Lobo, le dijo:

-Voy a ver a mi Abuela, y a llevarle una trota con un tarrito de mantequilla que le envía mi Madre.

-¿ vive muy lejos? –le dijo el Lobo.

-¡Oh sí! –dijo Caperucita roja- ¿ ve aquel molino lejos, lejos? Pues, nada mas pasarlo, en la primera casa del pueblo.

Pues mira – dijo el Lobo -, yo también quiero ir a verla; yo voy a ir por este camino y tú por aquel, a ver quien llega antes.

El Lobo echó a correr con todas sus fuerzas por el camino más corto, y la niña por el camino más largo, entreteniéndose en coger avellanas, correr tras las mariposas y hacer ramilletes con las florecillas que encontraba.

No tardo el Lobo en llegar a la casa de la Abuela: llamó: >

-¿Quién es?

-Soy su nieta, Caperucita roja, dijo el Lobo desfigurando la voz -, y le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que le envía mi madre.

La buena de la Abuela que estaba en la cama porque se encontraba un poco mal, le gritó:

-Tira de la aldabilla y caerá la tarabilla.

El Lobo tiró de la aldabilla y se abrió la puerta. Se arrojo sobre la buena mujer y la devoró en un santiamén, pues hacía más de tres días que no había comido.

Después cerró la puerta y se fue a acostarse en la cama de la Abuela aguardando a Caperucita roja, que llegó un poco más tarde y llamó a la puerta: >

-¿Quién es?

Caperucita roja, al oír el vozarrón del Lobo, tuvo miedo al principio, pero, creyendo que su Abuela estaba acatarrada, contestó:

-Soy su nieta, Caperucita roja, y le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que le envía mi madre,

El Lobo le gritó: suavizando un poco la voz:

-Tira de la aldabilla y caerá la tarabilla.

Caperucita roja tiró de la aldabilla y se abrió la puerta. El Lobo, al verla entra, le dijo mientras se ocultaba en la cama bajo la manta:

-Deja la torta y el tarrito de mantequilla encima del arca y ven a acostarte conmigo.

Caperucita roja se desnudó y se fue a meterse en la cama, donde se quedó muy sorprendida al ver cómo era su Abuela en camisón.

Le dijo:

-¡Abuelita, qué brazos más grandes tiene!

-Son para abrazarte mejor, hija mía.

-¡Abuelita, qué piernas más grandes tiene!

-Son para correr mejor, niña mía.

-¡Abuelita, qué orejas más grandes tiene!

-Son para oír mejor, niña mía.

-¡Abuelita, qué ojos más grandes tiene!

-Son para ver mejor, niña mía.

-¡Abuelita, qué dientes más grandes tiene!

-¡Son para comerte!

Y diciendo estas palabras, el malvado del Lobo se arrojó sobre Caperucita roja y se la comió.

MORALEJA

Vemos aquí que los adolescentes

Y más las jovencitas

elegantes, bien echas y bonitas,

hacen mal en oír a ciertas gentes,

y que no hay que extrañarse de la broma

de que a tantas el lobo se las coma.

Digo el lobo, porque estos animales

no todos son iguales:

los hay con un carácter excelente

y humor afable, dulce y complaciente,

que sin ruido, sin hiel ni irritación

persiguen a las jóvenes Doncellas,

llegando detrás de ellas

a la casa y hasta la habitación

¿Quién ignora que Lobos tan melosos

son los más peligrosos?

Autor: charles perrault (abogado francés *1628+1703)

LA CAPERUCITA ROJA. Versión el lobo

El bosque era mi hogar. Yo vivía allí y me gustaba mucho. Siempre trataba de mantenerlo ordenado y limpio.

Un día soleado, mientras estaba recogiendo las basuras dejadas por unos turistas sentí pasos. Me escondí detrás de un árbol y vi venir una niña vestida en una forma muy divertida: toda de rojo y su cabeza cubierta, como si no quisieran que la vean. Andaba feliz y comenzó a cortar las flores de nuestro bosque, sin pedir permiso a nadie, quizás ni se le ocurrió que estas flores no le pertenecían. Naturalmente, me puse a investigar. Le pregunte quien era, de donde venia, a donde iba, a lo que ella me contesto, cantando y bailando, que iba a casa de su abuelita con una canasta para el almuerzo.

Me pareció una persona honesta, pero estaba en mi bosque cortando flores. De repente, sin ningún remordimiento, mató a un mosquito que volaba libremente, pues también el bosque era para el. Así que decidí darle una lección y enseñarle lo serio que es meterse en el bosque sin anunciarse antes y comenzar a maltratar a sus habitantes.

La dejé seguir su camino y corrí a la casa de la abuelita. Cuando llegue me abrió la puerta una simpática viejecita, le expliqué la situación. Y ella estuvo de acuerdo en que su nieta merecía una lección. La abuelita aceptó permanecer fuera de la vista hasta que yo la llamara y se escondió debajo de la cama.

Cuando llegó la niña la invite a entrar al dormitorio donde yo estaba acostado vestido con la ropa de la abuelita. La niña llegó sonrojada, y me dijo algo desagradable acerca de mis grandes orejas. He sido insultado antes, así que traté de ser amable y le dije que mis grandes orejas eran par oírla mejor.

Ahora bien me agradaba la niña y traté de prestarle atención, pero ella hizo otra observación insultante acerca de mis ojos saltones. Ustedes comprenderán que empecé a sentirme enojado. La niña tenía bonita apariencia pero empezaba a serme antipática. Sin embargo pensé que debía poner la otra mejilla y le dije que mis ojos me ayudaban para verla mejor. Pero su siguiente insulto sí me encolerizo. Siempre he tenido problemas con mis grandes y feos dientes y esa niña hizo un comentario realmente grosero.

Se que debí haberme controlado pero salté de la cama y le gruñí, enseñándole toda mi dentadura y diciéndole que eran así de grande para comerla mejor. Ahora, piensen Uds.: ningún lobo puede comerse a una niña. Todo el mundo lo sabe. Pero esa niña empezó a correr por toda la habitación gritando y yo corría atrás de ella tratando de calmarla. Como tenía puesta la ropa de la abuelita y me molestaba para correr, me la quité pero fue mucho peor. La niña gritó aun más. De repente la puerta se abrió y apareció un leñador con un hacha enorme y afilada. Yo lo mire y comprendí que corría peligro así que salté por la ventana y escapé.

Me gustaría decirles que este es el final del cuento, pero desgraciadamente no es así. La abuelita jamás contó mi parte de la historia y no pasó mucho tiempo sin que se corriera la voz que yo era un lobo malo y peligroso. Todo el mundo comenzó a evitarme.

No se que le pasaría a esa niña antipática y vestida en forma tan rara, pero si les puedo decir que yo nunca pude contar mi versión. Ahora Ustedes ya lo saben.

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