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Crecimiento Económico de Brasil

garrita23Ensayo27 de Octubre de 2013

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Crecimiento Económico de Brasil

El objetivo de este ensayo es sistematizar el ciclo virtuoso entre crecimiento económico, políticas de mercado de trabajo y políticas asistenciales que promovió un proceso consistente sobre la redistribución de la renta del trabajo desde el final de la década de 1990 en Brasil. El período de prosperidad de la economía mundial, anterior al año 2008, creó las condiciones para el crecimiento de las economías y la expansión del mercado de trabajo en los países de América del Sur. En Brasil la situación favorable de aumento de empleos formales y salarios reales fue complementada por múltiples políticas articuladas principalmente de inversiones, mercado de trabajo, asistencia social y educacional. Esta estrategia disminuyó los índices de pobreza, desconcentró la renta de trabajo y amplió el mercado interno a través del aumento del consumo popular. Todavía existen indicios que la distribución funcional de renta aumentó por la manutención de elevadas tasas de interés. La desconcentración de la distribución de renta del trabajo dependerá de varias tendencias, como: la continuad de las exportaciones hacia Asia, expansión de la demanda doméstica y mayores inversiones en educación e infraestructura.

La economía brasileña registró en 2004 su mayor expansión en los últimos 10 años, con un crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB) del 4,9 por ciento. Sin embargo el Banco Central de Brasil estima que para este año el crecimiento económico sólo alcanzará un 3 por ciento y 3,5 por ciento para el 2006. Según el Banco Mundial el PIB brasileño sumó 631.256 millones de dólares en 2004, lo que lo colocó como la economía número 14 del mundo y la segunda de la región detrás de México.

La economía de Brasil, es considerada por encima de Chile como la única economía desarrollada de América Latina, según el estudio realizado por el Banco Mundial (BM) en Junio del 2008 y publicado en Notas Financieras, el BM emitió un reporte sobre las estrategias acertadas de 13 economías que durante 25 años, (obviamente se incluyó Brasil en la lista) han logrado mantener un crecimiento económico sostenido, en este trabajo, las economías fueron consideradas casos de éxito, al haber crecido 7% o mas durante 25 anos seguidos. También algunos teóricos (entre ellos, Paul Romer) y diseñadores de política, están asumiendo que las estrategias seguidas por estos países deberían de ser implementadas en otros, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida y reducir los niveles de pobreza. Es decir, se puede aprender mucho a partir de estas experiencias. Como es señalado en el informe, "Un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), es evidencia de que una sociedad ha logrado trabajar colectivamente. A medida que una sociedad crece, esta llega a estar organizada firmemente, y el tejido es mas denso, los recursos están mejor asignados, las técnicas son dominadas y entonces se avanza”.

Para Brasil, la región Latinoamericana es su apoyo y también su limitante; sin embargo, las economías latinoamericanas y las asiáticas fueron las que mejor deempeño económico presentaron al cierre del 2010, según el reporte del World Economic Outlook del Fondo Monetario Internacional y reportes de los institutos de estadísticas de cada país. En América, el Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil y Argentina registró un crecimiento de 7.5% cada uno. De ahí el que se le considere economía de éxito.

-Estabilidad: control de la inflación y déficit presupuestal

Desde 1993, el efecto Samba y la crisis del 96’ el panorama económico brasileño se fue deteriorando fuertemente a medida que la crisis rusa en 1998 intensificaba las turbulencias financieras en los mercados internacionales.

El Plan Real, fue diseñado para la estabilización de la economía, se basaba fundamentalmente en la política cambiara adoptada por el Banco Central Brasileño, se desgasto políticamente intentando intervenir el estado en el mercado financiero domestico con el fin de defender la moneda nacional.

Durante la ola de temor causada por el llamado efecto Tequila, y el huracán financiero que se desató a partir de la crisis de las economías asiáticas, la defensa del real se asemejaba más a la heroica protección de la moneda brasilera contra las sucesivas crisis externas del sistema financiero mundial, que a una falla evidente en la concepción misma del modelo cambiario brasilero; que se mantenía intocada a pesar de la carencia de una política fiscal adecuada que le diera credibilidad a mediano y largo plazo.

