EL IMPERIALISMO ECOLÓGICO

EL IMPERIALISMO ECOLÓGICO. EL INTERMINABLE SAQUEO DE LA NATURALEZA Y DE LOS PAÍSES DEL SUR DEL MUNDO

En el texto revisado “El Imperialismo Ecológico. El interminable Saqueo de la Naturaleza y de los Países del Sur del Mundo”, se puede apreciar los siguientes aspectos:

Primero, se evidencia que el autor trata de explicar que el saqueo sistemático del capitalismo hacia la naturaleza se oculta detrás de un discurso aparentemente ecológico, que lo que en realidad esconde son los intereses de las multinacionales, como es, el de acaparar los bienes comunes, ello, mediante el simpático pero engañoso argumento de una economía verde, que el planeta Tierra no tolera más porque sólo acelera la depredación de recursos, destrucción de la biodiversidad y degradación del ambiente, en fin, la destrucción del ecosistema y la biodiversidad. Igualmente, la mayoría de sus habitantes ya no soportan más el grado de explotación e injusticia al que están sometidos.

Un segundo aspecto que en el texto que se analiza se aprecia, es que el imperialismo ecológico es desarrollado progresivamente, en facetas y con características propias entre las que se considera como una primera fase, la apropiación o robo fraudulento de los conocimientos ancestrales de nuestros pueblos del sur por parte de las multinacionales y como una segunda fase, el traslado de los desechos sólidos a los países del sur; es así como en los países del norte se concentra el gran desarrollo productivo y la capacidad de consumo desenfrenado, los cuales trasladan toneladas de material altamente tóxico a los países del sur, a los países pobres, como una manera de deshacerse de ese material en su territorio, sin importarle las consecuencias nefastas que esto genera en la naturaleza y en los seres humanos expuestos a esos desechos.

Esta dualidad lleva al ecologista Barry Componer a considerar que el planeta se divide en dos:

Los países del norte, que son los consumidores hasta hartarse, los del desarrollo productivo, los opulentos.

Los países del sur, que son los pobres, los receptores de todos los desechos y de la destrucción que realizan los del norte, sufriendo los riesgos ambientales generados por la creación de esta riqueza en el norte.

Un tercer aspecto a considerar, es que los países del norte no reconocen ni reconocerán la deuda ecológica que han contraído con el constante saqueo a los bienes económicos de los países del sur, no reconocen que la explotación de bienes comunes, de los recursos, producen costos sociales y ambientales.

Finalmente, el imperialismo económico ha causado las condiciones ambientales que se están presenciando en toda la extensión del planeta, no como se ha hecho creer o se ha querido atribuir a causas naturales, a la sobrepoblación. Realmente, es consecuencia

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