Concepto De La Arquitectura
dulcecorrea28 de Septiembre de 2013
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1.1. Concepto de arquitectura
Desde el punto de vista del historiador del arte, la pregunta sobre qué es y de qué se encarga la arquitectura, no busca una respuesta filosófica ni semántica, sino que admitido su concepto general como arte y técnica de la construcción, el problema empieza por delimitar efectivamente cómo ha sido, en concreto, la ocupación del arquitecto, qué es lo que se consideró obra de arquitectura y cuál ha sido la distinción entre la arquitectura y la edilicia o mera construcción. Estos planteamientos, sobre todo el de la distinción entre arquitectura y edilicia, son de índole moderna, y más recientemente puestos en el candelero a través de las obras de Bruno Zevi, sin embargo no fueron preocupaciones de épocas pasadas.
Por ejemplo, en el antiguo Egipto, al arquitecto se le designaba por una perífrasis: constructor de las obras reales; queda así pues, perfectamente delimitado, lo que en su tiempo se entendía por arquitectura: la monumental de carácter sacro y la áulica. El mismo sentido podemos ver en la época griega a través de los pocos escritos que quedan, figurando los arquitectos y sus obras entre los artistas, considerados a la par que escultores y pintores.
En la época medieval, parece que el arte de la arquitectura, se restringe puramente a las obras religiosas. Cierto es que la grandeza del templo sobrepasa entonces lo imaginable y que pocos palacios llegan a alcanzar proporciones de alguna consideración. Los edificios civiles dl Medioevo pierden por completo la consideración artística, así como los militares; la muestra más gráfica la tenemos en el Livre de Portraiture del arquitecto picardo del siglo XIII, Villard de Honecourt. Así pues, la arquitectura de la época puede considerarse reducida a la monumental religiosa, y solo en segundo lugar a la privada de rango áulico; siempre que se citan las casas del pueblo, que en ningún momento son consideradas como arquitectura. Hará falta llegar a las últimas realizaciones del Gótico, y sobre todo al Renacimiento, para que se dé una perfecta equiparación entre iglesia, palacio y lonja como obras de arte. Los renacentistas propusieron la idea del urbanismo, pero la ejecución deliberada fue fruto del Barroco, siendo cultivada a fines del siglo XVI y XVII en la ordenación urbana de Roma, y a finales del siglo XVIII y a principios del siglo XIX con las remodelaciones de Londres y de París.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, y sobre todo con el movimiento modernista, la casa de la clase media acomodada se constituye en objeto de consideración artística; también con la arquitectura del hierro comienzan las construcciones de tipo industrial a ser valoradas artísticamente desde la perspectiva de la utilidad, ciencia y diseño.
En la actualidad, aún sigue en vigor el concepto monumental de la arquitectura, si bien el monumentalismo ha cambiado de signo, y de lo religioso o de lo civil ha pasado al monumentalismo de símbolo económico; pero muchas voces se están levantando ya en solicitud de un nuevo sentido arquitectónico.
Se busca para el hoy para el mañana una arquitectura social, pues el arquitecto ha tomado conciencia de que el usuario cuantitativamente más numeroso es el hombre en general, y que la casa, incluso la socialmente humilde, es el quehacer constructivo arquitectónico más importante. Se habla de la aplicación del arte arquitectónico al pueblo, de un espacio humano en el que el hombre rija y dé su medida de un modo dinámico, personal y existencial.
El giro no se ha dado, ciertamente, más que en el pensamiento y en escasas realizaciones, pero supone un cambio sustancial de lo arquitectónico, pues el sector humano entra a formar parte de la teoría de la arquitectura como arte y no como mera construcción. Es decir, el arquitecto y la arquitectura, que venían sirviendo a lo largo de la historia a un sector
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