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Economia.

marlonyaelTesis15 de Marzo de 2013

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Definitivamente la actividad profesional de enseñar, ya no es solamente un asunto relacionado con paradigmas pedagógicos, corrientes psicológicas o métodos y técnicas para desarrollar contenidos académicos. La posición que abrigaba una serie de principios axiológicos proyectados en la misión o mística de servicio del profesor formado en las aulas normalistas o del catedrático universitario reproductor de modelos, se ha ido transformando y ajustando a las exigencias de las diferentes etapas en este revolucionado mundo contemporáneo.

El dominio de una o varias asignaturas ha dejado de ser el principal valor para considerar competente a un enseñante, esto le representaría actualmente circunscribir su participación a un limitado escenario llamado salón de clases y por lo tanto, la reducida visión de su propio potencial, así como el de sus estudiantes, colegas e institución en la que presta sus servicios, ya sea ésta, pública o privada.

Reconocer e identificar las aportaciones de Piaget, Vigotsky, Brunner, Bandura y otros teóricos de la educación, considerados ejes centrales de los cursos de actualización o de formación docente, han pasado a considerarse como una pieza representativa del gran rompecabezas de la educación formal universitaria, ciertamente como plataforma de proyección para otros aspectos fundamentales para las nuevas tendencias en el nivel superior, producto del mundo globalizado y sus diversos contextos, los cuales conducen hacia elevar los estándares de calidad, educativa y de vida, la participación colectiva, actuación competitiva, establecimiento y logro de metas retadoras, además de hacer del proceso educativo un servicio redituable para todos los actores involucrados en él. Tal como lo consideran Leyva López y Cárdenas Almagro (2002: 82), “tanto el aspecto de consumo como el de inversión de la educación, rinden utilidad en el presente y en el futuro, por lo que las dos contribuyen a la corriente descontada de utilidad disfrutada por el sujeto económico”.

Es en este sentido, que la economía tiene actualmente un fuerte impacto hacia el interior de los procesos de enseñar y aprender, el mismo que se traduce en la asignación e implementación de presupuestos, en los estímulos para el desempeño de los docentes, en becas y apoyos para estudiantes, en servicios adicionales de orientación, adquisición de recursos técnicos y materiales, de igual manera, fortalecimiento y desarrollo de infraestructura.

“Para las Instituciones de Educación Superior (IES) ser percibidas por la sociedad bajo un concepto modernista, innovador en su modelo académico enmarcado en el desarrollo tecnológico, constituye uno de sus principales propósitos, de tal manera, interpretados con base a la proyección que les asegure una matrícula constante, ya que esto significaría la posibilidad de mejor asignación de recursos, porque si como sociedad y como docentes se percibe que los beneficios de la educación son especialmente duraderos” (et. al Leyva López y Cárdenas Almagro, 2002 p. 82)

Conceptos como planeación estratégica, convencional o situacional; sustentabilidad, entendida como la preservación del medio ambiente natural, de la cual tienen que hacerse consideraciones tanto académicas como jurídicas; generación y gestión del conocimiento o de la información, basados en la investigación; emplear, como bien económico que retroalimenta las funciones de las IES, permean los espacios en los cuales el docente de esta primera década del siglo XXI tiene el compromiso de participar.

Podemos ver que la preocupación porque la economía del país se desarrolle de manera optima, se refleja en los distintos acuerdos que el gobierno federal propone para la educación y su repercusión en la sociedad, como lo demuestra este fragmento del Programa Sectorial de Educación que comprende el periodo de 2007 al 2012.

“Una educación relevante y pertinente que promueva el desarrollo sustentable, la productividad y el empleo. Para lograrlo, es necesaria la actualización e integración de planes y programas de educación media superior y superior; el desarrollo de más y mejores opciones terminales que estén vinculadas con los mercados de trabajo y permitan que los estudiantes adquieran mayor experiencia y sean competitivos; el impulso de la investigación para el desarrollo humanístico, científico y tecnológico; el replanteamiento del servicio social, así como la creación de un ambicioso programa de educación para la vida y el trabajo”.

