Discurso Oratoria Octavio Paz

OCTAVIO PAZ, EL HOMBRE SIN FRONTERAS

“Oye los pasos del tiempo /Inventor de lugares sin peso ni sitio,
Oye la lluvia correr por la terraza,/ La noche ya es más noche en la arboleda,
En los follajes ha anidado el rayo,/Vago jardín a la deriva.
Entra, tu sombra cubre esta página.”

Respetable jurado, maestros, compañeros, compañeras y público en general. Me presento esta mañana ante ustedes para invitarles a que atendamos estas palabras del poeta, a que juntos, entremos a un universo construido por las páginas de uno de los autores más importantes de las letras hispanas: Octavio Paz.

 Nacido en la ciudad de México, el 31 de octubre de 1914, época de la Revolución Mexicana. Nieto del escritor Ireneo Paz, por lo tanto los intereses literarios de Paz se  manifiestan de manera precoz, y publica sus trabajos en diversas revistas literarias.

Estudió, además, en las Facultades de Leyes y Filosofía y Letras de la Universidad Nacional. Desde muy joven, para  él  la literatura fue un medio para indagar los mecanismos del mundo, no para reproducirlos, sino para transformarlos.

Según el escritor mexicano Ruy Sánchez, Octavio Paz no tuvo una mirada, tuvo una visión del mundo, y eso hace que nuestro autor hable de cosas que están pasando y pasarán. Lo fundamental en Paz, según este crítico, es que a diferencia del historiador, que habla de las cosas que fueron, “el poeta habla de las cosas que fueron, de las que podrían ser y de las que deberían ser." 

Ensayista, poeta, narrador, dramaturgo, publicista, editor, traductor, gestor cultural y diplomático, Octavio Paz recibió varios premios literarios, siendo sin embargo, su máximo galardón el Premio Nobel, mismo que recibiera para el año de 1990.

La vida y la obra de Paz fueron y son motivo de atención y crítica.

En sus primeros años, sus libros fueron alabados en forma casi unánime. En contraste, para otros autores la obra de su madurez es la que lo define como gran poeta y ensayista.

Sus primero libros de poesía son Luna Silvestre, publicado en 1933, en donde ya están presentes el lirismo y el erotismo que serán una constante en su obra, y  además encontramos la obra ¡No pasarán!, publicada en el año de 1936, poesía comprometida con la causa de la guerra Civil española.

 Pero no será hasta el año de 1950, al publicarse El laberinto de la Soledad, cuando este autor alcanza la fama y reconocimiento nacional, iniciando su ascenso al ámbito internacional. En dicha obra el autor reflexiona en torno a la Identidad y el Ser del mexicano, mediante la búsqueda de una filosofía mexicana auténtica.

“La  soledad es el fondo último de la condición humana. El hombre es el único ser que se siente solo y el único que es búsqueda del otro”, señala Octavio Paz en una de las páginas de este su ensayo más representativo.

Con una herencia de ensayos del mismo tipo, Octavio Paz traza su libro sobre el folklore mexicano, lo coloquial, lo popular y las palabras, todo esto teniendo a la soledad como eje rector. Para Paz, el mexicano tiene una tendencia a los extremos. Aquí es prudente preguntarse si la soledad es también un extremo, y si es verdad que “el mexicano siempre está lejos, lejos del mundo y de los demás. Lejos, también, de sí mismo”

En efecto, México fue la gran preocupación del Nobel, según lo señala el historiador y amigo del poeta, Enrique Krauze.  Sin embargo, las grandes características de sus ensayos y de su obra poética, son la indagación del erotismo, así como la muerte, el sentido de la historia. Para él el amor se encuentra al borde de la noche, una noche infinita y vacía, en la que sin embargo, los cuerpos se ligan y se deshacen, en un espacio, donde nada perdura, ni siquiera su cuerpo, pues la muerte le llega en 1998.

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