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EL ROMANTICISMO EN EL PIO DE LA PLATA


Enviado por   •  25 de Octubre de 2013  •  2.793 Palabras (12 Páginas)  •  343 Visitas

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EL ROMANTICISMO

En 1837, a dos años de haber accedido Rosas por segunda vez al poder, su victoria parecía como un hecho irreversible. En ese momento, un grupo de jóvenes provenientes de las elites ilustradas de Buenos Aires y del interior se proclamó destinado a tomar el relevo de la clase política que había guiado al país desde la independencia hasta la organización unitaria de 1824 y 1827.

Frente a ese gripo unitario, desarticulado por el fracaso de la política que llevó a la renuncia de Rivadavia, la “la nueva generación” no representó, respeto del viejo grupo unitario, diferencia de extracción social.

Entre sus representantes más brillantes se encuentra Esteban Echeverría (1805- 1851), Juan Bautista Alberdi (1810- 1884), Vicente Fidel López (1815- 1903), Juan María Gutiérrez (1809- 1878), José Mármol (1807- 1882) y Domingo Faustino Sarmiento (1811- 1888).

Ejercieron su acción desde dos agrupaciones: el Salón Literario, inaugurado 1837 en la librería de Marcos Sastre, cuyo cierre fue ordenado por Rosas a los cuatro meses de su creación, y la Asociación de Mayo, fundada por Juan Bautista Alberdi en 1846 en la ciudad de Montevideo y cuyo origen se encuentra en la Asociación de la Joven Generación Argentina, sociedad secreta fundada por Echeverría en 1838.

El hecho de haberse formado intelectualmente durante la etapa revolucionaria, dado que la mayoría de los integrantes de esta generación había nacido entre 1805 y 1821, constituyó un importante factor de identidad grupal entre sus integrantes. Se habían educado en las instituciones laicas creadas durante el periodo rivadaviano (Colegio de Ciencias Morales y Universidad de Buenos Aires). Esto condujo a la formación de la primera elite intelectual nacional, independiente de todo lazo formal con el catolicismo.

Otro hecho que confirió homogeneidad al grupo fue sentirse portadores de un pensamiento revolucionario, asociado a la sensibilidad romántica, como así también de su concepción de la nación y de la identidad nacional como producto del proceso revolucionario. Para los jóvenes de la nueva generación se tornaba imperativo completar y concretar el proceso transformador iniciado en la Revolución, dotándolo de un pensamiento propio. Había, en consecuencia, que constituir una nueva sociedad para el cual era necesario concebir nuevas formas de convivencia y de acción. La tarea interpretativa de descubrir el sentido de la nacionalidad, como condición previa a todo planteo político, dadas las características del medio local, adquirió en la obra del grupo un lugar central y dio cabida a un profundo análisis de la realidad social y material del país. Este análisis de la realidad nacional se centró en las causas económicas y sociales que en el país habían dado como resultado el triunfo de Rosas. Para los hombres de 37, los males de su país se reducían principalmente a tres: la tierra, la tradición española y los grupos étnicos locales. Solo la transformación previa de estos factores conduciría al triunfo del progreso; por eso, de su análisis surge también una serie de soluciones para enfrentar los problemas planteados.

Para la nueva generación, el primer mal de la Argentina era la tierra, “el desierto”, de donde surgía el espíritu de la montonera, la banda armada que seguía al caudillo, lo elevaba al poder y condicionaba el destino político del país.

La mejor manera de erradicarlo era desarrollar las comunicaciones, poblar las vastas extensiones del territorio nacional y multiplicar los centros urbanos. La solución se centraba en el fomento de inmigración, solución que quedo inmortalizada en la famosa frase de Alberdi “gobernar es poblar”.

La función otorgada a la inmigración también estaba orientada, para los integrantes de la Generación del 37, al cumplir un lugar de importancia en lo concerniente a la transformación social, en la medida que los grupos étnicos de la Argentina (gauchos, aborígenes, mestizos y españoles) fueron considerados incapaces de impulsar un verdadero desarrollo industrial. De esta manera, la introducción de inmigrantes anglosajones fue proclamada la mejor forma para remediar esa realidad y con posibilidades de proclamar la modificación de los hábitos y costumbres tradicionales.

La herencia colonial también fue señalada por los jóvenes del 37 como orto factor de atraso para el desarrollo del país. Esta herencia, mantenida con vigor por las mazas rurales y los grupos conservadores, había conducido –según ellos- a la tiranía rosista, verdadera tradición al espíritu revolucionario.

De esta manera, el retorno a los ideales de la Revolución de Mayo no suponía solamente una vuelta a la única autoridad nacional considerada legitima sino que también constituyo un objetivo ideológico: la idea de que los errores de las generaciones previas podían ser borrados, y una nueva Argentina podía surgir de las ruinas del gobierno de Rosas, así como Mayo había sacudido el yugo colonial.

En el marco de las disputas entre unitarios y federales, no tomaron partido ni por los unos ni por los otros, no obstante sentir una mayor simpatía hacia los primeros. De los unitarios, rechazaron los medios con que habían querido imponer sus ideas y su imitación ciega de las costumbres europeas; de los federales, la continuación de las formas coloniales de la vida, el localismo y la posición a organizar constitucionalmente el país.

En consecuencia, se mostraron partidarios de una forma mixta de gobierno que n pusiera en peligro la unidad del país. Todos tuvieron de acuerdo en la necesidad de lograr la organización política de la nación. Para que esta se hiciese efectiva, era necesario dotarla de una Constitución, un Parlamento y un sistema político en el cual actuasen partidos políticos ilustrados. El ideario de la Generación del37 alcanza su consagración en 1853, año en que la sanción de la Constitución dio inicio a la organización política nacional.

Bibliografía de los principales exponentes

Juan Bautista Alberdi

Político, jurisconsulto y escritor argentino (Tucumán, 1810- Francia, 184). Residió desde muy joven en Buenos Aires, ciudad donde desarrolló una importante actividad política, cultural y social. Participó en la Fundación del Salón literario y la Asociación de Mayo junto a Esteban Echeverría. Fundó el periódico La Moda y compuso algunas piezas musicales.

Fue autor de numerosos trabajos que incluyen el ensayo, la crítica literaria, la polémica, etc., de los que además de las Bass, podemos mencionar Las palabras de la ausente, El voto en América, El crimen de la Guerra, Sistema económico y rentista de la Confederación Argentina, Preliminar al estudio del

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