Se produjeron entonces una serie de medidas de política monetaria para intentar detener la fuga de capital masiva, para esto existieron tasas de interés reales elevadísimas, mas del 30% anual, con lo que la ya elevada deuda interna brasilera se incremento aun más. Ante un creciente y peligroso déficit fiscal, que llegó a más de un 7% del PIB en 1998, el presidente Fernando Enrique Cardoso no tuvo alternativa distinta a la elaboración de un programa fiscal rigurosísimo, que incluía cortes muy duros en el Presupuesto de la Federación y el aumento de la carga impositiva nacional.

Finalmente según lo publicado por Matt Moffett para el periódico Reforma en su artículo Brasil se fortalece con la inversión extranjera, los empleados de la casa de la moneda estaban entre los miles de brasileños sorprendidos con un Fernando Henrique Cardoso convertido en el enemigo público 01 de la inflación.

Los operarios de las imprentas del Tesoro brasileño estaban convencidos de que la nueva divisa de Cardoso, el real, iba a tener una gloria tan efímera como las cinco monedas anteriores que, en menos de diez anos, había tenido el país. Estaban equivocados. Hoy sus carteras están repletas mientras la inflación se desacelera por primera vez en varios anos.

Pocos podrían haber previsto que Cardoso -un sociólogo de izquierda que gusta de las palabras rebuscadas- dirigiría la economía más díscola de América Latina hacia su periodo de mayor estabilidad en un cuarto de siglo.

La inflación -que ascendía a un inconcebible 7.000% anual a mediados de 1994, cuando Cardoso era ministro de Finanzas- ha caído tan abruptamente que en la actualidad las tiendas se traban en guerras de precios.

Aunque el capital huye de varios países latinoamericanos, Brasil ha amasado un record de reservas de casi US$50.000 millones. Armados con una moneda fuerte, en varias ciudades de todo el mundo los turistas brasileños se han convertido en los extranjeros más gastadores.

Lo mas extraño del éxito brasileño es que ocurre bajo Cardoso, un líder titubeante que solo ha renunciado en parte a la panacea izquierdista que presento como autor y editor de 20 libros durante las décadas del 60 y el 70. En un caótico primer ano en la Presidencia, Cardoso y su equipo pifiaron una devaluación, se equivocaron en una confrontación comercial en la región y estuvieron a punto de perder miles de millones de dólares en un rescate bancario desacertado.

La creación de empleo en el mercado laboral durante la primera década de 2000 derivó en una mayor inserción social, disminuyó los índices de pobreza y elevó el bienestar. La dinámica y el desarrollo del mercado de trabajo en éste período son distintos a los observados en décadas anteriores. Posteriormente se sintetizan los principales resultados entre 2002 y

2008.

El número de personas ocupadas en Brasil creció a una tasa media del 2,6 por 100 al año, entre los años 2003 y 2006, llegando a alcanzar un ritmo de crecimiento superior, del 2,8 por 100 al año, el doble de la tasa media de la década de 1990, que fue del 1,4 por 100 al año10. El empleo en el mercado de trabajo formal aumentó en este periodo y revirtió la tendencia sucedida desde 1980, que dio lugar al aumento de las relaciones de empleo informales11. Según la Pnad, entre 2002 y 2008, fueron creados 12,63 millones de puestos de trabajo, registrándose el 67,8 por 100 en el empleo asalariado con registro –empleo formal. En el mercado de trabajo formal, entre 2002 y 2008, la generación media de puestos de trabajo fue de 1,226 mil ocupados, mientras que entre 2001 y 2002 la media correspondiente fue de 261,1 mil empleos por año, casi cinco veces menos. Al final de 2008, los empleados formales representaban el 35,4 por 100 del total de ocupados o, en términos absolutos, 31,7 millones de trabajadores.

El período de prosperidad de la economía mundial en la década de 2000 creó

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