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El debate presidencial del pasado 6 de mayo nos dejó con reflexiones pendientes.

Para empezar comentare que: No hubo un ganador contundente del debate. Cada uno de los candidatos salió ganador en alguna encuesta. El debate no generó movilidad en las preferencias; más bien, cada simpatizante le alzó la mano a su preferido. Aunque deberían ser más influyentes, los debates presidenciales mexicanos han demostrado no ser determinantes en las elecciones.

Ahora Enrique Peña Nieto no se mueve. De acuerdo con encuestas que presentaron estos días Grupo Fórmula y Milenio, Peña Nieto sigue con una ventaja de 20 puntos respecto a Josefina Vázquez Mota y López Obrador. Esto sin duda es una victoria para Peña porque era el candidato que tenía más que perder. No perdió puntos porque ningún golpe que recibió fue nuevo (eran flechas quemadas desde hace tiempo) y porque no cometió errores graves. Ganó porque no perdió.

Hare la aclaración que estos candidatos Josefina y AMLO empatan. Ninguno de los dos candidatos pudo lograr su objetivo más importante durante el debate: definirse como segundo lugar. Se unieron en el ataque a Peña Nieto pero olvidaron sus propuestas. Josefina no despertó pasión y AMLO parecía atrapado entre los fantasmas del año 2006. Es una pena: Josefina es una mujer de gran inteligencia y López Obrador es el líder social de izquierda más importante de México; pero ni que decirlo, sus estrategias fallaron.

Elba Esther sigue ganando (más) poder. Gabriel Quadri, el candidato de la maestra, lo hizo muy bien. Siendo tan poco conocido se apoyó en un discurso “anti político” y generó afinidades claras. En redes sociales, duplicó el número de sus seguidores durante el debate. Más importante: pasó de tener 1.4% de las preferencias electorales a 5.2% (GEA-ISA). Es muchísimo para un candidato que sólo tenía como mandato lograr un 2% de la votación general para conservar el registro nacional de su partido. Terminando las elecciones, Quadri se regresará a escribir y entregará un partido más fuerte a Elba Esther.

El debate hirvió en Twitter. Distintos tópicos relacionados con el debate presidencial marcaron las principales tendencias de Twitter, tanto en México como a nivel mundial. Esto sí es una novedad en la corta historia de nuestra democracia. Solamente el hasta #debate2012 fue mencionado 350 mil veces desde el inicio hasta el término del debate. En esta red social el debate se ciudadanizó y fue mucho más divertido.

El Presidente Calderón no formó parte del debate. Por increíble que parezca, no hubo una sola mención al Presidente por su nombre. Ni siquiera Josefina lo mencionó para defender el desempeño económico del Presidente. AMLO se serenó y habló del hombre “que ostenta la Presidencia”, pero lo respetó; no hubo nada de presidente “ilegítimo”, “espurio” o algo parecido. No hubo críticas tampoco a la lucha contra el crimen organizado. A lo más, Peña hizo referencia a los problemas que se han acrecentado en nuestro país de 10 años para acá.

El debate le ganó al futbol. Contra lo esperado por algunos, como el propio Ricardo Salinas Pliego, el debate tuvo más rating en televisión que el juego de Morelia contra Tigres. Más de 4 millones de personas vieron el debate. Pero aún así, quedó en evidencia la falta de compromiso del duopolio que forman Televisa y TV Azteca, que concentran más del 90% de la audiencia de televisión a nivel nacional. Para estas empresas el debate sólo cupo en sus canales secundarios.

Y lo que es la bomba del debate la edecán del IFE le ganó a las ideas. No cabe duda que al terminar el debate la gente habló (y sigue hablando) de la edecán del IFE, no de las propuestas de los candidatos. La nueva estrella nació en Twitter hace una semana y ya tiene casi 20,000 seguidores. Esto, sólo por haber aparecido 19 segundos en el debate; bueno, por haber aparecido

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