Mostrando, la preocupación, la ocupación y las distintas alternativas que de acuerdo con sus fundamentos, se consideran elementales, para que la economía del país funcione con los principios regidos en un mundo completamente globalizado, pero además, consciente de las necesidades primordiales como nación desde una perspectiva más interna.

Provocando en los inmersos en la educación un compromiso de trabajo y de calidad, por encima de los estándares establecidos hasta antes de la emisión de este programa, por ello, la parte correspondiente a los docentes será, el contribuir de la mejor manera, para que los alumnos y la sociedad misma reciban los componentes necesarios para el movimiento dinámico de los distintos componentes de la economía, los cuales ayudaran a un crecimiento sustentable en todos los ámbitos, generando un crecimiento paulatino del país en los distintos rubros que de él se desprenden.

Es por esto que, podemos establecer una ruptura en los enfoques tradicionales encaminada hacia una nueva visión.

Así pues, toda ruptura supone un momento incómodo, el cual implica la toma de decisiones, obligadas o no, que pueden provocar transformaciones radicales en la forma de pensar y de actuar, renunciando a esquemas mentales, estructuras conceptuales y claro está, inclusive a creencias e ideologías arraigadas en nuestra cotidianeidad. De la misma manera que las tecnologías de la información, el campo de la genética, de los estudios multiculturales las cuales están en constante cambio, la economía sufre modificaciones en su teoría y práctica, ya que no puede ser estática ante los desafíos del mundo convulsionado y difícil de interpretar en el que ahora vivimos.

Quienes se dedican a la docencia, pueden percibir que se desarrollan profesionalmente en uno de los campos quizás menos afectados por la crisis económica vigente, sobre todo en el sector público, ya que el desempleo en éste ha sido mínimo en comparación con otros como lo son: el industrial, el comercial, la administración pública o los servicios profesionales independientes. Aunque no se puede pasar por alto que este hecho ha impactado hacia el interior de las IES como consecuencia de la falta de trabajo en muchos padres de familia, quienes bajo esta difícil condición, se replantean el término económico de la educación, al pasar de “ser una inversión a un consumo, transformar la concepción colectiva a la perspectiva individual” (Cruz Valverde. 1979 : 2) ante la reducción de sus ingresos.

Incorporar la terminología propia de la teoría económica aplicada a situaciones que el docente vive en el aula, supone una etapa de crecimiento, de superación del mencionado comportamiento ritualista de aceptar o condescender ante las exigencias externas que impactan, en muchas ocasiones de manera involuntaria, en el propio desempeño del profesor.

Para quienes no son expertos en economía como es el caso de la gran mayoría de los docentes, pero que sin embargo, en las conversaciones informales de pasillos, de la sala de maestros o reuniones de carácter social, hacen suyos ciertos temas de actualidad relacionados con esta disciplina, será importante identificar las más recientes ideas para transmitirlas eficientemente a colegas y estudiantes desde una posición como individuo enterado, que no se conforma tan sólo con criticar las políticas económicas del sector público o de la administración privada de los centros escolares, sino que a través del análisis de la información o conocimiento sustentado, está en condiciones de proponer ajustes y nuevas estructuras a modelos que pudieran ser considerados caducos, ya sea en su totalidad o en ciertos aspectos de los principios económicos fundamentales.

La interpretación económica del entorno, será para el docente entonces, una tarea de reconocer que no solamente su práctica pedagógica, se concentra en visualizar a la educación como una inversión la cual tarde o temprano tendrá un rendimiento, de acuerdo con las aportaciones realizadas durante diferentes periodos de su propia formación y/o actualización, sino que también, la economía actualmente en esencia, conduce a la toma de decisiones ante la escasez o limitación de los recursos, su análisis contribuye a decidir también, en qué momentos se requiere hacer los mencionados ajustes, para definitivamente ser más competitivo y ser revalorado en el mercado profesional, al hacer de su actividad laboral un servicio más rentable.

Los

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