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Cuento- De Siempre.


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2013  •  460 Palabras (2 Páginas)  •  188 Visitas

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De Siempre

1 Fue el día en el que “La carcacha”, la tienda de papi, cerró. Recuerdo que era Abril. Iba decidido a 2 ahogar mis penas, los cuernos y a aferrarme a alguna mujer. Escogí la mesa redonda, justo en el centro 3 para llamar la atención. Estiré mis brazos intentando tapar el maldito tatuaje que se escapaba de la 4 manga, por si alguna chica se acercaba. Pasaban las horas, los mareos, pasaban los tragos y la única 5 mujer que me daba atención era aquella mesera. Recordé a Paola y empezé a llorar, cabizbajo, sin 6 esperanzas y como todo un actor de Hollywood me dejé caer. Con todo y eso, sólo lograba retener a 7 aquella mesera, quién me atendía mejor que de lo normal. En medio de mi angustia anesteciada, ella se 8 acercó y me habló con un tono que me asustó, de tal manera que al levantarme, sin querer, mi puño 9 aterrizó en su nariz. La borrachera se fue, la acogí entre mis brazos para socorrerla y la observé por 10 primera vez, por alguna razón dejó de ser una simple mesera para mi. Mi vista se nubló y sólo veía su 11 silueta y sus labios repitiéndome “Perdón, señorita, Perdón”, “No se preocupe” le dije con voz de 12 zombie. Me preguntó que cuál era mi nombre, le dije que Paula y su asombro fue tanto que me asustó. 13 Le mostré el tatuaje que me había hecho a los 19 años y que creía un error, no sólo por el reemplazo de 14 la letra “O” por la “U”, sino, por aquél nombre desconocido tatuado en mi piel y que en ese momento 15 había encontrado su sentido. ¿Quién no se espantaría con tanta casualidad? Huí el resto de la noche, 16 evadiéndolo e ignorando aquella sensación eufórica que recorría todo mi cuerpo y que después de ahí 17 nunca dejé de sentir. Esa misma noche mientras limpiaba, encontré en aquella mesa, una tarjeta de un 18 lugar llamado “La carcacha” el destino me obligó a buscarlo. Al otro día, fuí a recoger unas cosas en la 19 tienda y la ví ahí, husmeando en las vitrinas, husmeando por mi. La abrazé y luego no la pude soltar 20 más. Así que cuando encuentres a el amor de tu vida, hija mía, sabrás al instante que fue predestinado.

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